Hay quienes dejan de comer carne por salud o por gusto, pero la mayoría lo hace por un tema ético de no estar de acuerdo con la matanza masiva de animales; tendencia o estilo de vida que cada día cuenta con más adeptos en el mundo entero, partiendo por Morrissey, ex integrante de The Smiths, quien recorre el mundo con su música denunciando el maltrato animal e intentando generar conciencia.
Y es que es sabido que la industria alimenticia mundial se han denunciado con frecuencia malas prácticas, nuestro país incluído, ya sea por las condiciones en que viven los animales, el maltrato en su manipulación o por el modo en que son sacrificados, o bien por el modo en que se procesa la carne una vez obtenida. Lo anterior, sin contar el problema ambiental que significa la producción de alimentos cárnicos que, hoy sabemos, es una de las principales fuentes de gases invernadero en el planeta (¡Sí! Tú plato de carne contamina más que tu auto). Todo lo anterior, si bien no son prácticas transversales a la industria, siembran al menos una sombra de duda sobre el modo en que estamos obteniendo nuestros alimentos y nos hace desear que hubiese una mejor manera.
Aunque algunos han optado por dejar el consumo de carne por completo, también es sabido que la carne tiene nutrientes únicos y que es necesario ingerirlos, por lo que quienes deciden dejarla, deben sustituir estos beneficios por alimentos alternativos, sacrificio que no todos (de hecho, muy pocos) están dispuestos a hacer.
En esto se basó el equipo científico liderado por Uma Valeti, cardiólogo y director de la empresa Memphis Meats, quien tras un largo y meticuloso estudio, logró cultivar en laboratorio carne real desarrollada a partir de células animales, la que puede ser consumida en un período de entre 9 y 21 días.
“Yo crecí en una familia carnívora. Y desde muy pequeño que empecé a pensar el por qué comemos carne de la forma en que lo hacemos”, expresó Valeti en entrevista con The Huffington Post, refiriéndose a la matanza masiva de animales.
Valeti cuenta que para el desarrollo de este tipo de carne, toman unas células madre identificadas de un determinado animal (pollo, cerdo, vacuno, etc), que son capaces de regenerarse por sí mismas.
Luego, a estas células se les proporciona oxígeno y nutrientes como azúcares y minerales, para que se multipliquen, logrando que sea idéntica a nivel molecular y celular, es decir, exactamente igual a la carne que todos conocemos.
“La producción de carne convencional es ineficiente. Se necesitan 23 calorías de alimento para producir una caloría de carne de vacuno. Nosotros hemos reducido esa proporción de 3 a 1, lo que es mucho más económico y sostenible. Además, la carne cultivada en el laboratorio consume 90% menos de agua y tierra, y un 50% menos de energía. La población y la demanda de carne mundial están creciendo rápidamente, y nosotros estamos seguros de que la industria de la carne no será capaz de sostenerse con los métodos convencionales”, comentó Valeti a los medios.
Como si no fuera poco que se pueda comer carne de verdad sin matar animales, esta novedosa carne cultivada no conlleva algunos efectos secundarios para la salud, como la contaminación bacteriana, grasas altamente saturadas o efectos medioambientales producto de la crianza masiva de animales; aunque el desarrollo está en etapas demasiado tempranas como para hacer comparaciones definitivas.
El grupo de la empresa Memphis Meats tiene en cuenta el desarrollo de carne de res, cerdo y pollo, pues estos alimentos son de mayor consumo y de mayor impacto ambiental sobre la salud, y ya cuentan con inversionistas quienes son muy optimistas al respecto, anunciando que para el año 2021 o incluso antes, ya podría estar a disposición del público este producto, el que además promete ser más barato, ya que estos cultivos son incluso más baratos que la crianza misma de animales.
En primera instancia se podrá aplicar la iniciativa en Estados Unidosy más adelante India y China serían los lugares que la gente podrá comer este tipo de carne, y Valeti asegura que el objetivo es estar en los restaurantes dentro de tres años y a la venta en supermercados dentro de menos de cinco años, posicionándola como la carne del futuro.