*Esta nota fue originalmente publicada en 2015.
Acá los recordamos a diario por cosas como el amado (y chilenizado) sushi o el entretenido sudoku, pero sabemos que los japoneses son mucho más que eso y que como sociedad son un ejemplo a seguir en varios aspectos: salud, educación, organización, y varios más.
En El Definido hemos destacado ejemplos como su notable trabajo en equipo o su genialidad para reducir los robos nocturnos en las tiendas, pero los japoneses tienen mucho más para impresionar. Estas son 5 costumbres ejemplares que no estaría mal que empezáramos a imitar, para ser un poquito más civilizados.
No hablamos de un caso aislado, sino de la mayoría de los estudiantes de Japón. En la isla los alumnos están totalmente acostumbrados no solamente a barrer y trapear el piso o servir la comida, sino también a limpiar los baños.
No se trata de un ahorro en el costo del personal, esta inusual práctica es conocida como o-soji y busca que los niños y jóvenes aprendan a cuidar lo público y sean ciudadanos más conscientes, explica a la BBC el profesor Toshinori Saito.
A la hora de limpiar el colegio, los estudiantes se organizan en grupos para lavar lo que se usó en la comida, limpiar la sala, pasillos, escaleras y el baño. Todo esto es coordinado por los profesores.
"Yo también ayudé a cuidar la escuela, así como lo hicieron mis padres y abuelos, y nos sentimos felices de recibir la tarea, porque adquirimos una responsabilidad", dice Saito.
Porque cada espacio de la ciudad se puede aprovechar, en 2014 en Tokio se implementaron cinco huertos urbanos en las azoteas de grandes estaciones de metro. Tanto pasajeros como cualquier transeúnte puede subir a los techos para ver los huertos, descansar o esperar su tren en un entorno más agradable.
Sodarofarms se llama el proyecto desarrollado por la Compañía Ferroviaria del Este de Japón (JR-EAST) y por Ekipura, que también ofrece la opción de arrendar una espacio de 3 m2 de la azotea de la estación Ebisu por US$ 980 al año, cantidad por la que reciben las herramientas y la posibilidad de cultivar en la azotea.
Según explican en Plataforma Urbana, a futuro se planea no sólo habilitar huertos en techos de otras estaciones, sino también construir espacios para cultivar alrededor de ellas, formando una línea vegetal en la zona este de la ciudad.
Es la misma diferencia que hace ordenar tú solo después de una comida en tu casa o cuando todos se toman 5 minutos para ayudarte a hacerlo. Esta actitud salió a la luz por primera vez durante Copa del Mundo en Brasil 2014, cuando Japón no brilló tanto por su destreza con el balompié, como por la increíble consciencia y preocupación de sus hinchas.
El público nipón se lució en las tribunas del estadio Arena Pernambuco, cuando después de la derrota ante Costa de Marfil por 1-2, los hinchas tomaron bolsas que cada uno había llevado para recoger toda la basura que había en las tribunas. Y este no es un hecho aislado, sino una costumbre que se repitió también en el Mundial de este año.
Es normal (al menos eso esperamos), darle la pasada a un auto que necesita ponerse a la fila. En nuestras tierras, si tenemos suerte, veremos levantarse la mano del conductor en signo de agradecimiento. Bueno, en Japón existe una nueva moda para dar las gracias al automovilista generoso.
En este video de The Japan Channel se muestra como algo generalizado: encender brevemente las luces de emergencia. Aunque algunos podrían criticar el uso de estas luces, pues son precisamente para emergencias, pero unos segundos luego de cambiarse de carril no le hacen daño a nadie y, al fin y al cabo, son una buena manera de hacer el manejo más amistoso.
A los occidentales nos gusta hablar como si tuviésemos la verdad absoluta, sobre todo en las redes sociales. Juzgamos sin contemplación, criticamos destempladamente, asignamos intenciones a otros como si pudiéramos leer la mente y atacamos como perro rabioso al que opina distinto.
En Japón, donde la cortesía del lenguaje es un verdadero arte que tiene diversos grados de formalidad de acuerdo a las situaciones de uso; una opinión rara vez se expresa de esa manera. La fórmula para expresar cualquier opinión propia concluye con las palabras to omoimasu, que se traduciría como "(yo) pienso". Aquello inmediatamente pone la opinión como eso, una opinión, en lugar de una verdad absoluta; una potente forma de hacerse responsable de lo que se dice y admitir que aquello que se dice es una interpretación subjetiva.
¿Cómo serían nuestros debates políticos si habláramos así?