Es verano y a nadie le vendría mal un chapuzón en una laguna. Pero lamentablemente, no siempre se puede. Ya sea por falta de tiempo, plata o simplemente porque la más cercana te queda a cientos de kilómetros, la idea de refrescarse en estas grandes masas de agua termina transformándose en un sueño para muchos. ¡Pero tenemos buenas noticias para el mundo! Se está empezando a gestar una iniciativa que podría transformar ese sueño en realidad para los habitantes de muchas ciudades del mundo.
Es que Crystal Lagoons (empresa fundada por el chileno Fernando Fischmann) suscribió una alianza con la prestigiosa universidad Massachusetts Institute of Technology (MIT), para poder llevar el modelo de las enormes lagunas cristalinas a varios rincones del planeta y de manera pública. Así, se estaría buscando replicar el sistema que actualmente utiliza la laguna cristalina del complejo residencial San Alfonso del Mar en Algarrobo y muchos desarrollos inmobiliarios de lujo, sobre todo en Dubai, pero esta vez en zonas urbanas y con acceso libre para todos.
La razón detrás de la iniciativa es humanizar y hacer más inclusiva la vida en las grandes ciudades, ya que estas lagunas tienen un gran impacto en la calidad de vida de las personas. Y la idea surgió a raíz de un estudio de la ONG Trust For Public Parks, el que arrojó que en EE.UU. el 85% de la gente vive en ciudades y, de ese porcentaje, dos tercios no acceden a parques o espacios abiertos cercanos.
Pero, ¿cómo ayudan realmente a mejorar su entorno? Según Uri Man, CEO de Crystal Lagoons, estas lagunas “generan calidad de vida, inclusión social, esparcimiento y mayor actividad física, especialmente en ciudades congestionadas, con hacinamiento, insalubridad y alto desempleo”.
De esta manera, por ejemplo, creen que se podrían disminuir las tasas de violencia y criminalidad en las grandes ciudades: se estima que en Estados Unidos, esta supera en cuatro veces a la tasa presente en zonas rurales (y se cree que la proporción es similar en el resto del mundo).
También se podrían aprovechar áreas verdes “poco amigables” o “subutilizadas”, lo que dependerá de lo que determine el estudio de viabilidad llevado a cabo por ejecutivos del Executive MBA del MIT. Hasta el momento, se estudia la posibilidad de llevar este modelo a países como Estados Unidos, Arabia Saudita, Egipto, Tailandia, Indonesia, Singapur, Jordania y México, entre otros.
El origen de estas lagunas cristalinas se remonta al 1997. En ese entonces, Fernando Fischmann, científico y emprendedor chileno, comenzó a diseñar el proyecto inmobiliario de San Alfonso del Mar, en Algarrobo. La imponente vista hacia el océano era uno de los principales activos con los que contaría su iniciativa. Sin embargo, desde cerca, la costa no era tan agradable: el agua en el sector es muy helada y la gran cantidad de rocas hacía que bañarse en la zona estuviera prohibido.
Ahí fue cuando Fernando pensó en una enorme laguna de aguas turquesas en donde la gente pudiera bañarse, sin los riesgos que existirían unos metros más allá, en la costa. Así que comenzó a investigar la manera de llevar a cabo su idea, encontrándose con que no existía una tecnología capaz de mantener limpios cuerpos de agua tan grandes. Así que decidió crearla él... y lo logró. Hoy, esa tecnología patentada de Crystal Lagoons, le ha permitido crear lagunas de un tamaño potencialmente ilimitado, en cualquier parte del mundo, a bajos costos y sostenibles a través del tiempo.
Su innovación hizo que su proyecto en San Alfonso del Mar recibiera el premio Record Guinness en el 2007 por la piscina más grande del mundo, debido a su extensión de un kilómetro. Así también, su iniciativa transformó a San Alfonso del Mar en uno de los resorts más codiciados del hemisferio sur.
Actualmente, la compañía Crystal Lagoons está presente en alrededor de 50 países en todo el mundo, con más de 200 proyectos planeados, en desarrollo o finalizados. Tanto se ha expandido, que su oficina central queda en Ámsterdam, pero también cuenta con representación en países como Estados Unidos, los Emiratos Árabes, Tailandia, México, Brasil, España y Chile. Aunque tienen en la mira llegar incluso a China, Sudáfrica y Australia.
La sostenibilidad hídrica y energética de estas lagunas hace que la idea de masificarlas públicamente no sea tan descabellada. Esto, ya que para mantenerlas temperadas se usa agua proveniente de plantas industriales, termoeléctricas o data centers. Mientras que para enfriarlas, se utiliza una tecnología patentada por la empresa y que es amigable con el medioambiente.