La exploración espacial y, particularmente, la posibilidad de que en poco tiempo seres humanos pisen por primera vez otro planeta ( Nasa pretende lograrlo el 2030 con Marte) abre interrogantes que, como humanidad, nunca nos habíamos planteado. Una de ellas es: ¿qué bandera deberíamos plantar cuando colonicemos otros planetas o encontremos vida extraterrestre?
Hoy en día, el país que financia y desarrolla la misión espacial lleva su propia bandera, lo que de por sí es poco inclusivo, pero con el creciente desarrollo de la exploración espacial privada, por parte de compañías como SpaceX y Virgin Galactic, se abre la posibilidad de que, si algún día llegamos a encontrar vida en otro planeta, lo primero que vean de nosotros sea una marca de telefonía. Tal vez, con un poco de sarcasmo, aquello sería una representación fidedigna de nuestro estado como raza, pero ¿no deberíamos tener algo que representara a la humanidad en su conjunto?
Estas eran las preguntas que rondaban la cabeza del estudiante sueco de diseño Oskar Pernefeldt, quien decidió enfrentar el desafío de crear una bandera para el plantea Tierra como parte de su proyecto de título en el Beckmans College of Design de Estocolmo.
El desafío no era menor: ¿cómo representar en un solo símbolo toda la variedad y complejidad de nuestro mundo?
Su solución -que no deja de guardar similitudes con aquella de los Juegos Olímpicos- fue recurrir a siete anillos (representando a los habitantes de la Tierra) vinculados entre sí y dispuestos circularmente en forma de flor, sobre un fondo azul. Según explica el creador, la flor es "un símbolo de la vida en la Tierra. Los anillos se encadenan entre sí, lo que representa cómo todo en nuestro planeta, directa o indirectamente, está vinculado. El campo azul representa el agua, que es esencial para la vida y la forma en que los océanos cubren la mayor parte de la superficie terrestre. Los anillos externos de la flor forman un círculo que podría ser visto como un símbolo de la Tierra como un planeta y el fondo azul representar el universo". También señala que la bandera cumple los estándares y regulaciones en torno al diseño de banderas. En su video explicativo, el diseñador también explica que el tono de azul se escogió para que contrastar bien con los blancos trajes y naves de exploración espacial y contra el negro del espacio.
Sin embargo, más allá de su uso potencial en exploraciones espaciales y de si nos gusta o no la solución a la que el diseñador llegó, quizás lo más interesante del proyecto es que nos recuerda que somos todos ciudadano del mismo planeta y que nuestras divisiones fronterizas no son más que límites artificiales que nosotros mismos hemos trazado y que poco tienen que ver con la forma en que la vida se desenvuelve dentro de ella.
Quizás lo más sorprendente del proyecto es justamente que haya sido necesario, que a estas alturas la humanidad aún no tenga ningún símbolo que la represente en su conjunto. ¿Será que nos identificamos más con nuestras diferencias que con nuestras similitudes?
Todas las imágenes propiedad de Oskar Pernefeldt