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Imagen: César Mejías

Esta píldora podría curar los efectos de la radiación

Un equipo de científicos descubrió cómo eliminar los contaminantes que genera la radiación nuclear en el cuerpo y actualmente están convirtiéndolo en una píldora.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2016-04-27 | 17:00
Tags | radiación, radioactividad, Hiroshima, Nagasaki, Chernóbil, Fukushima, energía nuclear, cáncer
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La energía nuclear es tan eficiente como dañina, algo que Hiroshima, Nagasaki, Chernóbil y Fukushima recuerdan vívidamente. Cuando se usa mal o se sale de control, el desastre es grave.

Vómitos, diarreas, quemaduras, caída del cabello son las secuelas más leves que se manifiestan al principio de una exposición radioactiva, pero dependiendo de la intensidad de ésta, puede afectar nuestro cuerpo hasta provocar la muerte. Una de las consecuencias más visibles son las malformaciones de los niños nacidos de madres expuestas a la radiación, pero otra mucha más masiva es el cáncer, debido a la ruptura de los enlaces moleculares en el ADN. Al repararse estas rupturas, se pueden generar mutaciones en el material genético, que alteran el funcionamiento de las células, pudiendo desembocar en una proliferación descontrolada, al punto de generar tumores y cánceres.

El poder de la radioactividad es tal, que incluso en Chernóbil alimentos como la leche permanecen contaminados hasta el día de hoy, 30 años después del desastre. Hoy, con el desarrollo y proliferación de la energía nuclear, seguimos expuestos potencialmente a este tipo de accidentes.

¿Se puede revertir el daño de la radiación en un cuerpo que ya se ha expuesto a dosis peligrosas de ella? Hasta el momento, la respuesta era "no", pero eso parece estar a punto de cambiar.

"Secuestrando" la radiación

Es que, por primera vez, la ciencia encontró un modo de eliminar los contaminantes radioactivos del cuerpo y ahora queda transformarlo en una píldora comercializable.

Actualmente, hay varios tratamientos para aliviar los síntomas y consecuencias de la exposición a la radiación, como aislar a las personas de la fuente radioactiva, realizar transfusiones de sangre e intervenciones quirúrgicas (trasplante de médula), administrar antibióticos para enfrentar deficiencias en el sistema inmune, antieméticos para enfrentar las náuseas, etc., pero se trata sólo de medidas paliativas, atacando las consecuencias de las exposición radiactiva, pero sin enfrentar el problema de fondo. Una vez que la radiación ya está en el cuerpo, puede ser muy difícil lograr que salga.

Por eso la químico Rebecca Abergel y su equipo en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley (California) han trabajado durante 30 años buscando quebrar este destino, hasta que lograron dar con una solución.

Para entender cómo lo hicieron, primero hay que saber que en un accidente o ataque nuclear, el cuerpo humano puede sufrir contaminación interna por actínidos, elementos radiactivos como el plutonio, uranio y curio, que fácilmente se encierran en nuestros huesos y órganos, emitiendo radiación por décadas en nuestro organismo.

Para enfrentar este tipo de contaminación interna, los científicos crearon moléculas llamadas quelantes (o secuestrantes) que se unen a los actínidos y así forman complejos estables grandes, que son mucho más fáciles de eliminar por parte de nuestro organismo.

Los quelantes son moléculas de origen natural capaces de formar enlaces múltiples en un solo ion metálico y se han usado durante muchos años para tratar el envenenamiento por metales pesados, como arsénico y plomo. La gracia del quelante síntético que hicieron Abergel y su equipo, es que se une a los actínidos, pero sin afectar a otros metales necesarios para nuestro cuerpo, como el zinc o el hierro.

Basándose en una investigación que se inició en la década de 1950, este equipo estuvo décadas probando diferentes estructuras, hasta que dieron con una que eliminó el 80% de la contaminación de plutonio en los ratones de laboratorio, en dos días y con una sola dosis.

Del laboratorio a la píldora

Los científicos de Berkley, ya probaron la seguridad y efectividad de los quelantes en cultivos decélulas humanas y animales, y ya cuentan con la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) para realizar un ensayo clínico en seres humanos.

Con esto, se pretende establecer la seguridad de los quelantes e identificar cualquier efecto secundario, para luego convertir esto en un tratamiento de píldoras. Abergel prefiere una pastilla a una inyección:

"Si hay una gran cantidad de víctimas donde millones de personas están contaminadas, no quieres estar manejando agujas", dice. "Las píldoras son fáciles de distribuir y pueden ser fácilmente hechas polvo y mezclarse en algo como el yogur para niños o personas de edad avanzada".

Según informan en TED, gran parte de lo que queda por hacer es afinar los detalles de cómo administrar esta píldora: cuándo aplicar el tratamiento, con qué frecuencia, cuándo finalizarlo y sus usos para personas que están expuestas a menores cantidades de radioactividad, como científicos, trabajadores de plantas de energía nuclear y mineros de uranio.

En materia de seguridad nuclear y salud pública, este descubrimiento supone un avance considerable, especialmente si tenemos en cuenta el creciente uso de la energía nuclear a nivel mundial y la constante amenaza de los incidentes nucleares.

El equipo también se encuentra experimentando con quelantes sintetizados para tratar el cáncer, pero esto ya requiere de mucho más tiempo de investigación. La idea es unir el complejo de actínido-quelante a otra molécula, tal como un anticuerpo, que pueda reconocer la célula del cáncer y unirse a ella. Para minimizar el daño a las células sanas, se utilizarían actínidos que se descomponen y salen del cuerpo rápidamente.

DIFERENCIA CON LAS PÍLDORAS DE YODURO DE POTASIO 

Estas nuevo tratamiento no tiene nada que ver con las píldoras de yoduro de potasio (KI), que se han utilizado para contrarrestar los efectos de la radiación en la tiroides y que gobiernos como el de Japón, han aplicado como plan de emergencia. ¿Cómo funcionan estas últimas? 
Ante un evento nuclear o radiológico se libera en el aire yodo radiactivo, uno de los isótopos que resultan de los procesos de fisión nuclear. Cuando éste entra al organismo humano, la tiroides lo absorbe al igual que el yodo estable, lo que puede derivar en cáncer. El yoduro de potasio actúa evitando que la glándula absorba el yodo radiactivo, protegiendo contra el cáncer de tiroides, pero no contra otras posibles formas de cáncer que causa la exposición a la radiación. Además, no se recomienda que los adultos de más de 40 años lo consuman.

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Comentarios
Andres Mardones | 2016-04-28 | 21:38
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Radaway en la vida real jajaja #fallout
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