Por muchos años la capital de la moda, la capital de los enamorados, la capital de la buena mesa, hace poco la capital del cambio climático, París nunca se ha dejado de lucir en la pasarela mundial. La codiciada ciudad francesa hoy busca nuevos horizontes para seguir encantando a ciudadanos y visitantes: las áreas verdes.
Hace algunos años que la administración parisina está combatiendo la contaminación en la ciudad con iniciativas para disminuir el uso de automóviles, desarrollando más espacios públicos en la ribera del río Sena, proyectos que van de la mano del enfoque medioambiental actual, que persigue generar más espacios verdes. Sí, porque París quiere intervenir un 23% de su territorio para hacerlo más vegetal al 2020. ¿Cómo pretende lograrlo?
Para reverdecer la ciudad, el gobierno local se planteó seis objetivos claros, que en cuatro años permitirían contar con nuevos espacios y otros renovados que le devuelvan la vegetación a París.
1. Reducir el efecto de las islas de calor que genera el medio urbano, con sus procesos radiativos, térmicos, dinámicos e hídricos, los que modifican el clima de la ciudad. La temperatura aumenta no solo por las actividades humanas o industriales, sino también por el calor que liberan las estructuras de la ciudad. La presencia de áreas verdes ayudar a mitigar este efecto, regulando la temperatura.
2. "Naturación" de todas las nuevas edificaciones: incluir espacios en las nuevas construcciones donde se pueda plantar vegetación. Deben estar en algún área de su estructura, como por ejemplo techos o azoteas.
3. Sumar 100 hectáreas de fachadas y techos verdes en las edificaciones ya existentes, de las cuales un tercio deben ser huertos urbanos.
4. Crear 30 hectáreas de espacios públicos verdes totalmente nuevos (plazas o parques).
5. Plantar 20 mil árboles que puedan integrarse correctamente al hábitat.
6. Habilitar 200 áreas cercanas donde puedan plantarse distintas especies
El plan abarca los más variados espacios: más de 500 parques y jardines públicos, bosques, 20 cementerios arbolados, casi 90 huertos compartidos, jardines privados, alamedas y calles ajardinadas, la antigua vía ferroviaria Petite Ceinture, jardines de lluvia, integración vegetal en edificios e incluso, paradas de autobús.
París ya empezó y ha avanzado en la carrera por reverdecer sus áreas. Durante el año pasado, se destinaron 100 espacios para desarrollar la agricultura urbana, afirman en Plataforma Urbana, y desde el 2014 se llevaron a cabo 30 diferentes proyectos para reverdecer la ciudad. Algunos años antes (2012) se crearon más de 5 mil m² de zonas verdes adicionales y más de 6 mil m² de tejados de edificios públicos verdes.
El plan funciona en conjunto con el Plan Lluvia de París, que propone los tejados ajardinados y la desimpermeabilización del suelo, como soluciones para aprovechar las lluvias para regar las plantas, a la vez que se descomprime la carga sobre el sistema de evacuación y tratamiento de aguas pluviales, reduciendo además el riesgo de inundaciones.
Dentro de otras medidas que París ha tomado para volverse más verde, está la nueva "licencia para la vegetación", que permite a los ciudadanos jugar un rol más importante en el plan de acción. Si un parisino necesita un espacio verde un espacio público frente a su edificio, pero no hay interés por establecerlo, esta licencia lo autoriza a proponer un plan propio para arbolar ese espacio, contando con la ayuda del Departamento de Parques para elegir las especies adecuadas y estructurarlo.
Además, aunque gran parte de las acciones este programa son responsabilidad del gobierno local, se busca también incentivar la participación de empresas privadas, para lograr un mayor impacto en la zona urbana.
Este proyecto específico para reverdecer París, se une al Plan de Biodiversidad que lanzó la "ciudad de la luz" en 2011, para luchar por un mejor clima de la ciudad, un aire más limpio y una mayor diversidad biológica. De lograrse, en sólo 4 años más, la capital francesa verá sus rincones más verdes que en mucho tiempo, un paso para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y algo que ofrecería un escenario perfecto para su otra meta al 2020: convertirse en la capital mundial de la bicicleta.