*Esta nota fue originalmente publicada en 2015.
Levante la mano el que pensó en una respuesta increíblemente ingeniosa, solo que con horas o días de atraso. Mala noticias para nosotros, porque, hasta que inventemos la máquina para viajar en el tiempo (¡yo pongo la casa!), la única solución que nos queda es entrenarnos en la técnica de la improvisación, tal como hacen los actores profesionales. Los años de entrenamiento tienen resultados y se pueden observar en las numerosas improvisaciones que hacen estos profesionales en cada película, donde, si bien hay guiones, siempre existe una cierta libertad de acción para que el actor le ponga de su propia cosecha. Tampoco podemos olvidar los numerosos imprevistos que pueden sufrir, donde la única solución es, como ya adivinarán, improvisar.
Algunas de estas intervenciones son menores y no llamarán mucho la atención; otras, las menos, pasan a la historia del séptimo arte. Calienta unas palomitas en el microondas, ponte cómodo en tu asiento y disfruta de 15 grandes improvisaciones del cine que te traemos en El Definido.
En la primera película de la saga de Indiana Jones, el protagonista se enfrentaba contra un peligroso enemigo que dominaba la espada como si fuese una extensión de su brazo. La idea era que Jones lo derrotara con su látigo, en una intensa pelea de varios minutos. ¿El problema? Harrison Ford sufría de disentería y no tenía ganas ni fuerzas para hacer algo así. La solución que propuso el actor momentos antes de que las cámaras rodaran fue increíblemente sencilla: “¿Por qué no simplemente le disparo?” le preguntó a Steven Spielberg. El director accedió y el resultado fue el siguiente:
Spike Jonze, director de la mítica ¿Quieres ser John Malkovich?,relata en los comentarios del DVD de la película, la historia detrás de la escena donde una persona le tira una lata de cerveza al actor, después de gritarle “¡Oye, Malkovich, piensa rápido!”. Aparentemente se trataba de un extra borracho con una excelente puntería, que provocó una de las reacciones más memorables de Malkovich en la película. Al extra le subieron su salario de $100 dólares diarios a $700 y tuvo incluida su línea. En conclusión, una borrachera bastante rentable.
La Princesa Leia le da un apasionado beso a Han Solo, quien está a segundos de ser congelado en carbonita. “Te amo” le dice, Han responde “También te amo”. ¡Corten, corten! Algo no estaba funcionando, y el director Irvin Kershner lo sabía. Luego de repetir la escena numerosas veces, Harrison Ford improvisa una frase que no podría ser más adecuada para su personaje:
En una de las escenas más reconocibles de este clásico, Vito Corleone es visitado por Amerigo Bonasera, quien le pide asesinar a quienes abusaron a su hija. La escena es tensa, porque el jefe de la Mafia no está contento con la falta de respeto por parte de Bonasera. “No me ofreces amistad, ni siquiera piensas en llamarme ‘El Padrino’” le dice Corleone, mientras acaricia un gato. La aparición felina fue una decisión de último momento del director Francis Ford Coppola, quien encontró al gato dando vueltas por el set y decidió incorporarlo a la escena. La interacción de Brando con el felino es totalmente improvisada, seguramente favorecida por el hecho de que el actor era un amante de los gatos. Por cierto, en la edición de sonido se dieron cuenta con horror que su continuo ronroneo hacía (aun más) inentendibles las líneas de Brando, barajándose la posibilidad de agregar subtítulos a la escena.
Con solo 25 minutos en pantalla, Anthony Hopkins se llevó el premio Oscar a mejor actor por su trabajo en El Silencio de los Inocentes. No es que nadie le sorprendería, su Hannibal Lecter era aterrador y sus improvisaciones, como la que verán al final de esta escena, solo lo elevaban más como protagonista de nuestras pesadillas.
En 2013, un estudio encontró que ésta era la escena más aterradora en toda la historia del cine. Curiosamente, la frase que pasó a la historia “Here’s Johnny!” fue una improvisación de Jack Nicholson, quien tomó la frase de la introducción del programa The Tonight Show Starring Johnny Carson. El director, Stanley Kubrick, quien llevaba un tiempo viviendo en Inglaterra, no captó el significado inicialmente y casi usa otra toma.
Esta frase es tan reconocida, que el American Film Institute la incluyó en el top 10 de su lista “100 años del Instituto… 100 citas de películas” y cuenta con su propia entrada en la Wikipedia. En el guión de Taxi Driver solo se leía “Travis se habla a sí mismo en el espejo”, instrucción que fue improvisada por Robert de Niro de la siguiente manera:
La actuación de Heath Ledger como el Joker estuvo llena de momentos brillantes, algunos de ellos, como la pausa previa a la explosión del hospital, fueron ideas del momento. En vez de dirigirse al bus directamente, Ledger prefirió demorarse y añadir un poco de humor negro a la escena.
Originalmente, la escena donde el personaje de Brad Pitt pide que lo golpeen no terminaba con Edward Norton accediendo. Antes de grabar la escena, el director, David Fincher, se acercó a Norton y le dijo que lo hiciera sin decirle a Pitt. El inesperado cambio de planes terminó con este último improvisando un grito (“¡Me pegaste en la oreja!”) y posteriormente un golpe de vuelta a Norton, que tampoco estaba en el guión.
El estornudo con el que el personaje de Woody Allen manda a volar una valiosa cantidad de cocaína en el clásico Annie Hall, fue producto de un afortunado accidente en uno de los ensayos. La escena fue tan exitosa con el público, que tuvieron que editarla para que el diálogo posterior no se perdiera entre las risas.
Lejos el personaje más memorable de este clásico de Stanley Kubrick es el instructor de entrenamiento Hartman, personificado por R. Lee Ermey, quien había desempeñado la labor en la vida real. Su labor, inicialmente, era enseñar al actor que haría de instructor; eso, hasta que se grabó en el papel frente a un grupo de extras que querían participar en la película. La cinta, con la que convenció a Kubrick, duraba 15 minutos y era, básicamente, un insulto tras otro. El director estimaba que cerca del 50% de sus líneas eran improvisadas.
“Dicen que va a doler mucho, pero no lo creo. Creo que será fácil” dijo el actor Steve Carell antes de acceder a depilarse el pecho para, posiblemente, la escena más graciosa de la película. Claramente las reacciones de Carell no estaban en el guión.
Después de 3 días grabando la escena más importante de la película, ninguna toma satisfacía a Kubrick. “De alguna forma todo parecía inadecuado”, contaba el director. Se discutía si la escena debería ser muda, cuando Kubrick se acercó Malcolm McDowell, quien interpretaba a Alex DeLarge, y le preguntó “¿Puedes cantar?”, a lo que McDowell respondió “Solo sé una canción”. El resultado fue el siguiente:
Jim Carrey, además de ser un humorista de primer nivel, es un excelente improvisador, de esos capaces de matarte de la risa con un solo gesto. Su línea sobre “el sonido más irritante del mundo” no estaba en el guión de Una pareja de idiotas, cosa que se puede confirmar al ver la reacción de Jeff Daniels (su compañero de aventuras, en la película):
El compromiso de Leonardo DiCaprio con el cine involucra sangre, sudor y lágrimas, literalmente. En la escena donde su personaje, Calvin Candie, dueño de una plantación, finalmente se rebela contra sus invitados, DiCaprio golpeó una copa. La mano ensangrentada no solo no le impidió continuar actuando por varios minutos más, sino que incluso le sirvió como recurso para darle un toque aun más grotesco a la escena.