Es uno de los trastornos mentales más comunes en la humanidad y afecta a más de 350 millones de personas. La depresión puede tener variadas causas: genéticas, bioquímicas y psicológicas, pero a fin de cuentas sus efectos en el cerebro son físicos y no se pasan viendo videos inspiradores o comiéndose un helado.
Junto al indispensable tratamiento psicológico para tratar la forma en que la persona enfrenta la vida, fármacos como Prozac y Lexapro son los más utilizados, pero éstos solamente tienen buenos resultados en un tercio de los pacientes que han sido diagnosticados. ¿Cómo hacerle la batalla a este común problema de nuestra sociedad con más eficiencia?
Hace unos días, científicos de la Universidad de Maryland (EE.UU.) publicaron las pruebas de un nuevo tipo de medicamento antidepresivo, que mostró ser eficaz para acabar con los síntomas de manera mucho más rápida y con escasos efectos secundarios, inaugurando una manera completamente nueva de tratar la depresión.
Normalmente, los fármacos que atacan la depresión se enfocan en estimular los niveles de serotonina en nuestros cerebros, un neurotransmisor que mejora el estado de ánimo en las personas. Científicamente hablando, estos medicamentos son conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), pues limitan la reabsorción de ésta en la célula presináptica del cerebro, forzando al cuerpo a producir más de ella. En palabras simples, permiten que se secreten mayores cantidades de serotonina.
Esto resulta eficaz solamente para alrededor del 30% de los pacientes y generalmente, en su acción suelen afectar otras áreas cerebrales, causando efectos secundarios como mareos, náuseas, somnolencia o insomnio, aumento de peso y disminución del deseo sexual o disfunción eréctil. Por otro lado, el alivio de los síntomas se ve entre uno o dos meses después, tiempo que no solamente puede ser agotador emocionalmente para el paciente, sino que puede ser un peligro para aquellos que tienen pensamientos suicidas.
El nuevo tratamiento que estos científicos probaron mira hacia otro lado. En vez de estimular la producción de serotonina, como otras drogas, se centraron en otro neurotransmisor, un compuesto inhibidor llamado GABA.
La actividad de nuestro cerebro es un equilibrio entre la comunicación de neurotransmisores excitadores e inhibidores. Mientras los primeros estimulan al cerebro, los segundos nos calman y mantienen equilibrado el estado de ánimo. Como plantea el Dr. Scott Thompson, director de la investigación, en las personas con depresión los mensajes excitadores en ciertas regiones del cerebro no son lo suficientemente fuertes, por lo que decidieron probar "calmando" un poco a los neurotransmisores que inhiben en ratas con síntomas depresivos.
Con unos nuevos compuestos, llamados GABA-NAM, lograron recuperar la fuerza excitadora del cerebro y comprobar su eficacia en 24 horas. Para quienes tengan más curiosidad sobre los detalles científicos, pueden verlos este resumen del estudio en su publicación oficial.
"Estos compuestos produjeron los efectos más dramáticos en los estudios en animales que podríamos haber esperado", aseguró Thompson. Además de ser rápida, esta solución destacó por su precisión, pues trabaja solamente en las partes del cerebro que son esenciales para el estado de ánimo -hipocampo y la corteza prefrontal-, reduciendo los efectos secundarios.
Si estos resultados pueden ser replicados en humanos, sería posible tratar los síntomas de la depresión en menos de un día, aseguran los investigadores. Evidentemente esto no se traduce en la solución del trastorno en tan solo 24 horas, pero sí en un aumento de la eficacia del tratamiento que podría revolucionar la manera en que nos enfrentamos a él.