Generar una sola hoja de papel es un cacho medioambiental. Para hacer la pulpa se necesita de madera, agua, químicos y una infraestructura para procesar todo lo anterior. Ahora, multiplíquenlo por los 40 kilos de papel que consume (¡pero no por la boca!) cada persona de forma anual y ya se darán cuenta de que existe un problema.
De ahí la importancia del reciclaje del papel, proceso que permite ahorrar buena parte de los productos nocivos, recursos naturales y energía que requiere crear papel, y donde Europa lleva la batuta, con sobre un 71% del total del papel usado.
Aún así, no es por andar quejándose por todo, pero el reciclaje también tiene sus problemas. Es lento porque requiere de un operación de selección, logística y de producción que puede durar semanas y de una no despreciable cantidad de químicos.
¿Les tincaría, entonces, una planta recicladora capaz de hacer todo el trabajo en segundos sin salir de la oficina? La popular marca japonesa Epson tiene la solución.
Epson presentó en la feria medioambiental Eco-Products en Tokio, el mes pasado, la PaperLab. Se trata de una planta de reciclaje de papel pequeñísima (2,5 x 1,2 x 1,8 metros), al menos para estándares de la industria, y diseñada para la oficina.
Pese a su imponente tamaño, su funcionamiento es bastante sencillo: se ingresan las hojas usadas tamaño A3 o A4, se selecciona qué tipo de papel se requiere (tamaño, color, grosor e incluso olor para tarjetas de visitas) y se espera 3 minutos a que PaperLab haga su magia.
Luego de esta breve espera, la máquina es capaz de generar, por ejemplo, 14 hojas A4 (formato de medidas ligeramente menores al tamaño carta) cada minuto. En un día laboral equivale a ¡casi 7 mil hojas recicladas! Con eso nos imaginamos que hasta el Servicio de Impuestos Internos estaría cubierto.
La avanzada tecnología que lo hace posible no ha sido explicada en detalle por Epson, por lo que es totalmente posible que se trate de duendes que hacen toda la pega.
Según lo poco publicado por la marca japonesa, el proceso se beneficia de una tecnología "seca" que requiere de muchísima menos agua de lo normal para generar la fibra a la que es reducido el papel usado.
Solo necesita una pequeña cantidad de agua "para mantener un cierto nivel de humedad dentro del sistema", publica la marca. Esto significa que posiblemente no sea necesario un suministro directo de agua, sino que existiría un tanque en el interior que debe ser llenado.
El proceso en el interior consta de tres pasos principales: transformación del papel en fibras, el componente básico de todo papel, mediante un proceso misterioso que no necesita agua y que demora sólo segundos (algunos hipotetizan un tipo de solvente reutilizable); el retejido de las fibras mediante un tipo de adhesivo que le da las propiedades escogidas por el usuario (color, olor, resistencia el fuego, etc.) y finalmente el proceso de "formado", donde se aplica presión para producir un cierto grosor, densidad y tamaño.
El proceso en sí no es nada nuevo, es básicamente lo mismo que sucede en las plantas de reciclaje, pero sí es innovador la forma en que Epson ha logrado reducirlo todo a un tamaño apto para oficinas y utilizando, además, muy poca agua, un recurso preciado.
PaperLab comenzará su producción este año, y se espera que se comercialice en Japón en algunos meses. Su valor no se ha dado a conocer, aunque nos imaginamos que incluye muchos ceros, porque mantener a tantos duendes no puede ser barato.