El pasado 15 de julio, un sector del Ejército de Turquía intentó un Golpe de Estado contra el gobierno, afirmando en un comunicado que se buscaba "restaurar la democracia" y garantizar el "respeto a los derechos humanos”, aduciendo que el actual gobierno se estaba volviendo autoritario. Entre los puntos estratégicos que se tomaron, estaban los puentes que conectan la parte asiática y europea del país, el aeropuerto internacional de Estambul y la Estación de Televisión Estatal. Los militares insurrectos trataron de capturar, vivo o muerto, al Presidente de Turquía (Recep Tayyip Erdogan), que se encontraba de vacaciones.

En Ankara (la capital) y en Estambul (la ciudad más grande), hubo diversos enfrentamientos entre policías, militares y los ciudadanos que salieron en masa a la calle a defender al gobierno, incluyendo un bombardeo al parlamento, hechos que dejaron un amargo saldo de 250 muertos y más de mil heridos.

Marcando un nuevo episodio de violencia en la historia contemporánea de Turquía, la cual ha estado marcada por una permanentemente tensión entre su tradición islámica y la modernidad occidental, y entre una lógica autoritaria y la democratización, la cual de tanto en tanto pareciera salir a flote, muchas veces de manera violenta. 

Durante el golpe de Estado el Prsidente de Turquía, llama a resistir la militar mediante una entrevista vía Facetime

Militares turcos y su rol laico

Antes de que Abu Bakr al-Baghdadi fundara su “Califato” en los territorios que actualmente controla el Estado Islámico en Siria e Irak, el Imperio Otomano, se consideraba a sí mismo como el único “Califato”. Era defensor del Islam y sus lugares sagrados, resistiéndose a aceptar la introducción de principios y valores provenientes de occidente, tales como la separación iglesia - Estado y la legalidad democrática, que a comienzos del siglo XX ganaban fuerza en todo el mundo.

A comienzos del siglo XX el Imperio Otomano controlaba los territorios de la actual Turquía,el Líbano, Siria, Irak, (partes de) Arabia Saudita y Palestina

Todo esto llego a su fin cuando en 1923, tras la derrota otomana en la Primera Guerra Mundial, un grupo de jóvenes generales turcos liderados por Mustafá Kemal Ataturk, llevaron adelante un golpe de Estado en donde se derrocó al último de los sultanes y se fundó la República de Turquía, introduciendo una estricta separación entre la religión y el Estado. Esto, con el propósito de modernizar al país y acercarlo a las costumbres y valores occidentales.

Por otro lado, desde la llegada al poder de Ataturk y sus hombres, se instauró al ejército como la institución responsable de defender la constitución y el secularismo de la nueva Turquía. Tras su muerte los mandos militares dejaron la primera línea de la política, pero se mantuvieron vigilantes antes cualquier quebramiento del orden constitucional y la paz social en el país.

Islamistas en el gobierno

Esto no fue solamente teórico. En 1960 derrocaron y ejecutaron al Primer Ministro Adnan Menderes, acusándolo de violar la constitución; en 1970 forzaron de manera no violenta al gobierno para que dimitiera; y en 1980 dieron un golpe como respuesta a la crisis económica y política que se estaba viviendo. Por último, cuando en 1997 ganó por primera vez una fuerza política islamista las elecciones (Partido del Bienestar), las Fuerzas Armadas hicieron un intenso lobby para sacarlo del gobierno, consiguiendo que al año siguiente, los tribunales les prohibieran, acusándolos de "actividades contra la República laica".

A pesar de esos esfuerzos, el ejército no pudo evitar el acenso del islamismo en Turquía y en 2002 ganaron las elecciones el islamista moderado Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco). Con la llegada de su candidato Recep Tayyip Erdogan a la jefatura del gobierno en 2003, se han aprobado una serie de leyes que han buscado reducir el rol político de los militares, al mismo tiempo que se han levantado ciertas restricciones al uso público de símbolos religiosos, como el velo, en las universidades y otros recintos gubernamentales.

Antes de ser Primer Ministro y Presidente, Erdogan fue el alcalde de Estambul(1994-1998).

Desde aquella derrota que las FF.AA no han dejado de perder poder, al mismo tiempo que el ahora Presidente Erdogan y el AKP lo han ganado, al punto que actualmente no han escondido su aspiración de modificar la Constitución para implantar un régimen Presidencialista en Turquía.Cuatro años después, fue uno de los mayores conflictos entre el AKP y las FF.AA, pues la cúpula del Ejercito intentó vetar la designación de un histórico líder (Abdulá Gül) del AKP como Presidente. Erdogan los enfrentó y convocó a elecciones anticipadas, logrando instalar a Gül como Presidente, y arrinconando al Ejercito en los cuarteles .

Fue probablemente esta combinación entre disminución del laicismo y la pérdida de poder, la que llevo a un sector del Ejército a levantarse en armas y enfrentarse directamente al gobierno de Erdogan.

Occidente mira con preocupación

Siguiendo las aspiraciones occidentales de la Turquía de Ataturk, el país ha buscado desde comienzos de la década de los 60 su adhesión a la Unión Europea (UE), hasta ahora sin éxito.

Entre las múltiples exigencias de Bruselas a Ankara para poder ingresar al bloque europeo, se encuentra el respeto al el estado de derecho, a los DD.HH. y a las libertades civiles.

Sin embargo, en los últimos años el gobierno de Erdogan y el AKP se ha caracterizado por la supresión de la libertad de expresión mediante la intervención de medios de comunicación y encarcelado a periodistas, al mismo tiempo que se intensifican las acciones militares contra las guerrillas kurdas.

Eso no impidió que Europa intensificara sus lazos de cooperación con el país e incluso, el pasado marzo alcanzaron un pacto migratorio que permite retornar a Turquía los migrantes que arriben a las islas griegas turcas. A cambio de aquello, los ciudadanos turcos gozaría prontamente de una exención de visado para viajar a los países miembros de la UE, acercando un paso más cerca a Turquía al bloque europeo. Pero el asunto se complicó.

Por su ubicación geográfica, Turquía es considerara un puente entre occidente y Medio Oriente

Tras el intento de golpe del 15 de julio, el gobierno ha establecido el Estado de Emergencia temporal, y ha llevado adelante una masiva persecución contra los supuestos responsables. Esto ha significado la detención de más de 60 mil personas, entre militares, policías, funcionarios públicos y jueces, la cual ha sido cuestionada por la oposición política y el bloque europeo.

El gobierno turco, acusa derechamente al clérigo moderado Fethullah Gülen, de ser el cerebro detrás del golpe, quien vive auto exiliado en EE.UU. Su cofradía maneja numerosos medios de comunicación y centros educativos en Turquía y sus seguidores en el aparato público y las fuerzas de orden han sido el principal blanco de los arrestos. Las autoridades turcas están pidiendo actualmente su extradición a Washington.

Estas críticas se multiplicaron cuando Erdogan sugirió restablecer la pena de muerte, algo que contradice la Declaración Europea de DD.HH. Y según han advertido líderes europeos como la canciller de Alemania, Angela Merkel, “ningún país que autorice la pena de muerte puede ser miembro de la UE”.

Por otro lado, la inestabilidad política de Turquía preocupa a Europa y EE.UU, pues el país cumple un rol geopolítico de gran relevancia, al ser el único miembro del mundo Islámico en la mayor alianza militar de seguridad global del planeta, la OTAN, y al pertenecer a la coalición internacional que combate al Estado Islámico en Siria e Irak.

¿Crees que hay otro motivo que dio origen al intento de golpe? ¿Debería occidente preocuparse por la situación actual de Turquía?