Colombia, guerrilla, mujeres, ciudad, violencia
Imagen: Rodrigo Avilés

Así es la ciudad colombiana construida y manejada por mujeres que huyeron de la violencia

Se trata de La Ciudad las Mujeres, un pueblo construido a mano por la Liga de Mujeres Desplazadas de Colombia, quienes arrancando de la violencia armada y de los abusos sexuales, decidieron levantar cerca de 100 casas para vivir en paz junto a sus hijos, bajo sus propias normas.

Por Macarena Fernández | 2016-05-30 | 07:00
Tags | Colombia, guerrilla, mujeres, ciudad, violencia

El conflicto armado interno de Colombia que lleva más de 50 años y que consiste en la confrontación entre guerrillas de izquierda, paramilitares de derecha, carteles de narcotráfico y fuerzas del Estado; ha dejado más de 220.000 muertos y más de seis millones de personas desplazadas. De éstas, más del 56% son mujeres.

El desplazamiento es en su mayoría femenino, una medida extrema sin duda, ya que al hacerlo deben renunciar a sus hogares, ciudades natales, cultivos, animales, trabajos, redes de apoyo y a todo tipo de beneficios otorgados por el Estado, y vivir sin políticas públicas.

Pero, ¿por qué deciden arrancar igual entonces?. Porque la realidad es insostenible. La violencia es extrema y a diario mueren cientos de personas y otras cientos de mujeres son abusadas sexualmente. Arrancan entonces para salvarse, para arrancar de la violencia y para proteger a sus hijos y darles una mejor vida, aunque sea al margen de la sociedad.

Esta es la realidad de la Liga de Mujeres Desplazadas (LMD), organización conformada por mujeres colombianas jefas de hogar, quienes se han visto forzadas a desplazarse, dejar sus ciudades y hogares por culpa de la violencia, y hoy luchan por restablecer sus derechos y garantías fundamentales, que el Estado no les está proveyendo.

Dentro de la LMD existen varios programas que buscan potenciar a las mujeres desplazadas y a las comunidades receptoras, a través de intervenciones comunitarias que fomentan el conocimiento de los Derechos de las Mujeres (económicos, sociales, culturales, sexuales y reproductivos) para empoderarlas y para fomentarles a que luchen y exijan sus derechos y se les reconozca además como refugiadas.

La ciudad construida y manejada por mujeres jefas de hogar

Dentro de la LMD surgió una iniciativa única en el mundo: la Ciudad de las Mujeres. Que corresponde a un pueblito con cerca de 100 casas de distintos colores, todas construidas por mujeres desplazadas, con sus propias manos.

Cada una de ellas cuenta con una historia desgarradora marcada por asesinatos, violaciones, desapariciones y todo tipo de abusos; y provienen de lugares como Antioquia, Bolívar, La Guajira, Chocó y otros pueblos de Colombia afectados por el conflicto armado. Lo dejaron todo para llegar a Cartagena y levantar con sus manos un hogar en paz.

Las casas son de ladrillo, la urbanización se llama La Bonanza y se ubica en el municipio de Turbaco, a 20 kilómetros al sur de Cartagena de Indias. Las viviendas están construidas en callecitas estrechas, rodeadas de árboles, y son el mayor orgullo de estas mujeres.

¿Cómo consiguieron formar su propio pueblo? Nada fue fácil. Las mujeres cuentan que fue "gracias a un ángel que se les apareció en el camino". Se trata de la abogada feminista Patricia Guerrero, directora de la LMD quien recorría los barrios marginales de Cartagena, donde llegaban a diario decenas de familias, arrancando de la violencia, pero viviendo en las condiciones más inhumanas e insalubres.

Ella decidió reunir a las mujeres y empoderarlas. Consiguieron dinero para comprar el terreno gracias a la cooperación de Estados Unidos, y una vez que contaron con una constructora dispuesta a realizar la obra, exigieron que fuesen las propias mujeres las que construyeran sus casas y sus propios ladrillos. Así, podrían costear un poco con mano de obra, además de hacerlas verdaderamente propias.

"La doctora Patricia nos rescató realmente. Nos hizo ver que la guerra y el Estado nos había vulnerado nuestros derechos y que esos derechos debíamos recuperarlos y hacerlos valer. Gracias a ella, además, podemos contar lo que nos pasó y hemos tenido una atención psicosocial”, dice a El País, a Eidanis, una de las mujeres de la ciudad en nombre de todas.

Durante un período, las casi 100 mujeres se capacitaron en talleres de albañilería, construcción, nivelación de terrenos, etc; y luego, en un período de tres meses, lograron levantar las 98 casas de 78 metros cuadrados, con dos dormitorios, sala, cocina, baño y patio; y construir las calles, plantar los árboles y formar así la Ciudad de Las Mujeres que tanto deseaban.

Los niños crecen en un ambiente donde se promueve la igualdad de género

Si bien se llama Ciudad de Las Mujeres, porque fue fundada por madres y abuelas; hoy, sus hijos e hijas ya han crecido y todos forman parte de la comunidad.

Las niñas crecen en un ambiente en el que se valoran y promueven los derechos de la mujer y están educadas para continuar luchando por el trabajo iniciado por sus madres y abuelas; y por otra parte los niños que crecen aquí, también desarrollan una perspectiva de mundo más equilibrada, acostumbrados a ver a sus madres y abuelas como las jefas del hogar.

Otro valor importante que se rescata en la ciudad, es el respeto a la diversidad. A este lugar llegaron mujeres de distintas razas y culturas. Construyeron un centro multifuncional comunitario donde tienen una panadería, un comedor comunitario, una sala para reuniones constantes que permitan establecer las normas de convivencia, y también un jardín infantil para los niños de las familias.

La idea de vivir juntas había sido antes muy meditada. “Éramos mujeres que procedíamos de diferentes partes del país, con diferentes culturas. Aquí hay mujeres afrodescendientes, mestizas e indígenas. De alguna manera, la 'Ciudad de las Mujeres' representaba un reasentamiento poblacional. Hicimos normas de convivencia sobre cómo queríamos vivir. El sueño era tener un lugar donde todas pudiéramos estar tranquilas, trabajando y resistiendo”, dice Luvis Cárdenas, otra líder de la ciudadela.

Si bien tampoco ha sido fácil esta nueva vida, ya que han sufrido ataques, como el incendio del centro comunitario y amenazas de los paramilitares; la vida es mucho más tranquila y digna. Les ha costado armar negocios estables y están en eso: intentando afirmarse y sacar adelante a la pequeña ciudad, además de exigir sus derechos y de conseguir respuestas y reparos a las denuncias que han presentado por desplazamiento, violaciones y abusos sexuales, asesinatos, etc.

“Queremos demostrar que organizadas sí se puede y que organizadas es más difícil desintegrarnos. Es un ejemplo de lo que somos capaces de hacer en este país por la construcción de una paz verdadera. Las mujeres de La Liga somos un paradigma de empoderamiento y trabajo en equipo, un testimonio de la importancia que tiene el trabajo con mujeres para garantizar la restauración de los derechos de la inmensa población desplazada en Colombia”, señala Luvis Cárdenas a El País.

¿Crees que es una buena solución la que encontraron estas mujeres?

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Comentarios
Mauricio López | 2016-05-30 | 14:12
1
Pienso que cualquier iniciativa que busque la paz es más que bienvenida, sobre todo en aquellos lugares donde aun domina la violencia entre pares.
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