Barbas largas, túnicas blancas, cantos en árabe, mujeres completamente cubiertas en la calle, grandes mezquitas y fundamentalismo, son las simplistas imágenes que flotan en nuestro imaginario al pensar en el Islam, sobre todo si vivimos en Occidente. Además, grupos como Al Qaeda, Boko Haram y el Estado Islámico (EI) han sido quienes han actuado como muy malos "embajadores" de esta religión en nuestros medios, generando conceptos erróneos sobre sus creencias. ¿Cuánto sabemos verdaderamente del Islam?
Es hora de conocer de qué se trata la segunda religión más grande del mundo, que profesan más de 1.500 millones de personas. De hecho, el primer dato sorprendente sobre esta religión es precisamente demográfico: la mayoría de los árabes son musulmanes, pero la mayoría de los musulmanes no son árabes, de hecho Indonesia es el país con más población creyente del mundo, unos 213 millones, y solamente en Estados Unidos hay alrededor de 7 millones de personas que adoran a Alá.
Al igual que el judaísmo y el cristianismo, el Islam nació en la costa este del Mediterráneo, incluso comparten figuras religiosas y eventos, como Adán, Noé, Abraham, Moisés, Juan Bautista y Jesús. En tan solo 200 años pasó de no existir, a convertirse en el principio religioso y político de uno de los imperios más grandes del mundo. Esta es su historia y desarrollo.
¿Cómo comenzó todo? En una cueva y con una sola persona. Hace poco más de 1.400 años, el Arcángel Gabriel o Yibril (sí, el mismo que le avisó a la Virgen María que sería madre de Jesús), se le apareció a un hombre de 40 años que estaba meditando en el desierto de arabia para revelarle los misterios de Dios. Era el año 610 d.C. y ese hombre era Mahoma. El comerciante quedó bastante impactado ante las revelaciones y aunque temió en un principio, decidió aceptar su vocación de Profeta y comenzó a predicar la existencia de un único dios: Alá.
La calidad de sus versos, siendo que no era un poeta, fue una de las razones para que muchos coincidieran en que se trataba realmente de la palabra de Dios. Esto, en medio de la península arábiga con una sociedad profundamente tribal, donde se combinaba el culto a los dioses de la antigua Mesopotamia en la ciudad de la Meca, en el templo de la Kaaba, con la presencia de religiones monoteístas como el judaísmo y el cristianismo. Y entre dos imperios, como el bizantino y el persa sasánida, que no daban tregua a sus enfrentamientos.
Las predicaciones de Mahoma generaron afinidades y el Islam comenzó a expandirse, pero no sin fuertes oponentes. ¿Los principales detractores? La tribu Quraysh, la misma de Mahoma y la más poderosa, que gestionaba el comercio de peregrinos a la Meca. Sin las adoraciones a todos esos "falsos dioses" temían el desastre económico y lo expulsaron en el año 622.
Mahoma y sus seguidores se fueron a Medina (Yithrab), en el viaje llamado Hégira, que marcó el año 0 en el calendario islámico. Allí, a partir de las revelaciones, se desarrolló la comunidad (o umma) de musulmanes (término que significa "sometidos a la voluntad de Dios"). Pronto comenzó a parecerse más a un imperio que a una iglesia y gracias a que Mahoma resultó ser un buen general, en 630 d.C. recuperaron la Meca, destruyeron los ídolos de la Kaaba y se convirtieron en una fuerza poderosa en la región.
Luego de 23 años de predicación, en el 632 d.C. Mahoma muere y, además del vacío espiritual, dejó un vacío político, donde política y religión coexistieron desde un principio, sin separación explícita de ley civil y religiosa, como en el cristianismo y judaísmo. El mundo musulmán necesitaba un nuevo califa, un "sucesor".
El suegro de Mahoma, Abu Bakr, fue elegido. Muchos preferían a Alí, yerno del Profeta y eso es, simplificando los hechos, lo que generó la principal división entre los dos mayores grupos del Islam: sunitas (o suníes) y chiítas (o chiíes).
