"Ustedes, los parásitos que matan víctimas inocentes, les daremos caza como a quienes llevaron a cabo los ataques en Charlie Hebdo".
Esta fue la declaración de guerra del colectivo de hackers Anonymous, difundida a través de un video y cuenta de Twitter.
No es la primera "guerra" del enjambre de ciberactivistas. Previamente, el grupo ha llamado a las armas contra la iglesia de la Cienciología, pedófilos, gobiernos, grandes conglomerados empresariales y el mismo Estado Islámico. Esta vez, eso sí, dicen que se tratará de la mayor operación que han llevado a cabo hasta el momento.
¿De qué es capaz Anonymous? ¿Cómo ha operado y como lo haría en este caso?
Anonymous surge en 2008 como una agrupación informal de hackers. En un principio se lo tomaban a broma, usando su poder colectivo para atacar sitios de la iglesia de la Cienciologia. En 2011, el grupo se politiza al formar parte importante del movimiento #Ocuppy, una protesta global contra el poder de los grandes conglomerados empresariales, aunque nunca se identificaron con una ideología específica.
¿Quiénes son estos ciberactivistas? ¿cuántos? Nadie sabe con certeza. Su logo, el de un hombre sin cabeza, simboliza la horizontalidad de su entidad. No hay jefes, no hay cadenas de mando, ni siquiera hay centros de reuniones establecidos, solo escuetos mensajes en foros de Internet, chats y redes sociales.
Anonymous es un ejemplo perfecto del concepto de ciencia ficción de "mente colmena", una conciencia colectiva donde no hay espacio para la identidad individual. Incluso aquellos miembros que se identifican como parte del grupo, y son mencionados por la prensa como "portavoz" o "representante", no suelen dar nombres. Sí existen grupos derivados de Anonymous, como Ghost Security Group, que tienen sitios web donde ofrecen tutoriales e incluso comunicados de prensa.
¿Cómo, entonces, podemos saber que quienes hablan por el grupo son realmente parte del grupo? Afortunadamente, Anonymous debe anunciar sus operaciones para que se hagan efectivas y para ello cuenta con algunas cuentas establecidas en Twitter. La declaración de guerra fue emitida por una de ellas.
El grupo de ciberactivistas no se compone de hackers expertos, de hecho, todo lo contrario. Un reciente artículo a fondo de la revista Foreign Policy,los describía como "aficionados a medio tiempo, poseedores de un fuerte sentido de la justicia y un desdén por el fundamentalismo de todas las tendencias". Es por ello que sus tácticas de guerrilla digital radican más en sus números que en conocimientos específicos.
Hasta la fecha, sus formas usuales de incordiar a sus enemigos han sido:
Ataques de negación de servicio o DDoS.
Básicamente "ahogar" de visitas a un sitio web mediante bots (robots informáticos) automatizados para esta labor. Si muchas personas lo hacen a la vez, pueden fácilmente colapsar hasta los sitios más preparados.
Los ataques DDoS son la herramienta principal de Anonymous y sus grupos asociados, debido a que se requiere sólo de un programa y conocimientos básicos para su uso.
Denuncia de cuentas en redes sociales.
Otra táctica usual contra organizaciones terroristas, xenofóbicas o fundamentalistas es la búsqueda y denuncia masiva de cuentas de sus fanáticos, seguidores y miembros en Twitter, Facebook y otras redes sociales.
Dado que apoyar a movimientos terroristas y racistas va contra las condiciones de uso de cualquier red social, éstas hacen su parte y eliminan estos canales de comunicación de divulgación de organizaciones como el Estado Islámico.
Como se imaginarán, no se requiere de programas ni conocimientos sobre hacking, sino solo suficientes personas cepillando las redes sociales, ayudándose de traductores para detectar palabras o frases sospechosas.
Divulgación de información confidencial.
Los miembros con conocimientos más avanzados han logrado, en varias ocasiones, mediante el hackeo de correos y cuentas personales, acceder a información confidencial o privada y divulgarla. El caso más reciente fue hace apenas unos días, cuando Anonymous hizo público los nombres de 350 personas que supuestamente participan del Ku Klux Klan, grupo que promueve la xenofobia y la supremacía de la raza blanca.
"Idiotas", fue la supuesta respuesta del Estado Islámico frente a las amenazas de Anonymous. Curiosamente, el mensaje fue acompañado de indicaciones para prevenir que sus miembros sean hackeados por el colectivo de ciberactivistas, lo que indica que detrás de su actitud despectiva hay un cierto cuidado.
¿Por qué? ¿Qué le puede hacer un grupo justicieros a medio tiempo desde la casa de sus papás a una organización mundial de terroristas radicales armados hasta los dientes?
Resulta que Internet es uno de los bastiones más importantes del Estado Islámico. Diversos reportes han dado cuenta del contenido propagandístico de la organización en redes sociales y sitios de Internet, mediante el cual reclutan, sobre todo, a personas de Occidente.
Recordemos que los ataques terroristas que se han hecho en Europa, son perpetrados por ciudadanos europeos, por lo general de origen musulmán, que viajan a Medio Oriente para ser entrenados y luego regresan para ejecutarlos. En el reciente ataque en Paris, por ejemplo, todos los involucrados identificados hasta el momento son de pasaporte belga y francés, incluido el supuesto organizador de todo, Abdelhamid Abaaoud.
Cortar sus canales de propaganda (sitios web y cuentas en redes sociales) significa dificultar el único medio de comunicación que tiene el Estado Islámico con su "público" en Occidente, así poniendo un obstáculo más en la integración de posibles agentes terroristas con pasaportes europeos o americanos.
Durante la primera operación contra ISIS, iniciada a principios de este año, se estima que Anonymous colapsó 149 sitios web, reportó más de 100 mil cuentas de Twitter y más de 5 mil videos.
Aquellos con mayores conocimientos informáticos del colectivo también pueden tener otro papel muy importante: atacar el movimiento de ciberactivistas del propio Estado Islámico.
Se le conoce como "cibercalifato" y es una amenaza bastante real. Esta misma semana el gobierno británico anunció que doblaría su inversión en ciberseguridad para 2020 debido, en gran parte, a la amenaza de hackers del Estado Islámico, quienes usan las mismas herramientas de Anonymous para atacar sistemas informáticos de lugares "sensibles", como hospitales y aeropuertos.
El enjambre de entusiastas de la informática no han tardado en dar los primeros golpes.
Ayer señalaban que ya han colapsado nuevos sitios y reportado nuevas cuentas de simpatizantes del Estado Islámico. Además de ello, publicaron los detalles personales de supuestos extremistas.
Hay que decir que esta última "táctica" puede ser tremendamente dañina para personas inocentes si la información termina siendo errada, pero se trata de una característica ya conocida de Anonymous: en su búsqueda subjetiva de justicia, cruzan constantemente la frontera de lo éticamente aceptable y lo legal.