La lucha por mejorar los índices de educación es transversal y duradera en el mundo. Ya sea en el país más avanzado de la OCDE o en el más fanático de las empanadas y las sopaipillas en Latinoamérica, está siempre presente la dificultad de entregar el mejor sistema educacional a sus habitantes.
Y es que la clave para un modelo perfecto pareciera no existir (o al menos no ha sido descifrada). Un ejemplo de ello es que en todos los países del mundo existen alumnos que poseen un rendimiento deficiente en sus escuelas.
Sobre ese tema, el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) de la OCDE, elaboró un informe llamado Estudiantes de bajo rendimiento. Por qué se quedan atrás y cómo ayudarlos a triunfar. En este, traza unas líneas sobre las medidas que deberían ser adoptadas para ayudar a este grupo de alumnos y también destaca los grandes beneficios que la economía de un país puede rescatar de ello.
PISA define como alumnos de bajo rendimiento a aquellos que no alcanzan un nivel básico de competencia. En la prueba internacional que realiza, esto significa que el estudiante obtuvo menos de 420 puntos en matemáticas, 407 en lectura y 410 en ciencias.
Y es que tener un nivel básico de competencia es fundamental. Según la OCDE, cumplir con este significa que un estudiante puede desenvolverse de manera óptima en la sociedad, siendo capaz de desarrollar con éxito los distintos desafíos que los adultos tienen que enfrentar en algún momento.
En matemáticas, esto quiere decir que son capaces de emplear algoritmos básicos, fórmulas o procedimientos para resolver problemas que involucren números. Además, tienen la capacidad de hacer interpretaciones literales de los resultados que obtengan.
En tanto, un nivel básico de lectura permite inferir información, reconocer la idea principal de un texto, entender las asociaciones o construir un significado a partir de un texto con información que no está explícita.
Finalmente, con 410 puntos en la prueba de ciencias, los estudiantes deberían poder concluir explicaciones científicas basadas en investigaciones simples. También significa que poseen la capacidad de razonar directamente y hacer interpretaciones literales de resultados científicos, además de plantear soluciones tecnológicas a problemas básicos.
Gran impacto en la economía
Cuando un grupo grande de la población carece de habilidades básicas, el crecimiento a largo plazo de los países se ve fuertemente comprometido. Según unas estimaciones recientes del PISA, si los países implementaran hoy una serie de reformas para elevar el nivel de los estudiantes de bajo rendimiento a un estándar básico de competitividad en lectura, matemáticas y ciencias, las ganancias a largo plazo para los países de la OCDE cubrirían, si no todos, la mayoría de los gastos que destinan a educación.
En cuanto a los países de ingreso medio que también participan en la evaluación PISA, los beneficios económicos de lograr enseñar habilidades básicas a todos sus estudiantes, incidirían en un PIB ocho veces mayor al que poseen en la actualidad.
Eso sí, reducir el número de estudiantes de bajo rendimiento no es una meta sólo por su rentabilidad económica. También ayuda a mejorar el rendimiento de los sistemas de educación en general y fomenta una mayor igualdad social, sobre todo porque quienes presentan un bajo rendimiento académico, generalmente están distribuidos en familias con dificultades socioeconómicas.
Durante las últimas décadas, Albania, Chile, Alemania, Indonesia, Israel, Letonia, Perú y Polonia han presentado una mejora en el desempeño de sus estudiantes, reduciendo drásticamente su cantidad de alumnos de bajo rendimiento en lectura. Mientras que Israel, Corea del Sur, Polonia, Catar, Romania, Tailandia y Turquía han hecho lo mismo con sus alumnos que presentaban malos resultados en ciencias. En tanto, Brasil, México, Alemania, Italia, Polonia, Portugal, Túnez y Turquía lo hicieron con sus alumnos en las pruebas de matemáticas.
Frente a ese panorama, el estudio destaca la diversidad de países que mostraron grandes progresos y llama a una reflexión: todos pueden mejorar el rendimiento de sus estudiantes, si se hace a través de políticas correctas y con la voluntad de implementarlas.
La investigación destaca una serie de medidas para ayudar a los estudiantes de rendimiento deficiente. A continuación te mostramos algunas de ellas.