Empezó el período de recopilar el Corán ("la recitación") por escrito y las campañas militares en contra del Imperio Bizantino y el Sasánida (persa), que luego de 116 años les permitirían poseer un gran territorio. Luego de dos sucesiones (Omar y Uthman, ambos asesinados), llegó al poder el esperado yerno Alí. Su ascenso llevó a una guerra civil.
De esta guerra civil la tribu de los omeyas se alzó como la dinastía reinante del imperio islámico, que durante más de 100 años logró una enorme expansión. Muchos pueblos adoptaron el Islam sin resistencia, como los mongoles y otros de Asia central y oriental. Al caer los sasánidas, últimos sucesores no musulmanes del imperio persa, el imperio islámico avanzó en Egipto, Tierra Santa y llegó a la península hispánica (la actual zona de Andalucía).
Triunfo tras triunfo, tenía lógica atribuir el éxito a la voluntad de Dios, lo que fortaleció a los musulmanes y convenció también a muchos pueblos para convertirse (quizás el hecho de que pagaran menos impuestos también). Así lograron crear una de las grandes religiones e imperios del mundo, aportando también al desarrollo comercial e intelectual de manera potente en Oriente y Occidente.
La base de las creencias del Islam están contenidas en El Corán, el texto sagrado que recopila toda la revelación de Alá a Mahoma en sus 114 capítulos (azoras) que están hechos para recitarlos. Además hay textos sagrados complementarios y los principales son los hadith, textos que contienen los dichos e historias sobre Mahoma (sunnas); algunos de ellos están bien documentados y otros no tanto, por lo que muchos no se consideran a nivel general (otros grupos sí y de ahí las variadas interpretaciones). Además existe la sharia, la interpretación legal de estas dos fuentes, que traducen las creencias a normas jurídicas y donde numerosas interpretaciones compiten entre sí, como en cualquier tradición legal.
Sintetizando las principales creencias del Islam, a nivel general los seguidores de Mahoma creen lo siguiente:
Monoteísmo estricto:
Dios envió a Mahoma como el profeta final para traer a la gente de vuelta a la única y verdadera religión, esto implica adoración al único y todopoderoso dios, Alá: "No hay otros dios sino Alá (y Mahoma es su Profeta)". No puede asociársele nada, ni representarlo con imágenes, de lo contrario sería idolatría y ese es el pecado más grave de todos. De ahí las viscerales reacciones que generaron en los fundamentalistas las ilustraciones de la revista francesa Charlie Hebdo, además de su sátira permanente.
Umma:
Es el nombre dado a la comunidad islámica, que tiene la certeza de que ha sido llamada a conquistar toda la humanidad, por lo que el Islam es una religión misionera expansiva (tal como la cristiana). Esta misión no explicita la necesidad de conquistas militares para ser llevada a cabo, pero fue interpretada tempranamente de esa forma, sin justificar necesariamente el ejercicio de la violencia sobre los pueblos sometidos. La umma no está dirigida por "sacerdotes", sino por el Profeta mismo y los califas, aunque existen los sabios intérpretes del Corán. Existen los santos (sayyid) o los místicos (sufíes), los cuales son considerados como conductores y venerados sin ser considerado una idolatría (shirk).
Justicia Divina:
Alá con su omnipotencia y omnipresencia, acompaña y bendice siempre a sus fieles en su vida terrenal, mientras que castiga a los infieles que se niegan a someterse a su voluntad.
Providencia:
Alá todo lo puede, lo sabe y lo prevé, por lo que la plena confianza en su Dios, marca la fe de los musulmanes, quienes se entregan por completo en sus manos. De aquí proviene el término tan utilizado "Oj'alá", que se refiere, más que a lo deseable, a la idea de "lo que Dios quiera".
