A estas alturas del año, nuestras reservas de energía suelen estar en un nivel bajo. Estamos más cansados, nos cuesta rendir, la creatividad ya no fluye como antes o nos sentimos irritados. Deseamos con ansias que llegue el viernes, un bendito feriado o las vacaciones de verano.
Pero, con la llegada del buen clima y los eventos masivos, las fiestas patrias y luego las de fin de año, los cierres de año y los preparativos para el siguiente, rendir y ser capaz de responder entregando resultados en estas fechas, es más necesario que nunca. ¿De dónde podremos sacar toda esa energía que se requiere?
El día tiene solo 24 horas. Eso es ineludible, es universal y no se puede cambiar. Muchas de las estrategias clásicas para mejorar el rendimiento laboral, apuntan a un eficaz manejo del tiempo y de la agenda. Pero lo que en varios países se está discutiendo y observando, es que más que gestionar el tiempo, resulta más eficiente manejar la energía personal que se invierte en cada hora del día.
Algunos especialistas se han dedicado a observar las técnicas y rituales de los deportistas de alto rendimiento para gestionar su propia energía. Tratando de aplicar los mismos principios al mundo laboral, aquéllos científicos han encontrado que es posible aumentar la productividad y estar más comprometido con el trabajo si se logran realizar pequeños y simples cambios en el día a día.
En 1999, el psicólogo deportivo Jim Loehr y el fisiólogo Jack Groppel, reconocida autoridad internacional en el ámbito del fitness, nutrición y rendimiento humano, co-fundaron el Human Performance Institute de Johnson & Johnson, para asesorar a ejecutivos de empresas, en el manejo de su energía, para poder rendir más y encontrar un sentido en lo que hacen.
“Nuestro principio es que hay un gran atleta en cada uno de nosotros. Todos queremos ser un buen padre o madre, queremos ser un buen líder empresarial. Todos queremos ser buenos en lo que hacemos, nadie quiere ser mediocre. Es posible incorporar en nosotros mismos esta tendencia atlética”, dice Jack Groppel.
El trabajo de Loehr y Groppel en la cancha ha demostrado que en el eficiente manejo de la energía, existe un principio clave: este es el movimiento rítmico entre el gasto de energía (estrés) y la renovación de esa energía (recuperación).
Esta “oscilación”, como le llaman los autores, se puede entender en un ejemplo del mundo deportista. Para mejorar la capacidad y resistencia física, lo más importante es el levantamiento de pesas. Muchas décadas de estudios científicos han demostrado que la clave para aumentar la masa muscular es un fenómeno conocido como la supercompensación, entendido como la capacidad de crear un balance adecuado entre el trabajo y el reposo.
Cuando levantamos pesas, se estresa el músculo a tal punto que sus fibras se rompen. Después de un tiempo de recuperación (usualmente 48 horas), el músculo no solo se sana, sino que incluso crece más fuerte.
¡Pero cuidado! Si persistimos en estresar el músculo sin un adecuado descanso, el resultado puede ser fatal: no solo no lograremos nuestro resultado, pero tendremos un daño agudo y crónico provocado por alguna lesión. Por otro lado,si no estresamos ese músculo, los resultados inmediatos serán la debilidad y la atrofia.
Este mismo principio se puede llevar al mundo laboral, encontraron Groppel y Loehr. “Hemos encontrado que el real enemigo del alto rendimiento no es el estrés, que por más paradójico que suene, es en realidad, el estímulo para crecer. El gran problema es la ausencia de una recuperación disciplinada e intermitente. El estrés crónico sin recuperación disminuye las reservas de energía, lleva al burn-out (fundirse)y al fracaso, y agota el rendimiento”, escriben Jack Groppel y el psicólogo Tony Schwartz en el paper The Making of a Corporate Athlete (La fabricación de un atleta corporativo) publicado en Harvard Business Review. Este documento resume las bases de lo que más adelante se transformó en el libro de Groppel, The Corporate Athlete (El atleta corporativo).
Hay distintos rituales y prácticas tomadas del mundo deportista que pueden aumentar nuestra energía a nivel físico, emocional, mental y espiritual.
A nivel físico, la recomendación es hacer pausas de trabajo cada 90 a 120 minutos. Usualmente estamos tan ensimismados en el trabajo, que cuesta tomarse estos descansos.
“La cronobiología ha encontrado que la hormona corporal glucosa, y los niveles de presión arterial disminuyen cada 90 minutos más o menos. Si no se respetan estos ciclos naturales de estrés y pausa, la capacidad se ve comprometida”, dice parte del texto.
Lo mejor en ese sentido, es pararse del asiento, tomarse unos minutos para caminar, ir afuera a respirar aire del ambiente natural, o irse a servir un vaso de agua, afirma Groppel.
También es indispensable comer cada 3 a 4 horas y no olvidarse de tomar desayuno. “En nuestros estudios encontramos que las personas que no toman desayuno disminuyen su rendimiento significativamente en la oficina”, dice el fisiólogo.
En términos emocionales, son las emociones negativas, como la ira, la frustración, el aburrimiento, el pesimismo, las que merman la capacidad de rendimiento.
“Aquéllos trabajadores que practican la amabilidad y la gentileza generan mayores niveles de bienestar y también de desempeño. Una de las mejores formas de practicar estas emociones positivas y otras, como el optimismo, esperanza, autoeficacia o resiliencia, es aprender a meditar a diario”, opina Andrés Cabezas, director del Centro Latinoamericano de Psicología Positiva Aplicada.
A nivel mental, es fundamental identificar las fuentes que restan energía. Por ejemplo, con la irrupción de las nuevas tecnologías, es común que una persona esté revisando el e-mail , chequeando el WhatsApp y haciendo un Excel, todo a la vez. “Se sabe que el multitasking (hacer varias tareas a la vez), genera un enorme gasto de energía. Entonces, con el objeto de gestionar la energía personal, es mucho mejor concentrarse en una tarea a la vez, así como limitar y/o reducir la revisión constante de correos y mensajes”, dice Myriam Alluanli, consultora de People & Search.
Otras de las acciones que restan energía es quedarse enfocado todo el día en una misma tarea, admite Groppel. Es beneficioso cada hora o dos horas ir cambiando de tarea.
Y por último aunque no menos importante es el nivel espiritual. ¿Cuál es nuestro propósito de vida? ¿Cuáles son los valores que priman en lo que estoy haciendo? “Cuando estamos abrumados en el trabajo, tomémonos una pausa y preguntémonos a nosotros mismos: ¿qué es lo que realmente me importa ahora? Esta pausa, esta pregunta puede realmente a veces sacarnos de apuros”, dice Groppel.