Ésta es, claramente, una leche que Jorge Valdivia no recomendaría ni en sus pesadillas, ¡pero tranquilos! Les aseguramos que no es literalmente leche, ni tampoco hablamos de cualquier cucaracha.
Se trata de la Diploptera punctata, un particular tipo de cucaracha que habita en Asia y Oceanía, y que produce lo que científicos llaman “el super alimento del futuro”. Decimos particular, porque la Diploptera punctata es una de las pocas cucarachas vivíparas, es decir, sus crías nacen vivas y no en huevos como en la mayoría de su especie.
Aún más llamativa es su habilidad de alimentar a sus embriones mediante un líquido rico en nutrientes. Y he aquí el quid de la cuestión.
Por décadas los científicos han sabido que este líquido es la bomba en términos nutritivos. Ya en 1977, un estudio indicaba que las larvas de la Diploptera contenían 60 veces más proteína que un huevo recién puesto, y todo debido a la super leche de la cucaracha madre. Pero claro, salvo el pelado de Bizarre Foods, nadie va por la vida comiendo larvas de bichos exóticos.
El importante logro reciente, hecho por investigadores del Instituto inStem de Bangalore, India, tiene que ver con proteínas de esta leche, que se hallaron en forma de cristales dentro de los embriones no-natos de la Diploptera, y su codificación genética.
Estos cristales altamente calóricos son, en cantidades equivalentes, hasta 3 veces más nutritivos que la leche de vaca, observaron los científicos, quienes hicieron el descubrimiento gracias a avances en técnicas de micro-cristalografía.
“Los cristales son como una comida completa – tienen proteínas, grasas, azúcares… Si miras las secuencias (de ADN) de las proteínas, tienen todos los aminoácidos esenciales”, dice Sanchari Banerjee, uno de los investigadores.
El descubrimiento cobra especial relevancia en el panorama mundial a futuro, donde cada vez más personas necesitarán alimentarse con menos y menos comida (porque la superficie cultivable es limitada y morir joven ya no es tan cool como antes).
Alimentos altamente nutritivos o “super alimentos” sustentables, como estos cristales, podrían ser un suplemento importante para evitar hambrunas y mantener a la humanidad con guatitas llenas y corazones contentos. Eso sí, por el momento nadie tendrá que tragar cristales de cucarachas.
Los investigadores aún no saben si la leche de cucaracha es tóxica para el humano en altas concentraciones aunque, ya con la estructura de su ADN en el bolsillo, es cosa de tiempo antes de que puedan sintetizarla en laboratorios y comenzar con las pruebas necesarias.
¿A qué saben los cristales? El Washington Post reporta que uno de los investigadores debió comer uno al perder una apuesta, y declaró que “no saben a nada especial”. ¿A pollo, entonces?
Si hay alguien obsesionado con comer bichos, esa es la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En 2013, la FAO publicó un extenso documento donde se analizaban los atractivos de comer bichos y la relevancia que podría adquirir a futuro por las razones antes mencionadas.
Los insectos son muy eficientes en convertir comida en nutrientes, proveyendo de una alta concentración de proteínas, grasas saludables, hierro, calcio y zinc a quien se atreva a comerlos. También, salvo especies muy exóticas, son fáciles y baratos de criar, además de ser menos flatulentos que el ganado, especialmente el bovino, lo que significa quitarle un gran cacho a la señora Capa de Ozono.
Por otro lado, comer insectos es, en realidad, una costumbre ya establecida en muchas zonas del planeta. Cerca de 2 mil millones de personas ya consumen unas 1.900 especies de bichos, estima la organización.
Aunque tener “mini-ganados” de insectos todavía parece algo lejano, sobre todo para el mundo occidental, avances como los logrados por los investigadores indios y las limitaciones de la actual forma de alimentarnos, podrían girar las mesas y más pronto de lo que pensamos.