Juicio Final:
Como en la mayoría de las religiones, en el Islam hay vida más allá de la muerte, por que los fieles deben prepararse durante su paso por este mundo para ese Juicio donde los bendecidos gozarán de plenitud y los infieles padecerán sufrimientos atroces. Ambos mundos son descritos con imágenes concretas en el Corán.
En el Islam no hay autoridades jerárquicas como en otras religiones. Hay sabios, como los imanes y los ulemas, que se dedican a estudiar el Corán y los sunnas, pero estos no son investidos por alguien y tampoco son necesariamente una autoridad cuando de actuar se trata. Ellos predican los escritos, pero cada fiel se relaciona sin intermediarios para llegar a Alá.
Esto es una fortaleza para la relación cercana con la divinidad, pero sin la guía de los sabios, los textos pueden ser muy mal entendidos. Esta es probablemente una de las grandes razones del porqué los grupos terroristas y fundamentalistas justifican sus actos en nombre del Islam, a través de torcidas interpretaciones de los textos.
Las mezquitas son los templos sagrados a los que se entra descalzo y puro, luego del lavado de manos y pies previos a la plegaria. Carecen de imágenes, pues Alá no debe ser representado y el espacio orientado hacia la Kaaba (en la Meca) está adornado con piedras y decorados geométricos. En el púlpito, el imán recita y comenta el Corán y los minaretes convocan a la oración mediante la recitación.
Los musulmanes siguen el calendario lunar y tienen dos principales días festivos: Eid al Adha, al final de la peregrinación a La Meca, y Eid al Fitr, al final del Ramadán.
El Islam está muy orientado a la familia, el principal medio de transmisión de la religión donde madres y padres asumen una gran responsabilidad en la crianza de los niños. Esta orientación comunitaria tiende a entrar en conflicto con las nociones occidentales de la individualidad.
Para un practicante común y corriente, la fe profesada se traduce en 5 pilares, que son actos básicos obligatorios:
A juicio del historiador Diego Melo, experto en Islam Clásico, la coherencia entre fe y actos es una de las razones que hace atractivo al Islam para alguien que decide convertirse.
"Yo creo que una de las cosas fundamentales tiene que ver con que el Islam provee de una cierta estructura que tiene una ligación muy directa entre la conducta y la fe, y eso se manifiesta claramente en la vida del fiel, con el rezo 5 veces al día, preceptos claramente establecidos. Son unas formas de vivir la religión que están estructuradas, que siguen un determinado formato, que frente al converso le generan un orden", nos explica Melo. Esto le permite al musulmán ir midiendo y viviendo diariamente su religión, a partir de unos determinados hitos que marcan los momentos del día.
Convertirse al Islam requiere de un rito muy simple, según explica Daniela Nuñez, una chilena musulmana. Basta con la presencia de dos testigos musulmanes y el converso debe recitar la Shahada: "No hay otros Dios sino Alá (y Mahoma es su Profeta)". Daniela nos explica su experiencia:
"Cuando empecé a investigar más, me di cuenta que (el Islam) no tenía nada que ver con lo que mostraban los medios de comunicación", afirma. La visión de que era algo machista, un poco retrógrado y que era rígido se desdibujó. "Me di cuenta que no tenía nada que ver con eso y que era sumamente lógico y racional (…) no te dicen creo porque sí y punto. Era demasiado coherente todo y para todo había una respuesta. Me encantó, porque soy súper racional para mis cosas" y agrega "No se quedaba al azar, todo tenía su lógica y era para protegernos a nosotros mismos como personas. Eso es para mí el Islam, un escudo en la vida, todo lo que hago en relación con el Islam".
Las facciones en el Islam son numerosas, como en varias religiones. Si pensáramos en el cristianismo, podríamos estar un día completo explorando las incontables ramas que dieron paso luego de la Reforma de Lutero hasta nuestros días.
