Quizá en nuestra memoria todavía se guarde la idea de que los chinos se alimentan a base de arroz y tienen esbeltas figuras. Puede incluso que aún responsabilicemos de eso al mito de que después de cada comida salen a dar una vuelta a la manzana. Pero la verdad es que los tiempos han cambiado, el gigante asiático ha cambiado, y cancelaron Sábado Gigante, ya nada es lo que fue.
China ha tenido una explosión económica en las últimas décadas, que se ha traducido en un crecimiento de su clase media, la que ha aumentado su consumo, los residuos y su dieta: carnes, productos lácteos y alimentos procesados son el menú que transformó los cuerpos asiáticos. Hoy, un tercio de todos los diabéticos a nivel mundial viven en China y en una generación, el porcentaje de niños chinos que tienen sobrepeso se disparó del 5% al 20%.
Como para los adultos es más difícil cambiar sus hábitos alimenticios y a ellos les queda controlar sus enfermedades provocadas, más que prevenirlas, el gobierno chino puso sus esfuerzos en los niños, generando el primer plan de educación alimenticia formal, que integra la nutrición y la sustentabilidad del planeta.
Imagina hacer sentir a tu hijo, un héroe. Seguramente alguna vez alguno de tus niños llegó con una capa, una corona, hizo de un palo de escoba su espada, y quiso salvar al mundo desde el jardín de la casa. Esa misma sensación es la que quiere provocar desde el 2013 la organización sin fines de lucro, JUCCCE, a los menores del gigante asiático. Transformarlos en héroes de la comida, y que en sus decisiones alimenticias, estén conscientes de que efectivamente pueden contribuir a salvar el planeta, más allá de su jardín trasero.
A nivel mundial, la comida es la mayor fuente individual (30%) de las emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático. Los sistemas de producción de alimentos ineficientes están impulsando la degradación del suelo, la escasez de agua y la contaminación y el cambio climático. China, contribuye generosamente con casi un cuarto de la emisiones, por lo que una alimentación responsable con el cuerpo, y a la vez con el medio ambiente, puede reducir hasta un 40% de las emisiones personales, según The London School of Hygiene and Tropical Medicine.
"Una nueva forma de comer", el plan piloto que se está implementando en las escuelas básicas de China, consta de cuatro pilares fundamentales:
Si le dices a un menor de cinco años que los micronutrientes son un gran aporte en la dieta diaria o para qué decir sobre la biodiversidad es fundamental para la agricultura y la producción de alimentos, seguramente antes que termines la frase ya va a estar jugando palitos chinos. Para que esto no ocurra, el plan diseñó unas llamativas láminas que dicen: Cómete un arcoíris todos los días.
El arcoíris está formado por frutas y verduras separadas por los colores amarillo, rojo, naranjo, verde, morado y pequeñas matices. ¿Qué se esconde detrás del arcoíris? es lo que responde una tabla por el otro lado de la imagen, donde dice qué frutas y verduras componen cada color y en qué nos ayuda ingerirla.
Además, vincularon adjetivos amigables con el medio ambiente a ciertos alimentos. Como es bueno comer mariscos, el trabajo es siempre asociarlo a la palabra "abundante". En el caso de la fruta y verdura por ejemplo, la palabra que tratan de inculcar es "temporal", ya que no pueden comer las mismas durante todo el año.
Suena a un cliché digno de postal Village, pero los asiáticos se lo tomaron bien en serio. Todas las actividades relacionadas a instruir sobre los alimentos, se hacen a través de juegos. Con el objetivo de atraer la atención de los niños, en las clases sobre cómo alimentarse de manera saludable, ellos deben saltar, hacen competencias, memorizan canciones, juegan con los ojos vendados, etc. Su certificado de que la actividad es exitosa, es cuando los niños quieren jugarla una y otra vez.
Puede que este ítem ponga nerviosos a algunos padres o pedagogos. El plan chino dice que no hay que ser tímido en asustar a los niños con imágenes de mataderos o dientes podridos, haciendo que se den cuenta que fueron engañados por la publicidad. La idea es vincular esas imágenes a acciones que se pueden hacer al respecto, como las elecciones diarias de los niños a la hora de comer.
Al todavía haber un porcentaje grande de chinos preocupados de llegar con comida a la casa, la calidad de lo que pone sobre la mesa no es una de sus prioridades. Sin embargo, sí lo es que su hijo aprenda inglés. Según estudios, en China una persona bilingüe puede triplicar su potencial salario. Con el objetivo de entrar por "la puerta de atrás" a que se informen sobre los nutrientes de los alimentos, el plan incluye tarjetas en chino mandarín y en inglés con la información nutricional.
La iniciativa "Una nueva forma de comer", es la única en el mundo que está enseñando a través de vincular los alimentos con la sostenibilidad. Con esto, los niños realmente pueden ser héroes, haciendo frente a las amenazas del cambio climático, cuidando su cuerpo, y no menos importante, entreteniéndose mientras lo hacen.
Si en una generación los chinos cambiaron totalmente sus hábitos alimenticios para mal, por qué no creer que la nueva generación puede hacerlo para bien. Imagínense lo que serían capaces de hacer los chinos, con un cuerpo sano y una mente sana, si hoy con una mala alimentación, tienen a las grandes potencias con la boca seca y los ojos saltones.