Las clases comienzan a las 9 de la mañana, en un edificio de 15 pisos situado en la bella ciudad de Lima. A esa hora, 35 notebooks se abren y los teclados comienzan a sonar bajo el constante golpeteo de dedos ya entrenados en laberínticos lenguajes de programación como HTML5, CSS3 y JavaScript.
Esta escena se podría confundir con una clase normal en multitud de universidades y centros de estudios superiores, salvo por un importante detalle: todas las estudiantes son mujeres.
Ésta es una de la peculiaridades que distingue a Laboratoria, un emprendimiento social peruano que ofrece cursos de programación de 6 meses a mujeres que no tengan recursos para continuar sus estudios ¿Su objetivo? Lograr que sus estudiantes ocupen un lugar en el incipiente mercado tecnológico peruano, que necesita de más programadores, y, sobre todo, más mujeres.
En un reciente artículo publicado en The Guardian, se menciona la inequitativa distribución de géneros en la capital mundial de la tecnología, Silicon Valley, con una estadística muy expresiva: solo el 20% de los desarrolladores de software son mujeres. En cuanto a ejecutivos, el porcentaje disminuye aun más, a 11%. La inequidad también afecta los salarios, donde los hombres, en promedio, obtienen un 61% más que las mujeres, porcentaje bastante mayor al 48% del promedio país.
Si bien son porcentajes bastante negativos, en Latinoamérica hay casos aun más marcados, como descubrió la relacionadora internacional, Mariana Costa, hoy directora de Laboratoria, quien en 2013 volvió a su natal Perú, luego de varios años de desarrollo profesional en Europa y Estados Unidos.
"Llegamos a poner una compañía de desarrollo de software y, a través de la experiencia de la empresa, descubrimos algunas cosas muy particulares de este sector. La primera es que hay una demanda muy alta por programadores" comenta Costa, de 28 años, para la cadena RPP.
Su comentario se enmarca en el incipiente mercado tecnológico peruano, impulsado gracias a tasas cada vez mayores de penetración de Internet, que han obligado a las empresas a tener una presencia en línea.
"La segunda [cosa] es que hay poquísimas mujeres. Es un mundo súper marcado en términos de la falta de representatividad de las mujeres" continua. No se trata de un tema menor. Según una encuesta de 2014 hecha por Mozilla Firefox, las mujeres componen solo el 7% del total de trabajadores en industrias tecnológicas peruanas.
"Nosotros queríamos contratar también mujeres para nuestro equipo y no encontrábamos. Poco a poco fui notando los estereotipos en esta industria. Reforzados además hasta por la publicidad: los niños con las computadoras y las mujeres con las muñecas" comenta Costa, esta vez para el diario El Comercio.
Con la experiencia de haber trabajado en programas sociales de Haiti, Kenia y Guatemala, y el ejemplo de iniciativas como Black Girls Code y Girls Who Code, que buscan mayor presencia femenina en el rubro, Costa y dos socios se embarcaron en proyecto que empoderaría a las mujeres a través de la programación. Laboratoria nacía en abril de 2014.
Con casi un año de funcionamiento y el apoyo económico de empresas como Google y Telefónica, Laboratoria se ha convertido en una gran opción para mujeres peruanas que no pueden costear una educación profesional de varios años. "Nuestro criterio es elegir a la que no haya enganchado aún en una carrera exitosa" comenta la relacionadora internacional. Laboratoria cobra 50 soles mensuales (cerca de $10.000 pesos chilenos), monto simbólico para reforzar al compromiso de las estudiantes y que, en caso de no poder pagar, es asumido por la ONG. "Queremos ser nosotros esa primera puerta a su vida profesional. Hay cientos de mujeres con talento que aún no se han descubierto" agrega.
En clases intensivas de 6 meses, las estudiantes obtienen las herramientas para programar en los lenguajes de programación más requeridos del mercado. Durante las clases, además, se incentiva al autoaprendizaje y el emprendimiento, habilidades que les permitirán a estas mujeres seguir aprendiendo una vez terminado el periodo de clases.
"El sector digital es mucho más pragmático en cuanto a la educación formal y la oportunidad de dar empleos a otros. Hay espacio para los que aprenden por su cuenta. Es un campo que reta al sistema educativo profesional. Importa más la capacidad que el cartón" comenta Costa, quien busca, a través de Laboratoria, a convertir a cada estudiante en una futura líder que inspire a otros a seguir su camino.
Para ello cuentan con el apoyo de Apesoft, la Asociación Peruana de Desarrolladores de Software y Tecnologías Afines, quienes conectan a sus más de 80 miembros con graduados de Laboratoria, además de ofrecer charlas semanales de líderes de la industria tecnológica, como Microsoft e IBM. "Queremos que se comprometan a contratar a una chica al año. Eso es de prueba, pero quiero que con el tiempo eso se revierta, que sean las empresas quienes digan: yo quiero contratar una chica Laboratoria" comenta Costa.
Con ya una generación de graduadas, Laboratoria ha demostrado ser un modelo exitoso. La ONG comenta con orgullo los logros de sus estudiantes, por ejemplo, el caso de Mercedes, quien trabaja en una empresa de desarrollo web o Patty quien está desarrollando páginas para clientes independientes.
Recientemente comentaron a la cadena Aljazeera que piensan expandir el programa a Arequipa este mismo año, y a Chile en 2016.