A grandes rasgos, los musulmanes se pueden identificar en primer lugar entre sunitas (90%) y chiítas (10%), pero cada una de estas facciones está llena de corrientes dentro de sí. Una de las principales diferencias entre ambas es la creencia respecto de quiénes eran los líderes tras la muerte del profeta Mahoma.
Para los sunitas, debía ser alguien que se le pareciera en forma de ser y actuar, por eso su suegro Abu Bakr era idóneo y aceptaron la sucesión de él y los otros tres califas electos. Toman en cuenta los diversos sunnas y alguna de las cuatro sharias reconocidas. Presentes en países como Arabia Saudita, Afganistán, Pakistán, Jordania, Kuwait, Yemen, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Túnez, Catar, Libia, Turquía.
Los chiítas, creen que los líderes deben ser parientes sanguíneos de Mahoma a través de su hija Fátima y su marido Alí (el yerno) y mayoritariamente no reconocen el valor de la tradición recogida en los sunnas y sharias. Están principalmente Irán y también tienen una presencia considerable en Irak, el Líbano y Siria.
Dentro de estas dos divisiones existen otras ramas del Islam. Por ejemplo el wahabismo, una interpretación muy estricta del Islam, fundada en el siglo XVIII por Muhammad bin Abd al-Wahhab, que se practica en Arabia Saudita y Qatar. Es la forma de Islam abrazado por Osama bin Laden. Usualmente es descontada por los eruditos islámicos.
También están los alauitas, concentrados en Siria, una secta dentro de la comunidad chiíta que difiere en algunas creencias y también observan algunas fiestas cristianas y zoroastrianas.
Otra facción son los jariyitas, son miembros de la secta más temprana en el Islam, que dejó a los seguidores de Alí. Conocidos por sus posiciones intransigentes sobre la observancia del Corán y por el fundamentalismo radical. Hoy en día se conoce como el ibadí o ibadities.
Llevan velo, están “sometidas” a la voluntad de sus esposos, no pueden hacer varias actividades… A menudo y desde Occidente vinculamos erróneamente la sumisión de muchas mujeres en el mundo árabe u oriental a la religión islámica, simplificando además las diversas tendencias que hay al respecto.
En realidad, en el Islam, hombres y mujeres son iguales a los ojos de Dios y se espera que cumplan los mismos deberes, explican los expertos de la Universidad de Oxford. De hecho, el Islam mejoró en un nivel general la condición de la mujer en comparación con las culturas árabes anteriores, aplicando medidas como la prohibición del infanticidio femenino y el reconocimiento de su personalidad plena. Mahoma consideraba sus opiniones en serio y se tiene registro de al menos una mujer que fue nombrada imán por el profeta. Muchas tuvieron poder político conjuntamente con sus maridos o de forma independiente. Aún así, la condición de la mujer en el Islam premoderno estaba influenciada más por las culturas patriarcales imperantes, que por los ideales del Corán.
Desde mediados del siglo XIX, comenzaron a cuestionarse con más fuerza las restricciones legales y sociales sobre las mujeres, “especialmente en relación con la educación, la reclusión, estricta el uso del velo, la poligamia, la esclavitud y el concubinato”. La educación es una de las herramientas más potentes para fomentar la igualdad social, pero aunque durante el siglo XX varios gobiernos de Estados musulmanes han promovido la educación de niñas, el porcentaje de matriculadas de países en desarrollo con grandes poblaciones en rápido crecimiento, sigue siendo bajo.
Actualmente hay muchas mujeres del mundo musulmán que participan activamente en la sociedad, tal como en los países desarrollados de Occidente, pero las diferencias continúan en numerosos grupos y las tensiones siguen entre los tradicionalistas que buscan proseguir con el patriarcado desde sus orígenes y los reformistas, quienes abogan por la liberación de las mujeres.
La palabra Yihad se traduce literalmente como "esfuerzo" y se puede practicar en distintos niveles para seguir el camino de Dios, por ejemplo, levantarse temprano a orar. Habla del combate interior, que consiste en poner inteligencia y voluntad para convertir el corazón a Dios.
