Hoy es un día especial, es 29 de febrero y por eso este año es bisiesto. Cada cuatro años este mes tiene un día más de lo común, pero aún así no llega a los 30 que sus hermanos tienen. ¿Por qué este arreglín tan curioso?
La cíclica tarea de este exclusivo día extra es mantener "en orden" del calendario anual según las estaciones. Lo que pasa es que la Tierra no se demora exactamente 365 días en completar su paseo alrededor del Sol, sino que 365,242189. ¡Ay, decimales!
Entonces, para poder sincronizar el año solar con el cronológico, cada 4 años (casi siempre), el año pasa a tener 366 días en vez de 365 y así el inicio del verano, por ejemplo, puede ser siempre el 21 de diciembre. Sin este día extra, cada 12 años los calendarios se desfasarían 3 días. ¿Sería entonces la famosa película "12 años de esclavitud, menos tres días no trabajados"?
En todo caso, esa no es toda la historia. En el Wall Street Journal aseguran que, si bien uno de los objetivos fue realinear las estaciones del año, la principal razón fue religiosa. La Iglesia Católica quiso que calzara correctamente la fecha de Pascua, fijada el primer domingo luego de la primera luna llena después del equinoccio vernal (otoño en el hemisferio Sur, primavera en el Norte).
Suena algo confuso, pero según se explica, cuando el concilio de Nicea estableció el cálculo de la fecha de la Pascua de Resurrección (325 d.C.), se creía que este equinoccio era fijo el 21 de marzo. Pero con el paso del tiempo, ya en el siglo XVI, el desfase había desplazado las fiestas de semana santa hacia el verano. Y eso no tenía sentido, ya que Jesús había muerto en primavera, según la Biblia. Por eso el arreglo del año bisiesto buscó mantener alrededor del 21 de marzo la fecha de este equinoccio.
Esperen, ¿pero por qué llegamos a este calendario?
Podríamos tener 20 meses al año y ponerle nombres cool o titularlos con nuestros artistas más consagrados del mundo, o tener solamente cuatro, uno por cada estación y simplificarnos la vida. ¿Quién inventó eso de los 12 meses, con alternación de días?
Todo tiene que ver con nuestro lugar en el universo, el Sol y la Luna. Antes de que entendiéramos realmente cómo se mueve nuestro planeta, los antiguos miraban al cielo y fijaban un recorrido solar, donde el año era el tiempo que transcurría hasta que el astro "regresaba" a su posición inicial. Esto consideraba la importancia de las estaciones.
También las antiguas civilizaciones observaban los ciclos lunares, donde la Luna tardaba 28 días para volver a estar llena. En base a ambos ciclos se crearon los calendarios lunisolares, que combinaban ambas medidas y así se definió una división que permitiera coincidir de cierta manera los ciclos lunares (de unos 28 días) con el solar (365 días).
A los romanos no solo les gustaron las pirámides egipcias, también les gustó su organización, así que tomaron como base su calendario, para arreglar el suyo. El imperio egipcio tenía un calendario solar dividido en 12 meses de 30 días y al final de cada año agregaban 5 días extra para completar el año solar.
Los romanos al principio tenían solo 10 meses al año y le habían agregado dos más al final, enero y febrero, ya que el año comenzaba en marzo. Con su repartición no llegaban a los 365 días, así que para estar al estilo egipcio, agregaron los faltantes a cada mes, alternando con 30 y 31. Febrero, por ser el último, se quedó con uno menos (29). Primer fracaso para el pequeño.
Fue Julio César quien armó esa nueva estructura, bueno, en realidad se la encargó a Sosígenes de Alejandría, y en 46. a.C. quedó establecido el calendario para gran parte del mundo europeo- occidental. Pero había que compensar el desfase de días que se generaba, esto hizo que el año 46 a.C. fuera más largo de la historia, con 445 días de duración, para ordenar el asunto e iniciar nuevamente de cero. Se le llamó "año juliano" o el "año de la confusión". Después se hizo cargo del desfase que tenía el calendario egipcio con el año bisiesto, haciendo que febrero pasase de 29 a 30 días cada cuatro años.
Esperen, ¿y por qué febrero hoy tiene otro día menos? Se cuenta que más tarde, el emperador César Augusto quiso tener su propio mes, ya que Julio César honraba su nombre con el mes de Julio (antiguo Quintilus). Y claro, no quería ni un día menos, por lo que así renombró al mes siguiente como agosto y le asignó un día más, para que quedara igual a julio, con sus 31 días. ¿Qué pasó después? Febrero, por ser el último, se quedó con otro día menos. Segundo fail.
Este calendario juliano consideraba que el año estaba constituido por 365,25 días, mientras que la cifra correcta es de 365,242189, más de 11 minutos de diferencia que acumulaba nuevos errores. Esto fue descubierto en 1582 y el papa Gregorio XIII estableció un nuevo calendario, en base a la siguiente regla:
Un año es bisiesto (tiene un día más) si es divisible por 4, excepto el último de cada siglo (aquel divisible por 100), salvo que éste último sea divisible por 400.
Esta restricción elimina como bisiestos a tres de cada cuatro años finiseculares, es decir, cada cierto tiempo no hay año bisiesto. Extraña, pero funciona, y hoy es el "calendario gregoriano" el que usamos en casi todo el mundo. Como fue adoptado bastante más tarde en algunos lugares, pasaron cosas curiosas como las que señala Datos Freak:
* El equipo ruso de tiro con rifle llegó 12 días tarde a los Juegos Olímpicos de Londres 1908, porque usaban el calendario juliano, mientras el resto del mundo hace mucho que empleaba el calendario gregoriano.
* La reforma, precisa y científica, fue adoptada inmediatamente por España, Italia y Portugal. Inglaterra no la adoptó hasta 1752, cuando el error era ya de 11 días. Por eso Shakespeare y Cervantes murieron la misma fecha nominal, pero no el mismo día.
Muchos autores lo atribuyen al origen bíblico: Dios creó el universo en seis días y el séptimo se tomo un break.
Otros difieren, defendiendo que varios siglos antes de Cristo, en el mundo romano (que obviamente no leían la Biblia hebrea) ya se usaba, pues lo habrían tomado de los mesopotámicos, que se basaron en los planetas que podían observar desde la Tierra, en total cinco, e incluyeron al Sol y la Luna.
Según las matemáticas, una de cada 1.469 personas nace en el mundo este día y el 2012 en Chile, nacieron 625 niños en 29 de febrero. Y bien, no pasa nada.
Tan sólo habrá que celebrarle a los pequeños el cumpleaños un 28 o el 1 de marzo y ya. O si quieren, los celebrados podrán jactarse de que tienen un cuarto de años que el resto de sus contemporáneos (sí, claro).
Luis Acevedo, director nacional del Registro Civil, explica que las personas que nacen en esta fecha no pueden ser inscritas como nacidas otro día, por la simple razón de que es la clínica u hospital el que extiende un comprobante que acredita el parto. Supersticiosos, no lo intenten.
Aún así, se puede jugar. El español José Manuel Ubarrechena fundó en 1996 el primer (y único) Club Mundial de los Bisiestos, que cuenta con 2.000 socios e incluso está en el Libro de Record Guinness. En Irlanda, por ejemplo, se premia con 70 libras a los bebes que tienen la suerte de nacer ese día y en la ciudad de Anthony (Texas), autoproclamada Capital Mundial del Año Bisiesto, se ofrece una gran cena gratuita de cumpleaños para los nacidos el 29 de febrero.