¿Has imaginado que eres un experto ciclista y que saltas rampas que te llevan a volar por el cielo? Al menos en Vancouver, Canadá, los pedaleros podrán fantasear con esta situación, sin tener que conformarse con pasar a toda velocidad los lomos de toro.
Esto, debido a que en algunas ciclovías se instalaron pequeñas rampas con la misión de entretener a los ciclistas que transiten rumbo a sus oficinas, aprovechando también la "Semana de pedalear al trabajo".
Todo esto con la misión de promover una ciudad cada vez más ligada a las bicicletas y al mismo tiempo, alejada de los autos.
"La ciudad de Vancouver está tratando de desarrollar más ciclovías, pero tiene mucha resistencia por parte de los conductores. Pensé que el proyecto Whoopdeedoo sería una buena manera para comenzar un diálogo sobre el transporte en la ciudad. Andar en bicicleta es rápido, entretenido, fácil y saludable (y la lista continúa). Es una buena manera de movilizarse para muchas personas. Quise premiar a los ciclistas con un poco de diversión", asegura Greg Papove, el diseñador encargado de este proyecto.
Tras estas rampas no sólo hay entretención, sino que también se busca velar por el futuro del transporte en la ciudad, que se plantea hacer un ciclismo "seguro, conveniente, cómodo y entretenido para personas de todas las edades y habilidades".
Según la página web, la rampa tiene un color naranjo brillante para llamar la atención tanto de los ciclistas, como de los automovilistas que transitan junto a ellas. Se incluyó una línea para asistir a los ciclistas en cómo acercarse a la rampa, aunque ésta fue diseñada para que personas de todas las edades puedan usarla (cada uno a la velocidad que quiera).
En nuestras ciudades, los ciclistas suelen tener un rol secundario y la infraestructura para ellos un carácter casi residual más que protagónico. Pese a ser el medio de transporte más eficiente de todos, es el único que no cuenta con una zona especialmente dedicada en todas las calles y avenidas. Para qué hablar de los cruces de autopistas, que realizan a través de precarias pasarelas con aspecto de jaula. No es así en todos lados.
Este elegante círculo flotante es un puente que permite a los ciclistas de Eindhoven, Holanda, cruzar una carretera de manera segura desde sus cuatro esquinas. Según sus creadores, no sólo provee un impecable diseño al paisaje, sino que envía un fuerte mensaje sobre la importancia de las bicicletas para esa sociedad, pues se encuentra situado a la entrada de la ciudad y forma parte de una eficiente red de ciclovías.
En gran medida, la infraestructura determina el uso de los espacios públicos y envía una señal a sus habitantes. Por eso, estos ejemplos van más allá de lo práctico y lo estético, y entran en el terreno simbólico, de lo que como sociedad queremos construir.