De hecho, el Corán tiene varios versos que promueven la paz y dice que la religión no debe ser un acto de fuerza. Ahora, si un pueblo musulmán está siendo oprimido, el esfuerzo consiste en liberarse y, como desde sus principios el imperio islámico fue expansivo, este concepto justificó también la guerra armada (respetando otras creencias siempre que los pueblos se sometieran a la hegemonía islámica).
La "Guerra Santa" considerada como lucha armada de manera literal y brutal, nos conecta con los grupos islamistas más radicales que interpretan erróneamente el mensaje del Corán.
“El Islam no promueve ni la violencia ni la paz. El Islam es sólo una religión y como cualquier otra, depende de lo que hagas con ella. Si eres una persona violenta, tu islamismo, tu cristianismo, tu judaísmo y tu hinduismo serán violentos”, subraya el iraní-estadounidense Reza Aslan, doctor en Sociología de la Religión.
Francisca Willson, periodista y licenciada en historia, comenta también: "No es que se dé más violencia en el Islam, es que en el contexto actual que estamos, un porcentaje mínimo, dentro del Islam, un grupo muy reducido, utiliza la violencia como bandera de lucha. Pero en el siglo XII, el violento era el cristianismo".
El fundamentalismo islámico llegó con la modernidad y nació como reacción ante el colonialismo occidental, para proteger (de forma extrema) las tradiciones y fe islámica, manifestándose en gobiernos radicales y potentes grupos terroristas.
Antes de eso, las relaciones con Occidente eran ciclos entre coexistencia pacífica y enfrentamientos bélicos, donde no siempre era la religión el tema, sino también los territorios y la economía, comenta Diego Melo. Pero a partir de la Revolución Francesa y después de la Primera Guerra Mundial, con la repartición de territorios a manos de los europeos, nacieron los resentimientos contra los occidentales.
Aslan comenta que hace menos de 80 años, el 90% de la población musulmana del mundo vivía bajo dominio colonial europeo directo y especialmente en Medio Oriente el dominio fue brutal, occidentalizante y a menudo cristianizante. Finalizado, dejó un caos político y económico dando paso a revoluciones, dictaduras y agitación política y religiosa, alentando a estas alternativas fundamentalistas.
La globalización también ha desdibujado los límites que separaban estados y naciones y, según el sociólogo, la nacionalidad ya no es la identidad primordial, emergiendo otros factores como la religión: "El rabioso sentimiento islamófobo hace que muchos jóvenes musulmanes se sientan bajo ataque y no puedan construir su identidad. Nacieron en Gran Bretaña, pero no se sienten británicos. Nacieron en Alemania, pero no son alemanes. El nacionalismo étnico de esos países ha creado un nuevo vacío y ahí entran grupos como Al Qaeda y el Estado Islámico, cuyo mensaje es simple: ¿Sabes por qué no te sientes francés, inglés o alemán? Porque no lo eres, nunca lo serás, nunca te van a aceptar, tu perteneces a un cuerpo mundial de fe atacado. Así que lucha con nosotros por tu identidad”.
Es básico entender que el Islam se desmarca de ese fundamentalismo que en nombre de la religión realiza actos que atentan contra las bases más profundas de la misma, sin dar espacio a la comprensión en contexto de las escrituras que utilizan para justificar su lucha.
Con respecto al proceso político y social de varios países que no han logrado la estabilidad, Melo comenta: "Generalmente Occidente espera que estos países lleguen a tener proceso democráticos, cuando quizás ellos no necesitan democracia, sino procesos participativos ligados a la política musulmana que no tienen nada que ver con los de Occidente". Y agrega: "En el fondo, lo que tiene que aprender Occidente también, es comprender que el mundo islámico no es un mundo raro, no es el mundo distinto, como también lo son los hindúes como religión o los chinos".