El plástico desechado es valioso, incluso más que el mismo acero. Algunas personas sobreviven gracias a la venta de todo tipo de cachureos plásticos, pero en realidad pocos tienen idea de qué hacer ni dónde ir para convertir sus desechos en dinero (y de paso darle una buena mano al medioambiente).
Intercambiar directamente "basura plástica" por bienes y beneficios es lo que hace Plastic Bank. Esta organización sin fines de lucro busca incentivar el reciclaje en el mundo y traspasar esas ganancias generadas por los materiales a las personas más necesitadas y vulnerables de la sociedad.
La idea nació hace dos años en las mentes de los canadienses David Katz y Shaun Frankson, quienes querían lanzar un emprendimiento social que beneficiara al medioambiente, reuniera a las personas y que, por supuesto, fuera rentable. Así llegaron a crear este banco sin dinero.
Plastic Bank recibe el plástico que recolectan personas y a cambio les entregan créditos que pueden canjear por alimentos, ropa, créditos para financiar sus emprendimientos o incluso impresiones 3D de lo que necesiten. Una compra donde el dinero es literalmente de plástico.
Esto incentiva el reciclaje y facilita mucho el proceso de ganancia con los desechos. ¿Y por qué no les dan directamente dinero? Porque, dicen, eso podría generar negocios poco transparentes entre las mismas personas y tampoco sabrían en qué se ocupa esa plata. En cambio aquí se aseguran un impacto social positivo, pues lo que la gente recibe son productos y herramientas para que puedan mejorar su calidad de vida.
Detrás del simple "trueque" está la gestión de Plastic Bank. Como lamentablemente reciclar el plástico no es llegar y meter a una máquina todos juntos y revueltos, la clasificación queda en manos de otros expertos, Mba Polymers que desarrolla un sistema de reciclaje con 30 tipos diferentes de plástico, produciendo gránulos para su reutilización en la industria, utilizando menos del 10% de la energía que actualmente se requiere para producir plástico nuevo. Además, este banco lanzó su primera versión de un recyclebot, que convierte plástico reciclable en hilos de plástico que utilizan las impresoras 3D para crear objetos.
La estrategia de Plastic Bank consiste en abrir los centros en barrios vulnerables que ya practiquen algún tipo de reciclaje, de modo que tengan internalizada esta práctica. Y luego ofrecer estos incentivos de intercambio.
Probaron su primera sede el 2014 en Lima, Perú y para lograrlo lanzaron una campaña en Indiegogo a través de la cual reunieron más de 20 mil dólares, contando además con la ayuda de un empresario que les donó el terreno. La capital de Perú recicla solamente un 2% de sus residuos como papeles, cartones, metales y plásticos. Gran porcentaje de los últimos va a parar al mar, generando enormes islas de contaminación, como explicábamos en este artículo.
Plastik Bank Lima ha logrado reciclar entre un 50% y un 90% del plástico que antes era desechado. Con estos excelentes resultados, ahora planean abrir nuevos centros de Haití, Indonesia, Filipinas y varios países en África. La gestión de reciclaje no solo ayudaría a las personas de escasos recursos a suplir sus necesidades básicas, sino que también disminuiría la contaminación del agua en lugares donde su ingesta es la causante de numerosas enfermedades.
“No es solo plástico lo que están recolectando. Es…plástico social. El plástico social es cualquier plástico recolectado por personas pobres en playas, océanos y cursos de agua, cosa que hacen para obtener recompensa” dice Frankson. Ese es el concepto que está promoviendo Plastik Bank.
En el ámbito comercial, su modelo es sustentable, con la idea de garantizar un impacto social sin depender de donaciones. El "plástico social" tiene este valor agregado a nivel competitivo, pues en la cadena, las empresas que reciclan plástico o utilizan plástico reciclado preferirán comprar aquel que ayudó a un padre a llevar a su hijo al colegio, en vez de otro común y corriente (si tienen el mismo valor). Asimismo, esas empresas podrían promover que sus productos están ayudando a cientos de personas a salir adelante.
Plastic Bank quiere lograr que “el plástico sea tan valioso que no lo podrán botar” y así reducir la pobreza mundial y el daño al medioambiente a través de una sola gran iniciativa.