Deja la leche, come más verduras, haz deporte. Son algunas de las nociones clásicas que tenemos sobre el ser saludable. Ahora, si nos ponemos sofisticados, entra a jugar la chía, el yoga, el kale y otro tipo de ingredientes de vida. Pero, ¿ayudar a los demás también es bueno para nuestra salud?
Sí, varios estudios han descubierto sus beneficios. Para nadie era un secreto que ayudar a otros es muy importante para construir una sociedad mejor y más justa, desde hacer voluntariado, hasta ir a dejar a tu hermano chico a la casa del amigo, lo que sí es novedoso es que esas buenas acciones no solamente aportan a los demás, sino que tienen consecuencias positivas en tu cuerpo, a nivel neurológico y físico. Pasa a ver.
Estrés y depresión están asociadas y son enfermedades cada vez más comunes en nuestros días que podrían verse disminuidas gracias a un poco de solidaridad. Un estudio realizado por Tristen Inagaki (Ph.D de la Universidad de Pittsburgh) y Naomi Eisenberger (Ph.D de la Universidad de California, Los Ángeles), dio luces sobre las ventajas que tendría el ayudar en el cerebro humano.
Luego de tomar varias imágenes por resonancia magnética funcionales (IRMf), las investigadoras se pudieron percatar de que las personas que entregaban ayuda, recibieron mayores beneficios, a nivel neurológico, que aquellas que la recibieron. El rubio Leonardo Farkas, en este caso, sería un beneficiado total de las maravillas que tiene entregar ayuda a otros.
Esto se dio cuando se enfrentaron a problemas matemáticos. Quienes ayudaron al resto, redujeron sus índices de estrés en su actividad cerebral. Al contrario, los participantes que recibieron la ayuda, registraron mayor actividad mental asociada al estrés. Las áreas especificas que se activaron, en la mente de los sujetos estudiados en general, fueron aquellas que tenían relación con la reducción del estrés, con el cariño y con el sistema de recompensas.
Y hay más evidencia. El profesor de la Santa Clara University, Thomas Plante, realizó una investigación, sobre los jóvenes estudiantes que participaban de actividades de ayuda, en el transcurso de sus vacaciones. Lo impresionante fue que él, junto a su equipo, se pudieron percatar que estos estudiantes aumentaron sus niveles de resistencia al estrés, luego de haber compartido con personas más pobres y necesitadas. También estos jóvenes aumentaron sus niveles de compasión, empatía, y solidaridad en sus relaciones sociales.
Otros estudios, como el realizado por la Doctora Suzanne Richards (Universidad de Exeter), que demuestran que el bienestar general de las personas y su satisfacción con la vida, aumentan al ayudar a otros, por ejemplo realizando trabajos voluntarios. También se descubrió que las tasas de depresión de las personas, que entregan parte de su tiempo en ayudar a otros, disminuyeron enormemente.
No solo los adultos pueden percibir las consecuencias positivas de ayudar a otros. El voluntariado, por ejemplo, también ejerce su poder para personas de la tercera edad. Voluntarios mayores de 50 años tienen mucho menor probabilidad de sufrir problemas de alta presión arterial, situación que puede desarrollar enfermedades coronarias, infartos cerebrales y muerte prematura, según indicó un estudio realizado por la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh (Estados Unidos).
Los niños no son la excepción tampoco, ya que incluso pequeños que aún no han llegado a los dos años de edad, se muestran más felices dando regalos a otras personas, más que recibiéndolos ellos mismos. Son las conclusiones de un estudio realizado por la profesora Lara Aknin, de la Universidad de British Columbia. Incluso, cuando son mayores, los niños parecen ser incluso más felices cuando entregan cosas, que les son propias, a otras personas.
¿Cuántas horas de ayuda se requieren para llegar a tener un buen estado de salud? “No hay un número mágico, podrían ser 75 horas o 125”, comenta Elizabeth Lightfoot, PhD. y profesora de la Universidad de Minnesota. “Lo importante es que lo hagas regularmente”.
Así es que ya sabes, lo único cierto es que si quieres tener una mente y un cuerpo saludable, ponte a ayudar.
No, no, calma, calma. Deténganse aquí los críticos de la filantropía y la solidaridad. Es cierto, a menudo se cuestiona si las personas ayudan realmente por el bien del otro, o más bien por la sensación agradable que les deja el ser solidarios. Con todos los beneficios recién presentados, esta motivación individualista podría aumentar aún más.
Puede que sí y puede que no. ¿Ustedes se esforzarían por ayudar a otros solamente porque reduciría su estrés? ¿O más bien lo harían por asistir al otro y sería bueno tener por añadidura beneficios para nuestra salud?
Lo cierto es que ninguna ayuda es dañina y como es escasa, siempre se necesita. Por lo que, independiente de que la motivación inicial sea a beneficio personal (idealmente no), las consecuencias de un acto solidario serán de todas maneras positivas. Es probable que aquellos que comienzan con una motivación individual, acaben actuando con altruismo, pues dar ese paso va a generar también un compromiso social con quienes lo necesitan.