Un movimiento inesperado, un pequeño lapsus, un agarre demasiado blandito en esa selfie y el celular cae como en cámara lenta. Cualquiera que se haya encontrado en esa situación sabe que solo hay una cosa que pedir: que por favor impacte la parte trasera y no la pantalla. Pero ya sabemos que el destino es cruel y, así como la tostada que cae por el lado de la mantequilla, es la pantalla la que revienta contra el suelo. Gracias por nada, Murphy.
Esta lamentable escena y su adjunto sufrimiento pronto podrían ser irrelevantes gracias a un nuevo compuesto para el material de las pantallas, desarrollado por investigadores ingleses, capaz de auto-repararse imitando el proceso de curación de nuestra propia piel.
La curación de la piel es más que una comparación simbólica que utilizan los investigadores de la Universidad de Bristol para referirse a su compuesto auto-reparador. "Nos inspiramos en el cuerpo humano", dice el químico líder del equipo, Duncan Wass. "No hemos evolucionado para recibir todo tipo de daño, si fuésemos así, tendríamos la piel tan dura como un rinoceronte, pero si nos dañamos, sangramos, se cicatriza y se cura. Nosotros solo pusimos esa misma especie de función en un material sintético: hagamos algo que se pueda curar así mismo".
Y lograron algo muy similar al proceso humano. Su compuesto de carbono funciona como una lámina de millones de esferas microscópicas (parecen polvo al ojo humano) huecas. Cuando se rompen, se libera un líquido que llena estos espacios y provoca una reacción química que gatilla el proceso de "cicatrización" o polimerización en este caso, que causa el endurecimiento del líquido, haciendo que se pegue a los bordes, rellenándolo.
Los resultados han ido mejorando luego de varios años de experimentación. En 2011, los mismos investigadores publicaban en un estudio que habían logrado recuperar un 80% de la resistencia mecánica original de la lamina, esto es la capacidad para resistir fuerzas sin romperse. Recientemente, en una presentación ante la Royal Society, la prestigiosa academia de ciencia inglesa, anunciaron que ya alcanzan el 100% en algunos casos.
Inicialmente el compuesto estaba destinado a la industria aeronáutica, específicamente para tratar fisuras pequeñas en las alas de aviones, pero para este caso en específico se necesita de toda una serie de pruebas que garanticen el buen funcionamiento del compuesto a distintas temperaturas, lo que ha motivado a los investigadores a explorar adicionalmente otras aplicaciones.
Una industria interesada es la de los celulares, pues el compuesto es ideal para pequeñas fisuras como las que se generan cuando se rompe la pantalla. El sitio Forbes informa que en aproximadamente cinco años habrán compañías aplicando esta tecnologías en sus equipos.
El problema principal a enfrentar en los años siguientes es el costo. Expertos del área de la tecnología móvil estiman que el precio de la tecnología actual es demasiado cara, y que solo reduciendo su precio significativamente, a cerca del 50%, se podría adoptar.
Pero no solo la industria aeronáutica y la móvil se beneficiarán del compuesto auto-reparador. La firma de cosméticos L’Oréal ya ha contactado al equipo de investigadores, con quienes buscan desarrollar una tecnología auto-reparadora aplicable a esmaltes de uñas.
Otras industrias potenciales son los fabricantes de turbinas eólicas, la automotriz y los fabricantes de marcos de bicicleta. "Básicamente, cualquier industria que use compuestos de fibra de carbono podría beneficiarse", dice Wass.