La era de la Internet inalámbrica trajo consigo avances notables, principalmente el olvido de aquellos cables que antiguamente culebreaban inevitablemente las paredes de nuestros hogares y que nadie sabía muy bien cómo pronunciar (¿ethernet? ¿eternet? ¿iternet?). Hoy solo basta uno conectado directamente al modem Wi-Fi y nos podemos olvidar de todo. Internet para la casa y para el vecino ratero también.
Hoy, cuando la accesibilidad a Internet no es un problema para las zonas urbanas, los dolores de cabeza vienen por otro lado. La velocidad. Una canción a medio cargar, un penal que queda congelado al momento de patearlo, la serie del momento incapaz de pasar de la intro.
Es el lado negativo de la moneda. Estudios han encontrado una diferencia de velocidad entre conexiones inalámbricas y por cable de entre un 30% a 40%, y buena parte de la culpa la tiene la señal del modem que se pierde entre electrodomésticos y muros.
Por suerte no es una pérdida irremediable. Haciendo pequeños cambios podrás disfrutar del lujo de vivir conectado y a la velocidad real por la que pagas.
El año pasado, un físico británico se tomó el tiempo de investigar, mediante una simulación en computador, la ubicación ideal para colocar el equipo Wi-Fi. Si bien ésta varía dependiendo del plano de cada hogar y de dónde se esté utilizando el Internet, en términos generales lo mejor es ubicarlo lo más centralmente posible.
En el caso de que sea preferible tener una señal más fuerte en un lado específico, la regla es ubicar el equipo en un lugar donde sea visible desde el lugar donde uno quiera conectarse. De esta forma nos aseguramos que no haya muros que afecten la intensidad de la señal.
Al colocar el equipo en un lugar elevado, además de minimizar las posibilidades de patear el equipo por frustración, evita que el suelo, sobre todo aquel de cemento, interfiera con la señal. Esto porque las señales del Wi-Fi, explica el experto Dong Ngo, "como todas las señales de radio, tienden a extenderse lateralmente y hacia abajo mientras más lejos estén del equipo".
Un estudio realizado por Juniper Research encontró que un 67% de todos los problemas con el Wi-Fi en hogares residenciales tiene que ver con la interferencia de otros equipos.
Resulta que la mayoría de los equipos de Wi-Fi, sobre todo los más antiguos, solo operan en la banda de 2.4 GHz, la misma (o muy similar) en la que operan microondas, teléfonos inalámbricos y monitores para bebés, y mientras más congestionada la banda, peor será el desempeño.
Si quieres aprovechar al máximo tu conexión, recuerda apagar estos equipos o comprar versiones que utilicen otras bandas.
¿Y sabes quién más interfiere la preciada banda de 2.4 GHz? ¡Tus vecinos! Como suele ser la banda más utilizada, en zonas urbanas densamente pobladas el canal termina siendo "un camino de tres vías que está muy, muy congestionada", en palabras de Nandan Kalle, experto de la firma tecnológica Belkin.
La solución es tener un equipo que sea a dos bandas, 2.4GHz y 5GHz. Esta última vendría siendo una autopista desocupada que también está libre de interferencias de otros equipos electrónicos.
Por suerte, hoy los equipos de doble banda son mucho más comunes que hace algunos años, así que es probable que ya tengas uno. Si no es así, piensa en invertir en uno.
Si el equipo de Wi-Fi viene con antenas, muévelas y prueba si afecta el desempeño de tu equipo. Expertos explican que la señal es mejor si están en línea con la antena de los productos que reciben la señal.
Como los notebooks suelen tener una antena horizontal, y los celulares vertical (aunque depende de cómo lo tomas), la sugerencia del ex-ingeniero de Apple Alf Watt, es colocar una horizontal y la otra vertical.
Los fabricantes suelen liberar cada tanto actualizaciones de firmware (aquello que hace que el equipo no sea simplemente un pisapapeles muy caro), que podrían favorecer el desempeño del equipo. Esta es una de las razones por las que es bueno tener el equipo actualizado con el más reciente.
Como cada equipo y fabricante tiene su propio método de actualizaciones, la mejor forma es consultarlo en la página del fabricante. Hay algunos que se actualizan solos, mientras que otros necesitan un poco más de empeño. De todas formas, no debería tomar más de cinco minutos.