Esta es la historia de una pareja de tortolitos que aprovechó un fin de semana largo (como el que se viene ahora) para empezar a ver una serie. Pasaron horas y horas viendo Orange is the new black, mientras hacían pausas sólo para ir al baño. De hecho, las horas se terminaron transformando en días y llegaron al lunes con tres temporadas encima, además de unas ojeras un poco más pronunciadas.
Estuvieron toda la semana hablando de los conflictos raciales y amorosos dentro del recinto penal de Litchfield. Y era todo risas hasta que ocurrió lo que más se temía: él vio el primer capítulo de la cuarta temporada solo, porque no se pudo aguantar. Cuando ella se enteró, no lo podía creer. Sentía que había sido engañada de la manera más vil posible y no sabía qué hacer. Era como si una daga de congelada infidelidad hubiese atravesado su corazón, quedándose ahí hasta el fin de los tiempos.
Al final vio el capítulo ese sola y después siguieron con la serie como antes. Después de todo, no era para tanto, ¿o sí? Chan, chan chan…
Resulta que una investigación le atribuye una gran responsabilidad a la acción de ver series en pareja, sobre todo cuando se hace de manera maratónica, como la historia que acabamos de contar. El estudio se llama Lets stay home and watch TV: The benefits of shared media use for close relationships (Quedémonos en casa y veamos TV: Los beneficios de compartir contenidos para las relaciones cercanas) y fue publicado en la Revista de Relaciones Personales y Sociales, de Estados Unidos.
Su principal conclusión es que hacer este tipo de actividades junto a tu media naranja puede ayudar a tener una mejor relación. Aunque no es necesario que se trate exclusivamente de series: puede ser un libro, películas, programas de televisión, etc.
Algunos podrán decir: “Pfff. Claro que va a mejorar la relación si pasan más tiempo juntos”. Pues bien, misteriosos son los caminos de la vida y resulta que estar más horas juntos no es lo que mejoraría tu relación, sino que el compensar una carencia que algunas parejas poseen: la falta de un círculo social en común.
No todos los novios pertenecen al mismo grupo de amigos y es que simplemente a veces no se puede. Ya sea por diferencias personales, de tiempo, espacio o auras (?), se vuelve difícil poder compartir un círculo social similar con tu pareja y para ayudar con esto ¡están las series!
La investigación consta de dos estudios: en el primero entrevistaron a 259 estudiantes universitarios. Ahí, se les pidió que calificaran qué tan cercanos eran ellos y su pareja al mismo círculo social. Además, tuvieron que determinar la cantidad de tiempo que pasan juntos, los contenidos que comparten y qué tan cercanos son en general.
En el segundo estudio, se le asignó de manera aleatoria a 128 participantes la misión de contar cuántos amigos en común tienen con su pareja y cuántos no. Además, tuvieron que calificar cuántas ganas tenían de compartir contenido con su media naranja, así como qué tan comprometidos y cercanos se sentían con ella.
Al final, la investigación arrojó que entre a quienes les gustaba ver series, películas etc., los que tenían menos amigos en común con su pareja demostraron un mayor interés por compartir ese tipo de contenidos con ella, a diferencia de aquellos que tenían más amigos en común.
Asimismo, la falta de amigos en común hizo que la mayoría tuviera más ganas de sentarse en un sillón y ver televisión con su pareja, aunque eso no significaba que no quisieran desarrollar (en mayor medida) actividades de otro tipo, como salir a comer. Además, todo esto también incidió en que la falta de amigos en común y el interés por compartir contenidos, se tradujo en un mayor sentimiento de cercanía y apego. Awww.
Una de las conclusiones del estudio, es que crear un apego hacia los personajes ficticios de los contenidos que comparten las parejas, hace que tengan más temas de qué hablar y compensen la falta de conversaciones que podrían llegar a tener por la ausencia de un círculo social común.