Los lomos de toro o resaltos se han transformado en un mal necesario de nuestras ciudades, para lograr reducir la velocidad en las calles. "Mal", porque no son muy queridos por los conductores y han sido criticados como medida vial por los daños que causan progresivamente en los vehículos. Sin embargo una nueva solución les está cambiando la fama.
En España se diseñó un lomo de toro "inteligente" que reacciona solamente ante los conductores que no respetan las normas de velocidad, pero para quienes se mantienen dentro de los límites razonables, prácticamente no existe. Esto, sin necesidad de sensores ni partes mecánicas.
Se trata de una barra plástica blanda amarilla y notoria, resistente al peso y cambios de temperatura, que está rellena en su interior por un fluido no newtoniano. Su nombre es raro, pero su comportamiento es simple: tiene una propiedad especial con la cual puede variar su viscosidad según la tensión que recibe de otro cuerpo y ser más blando en unos casos y más duro en otros. ¿En qué se traduce eso? Cuando el impacto con la rueda es suave, permanece líquido; en cambio, ante una mayor velocidad, se comporta como sólido, así se convierte en un obstáculo real. Aquí un ejemplo gráfico de cómo funciona el fluido no newtoniano:
Este líquido biodegradable y no tóxico se puede lograr de varias formas, entre ellas maicena con agua. También ha sido pensado por otros investigadores para usarse como relleno temporal de los baches en calles y carreteras, pero en este caso fue utilizado por la empresa Badennova para reducir la velocidad sin molestar a los que respetan la ley. Lo bautizaron como badén inteligente de velocidad (BIV) y ya ha recibido incluso el reconocimiento internacional.
Dentro de los beneficios, además de la comodidad para los conductores más responsables que apenas perciben el resalto, está también la disminución de los daños que resaltos tradicionales causan en amortiguación y piezas del vehículo y la disminución de la contaminación ambiental por CO2 que causan las frenadas bruscas y la posterior aceleración.
El BIV se instala en menos de 15 minutos, fijándose directamente al suelo con barras metálicas y tornillos, sin necesidad de obra civil. Sus efectos son exactamente los mismos en cualquier vehículo, da lo mismo su peso o tamaño, por lo que una bicicleta también sentirá el obstáculo si supera el límite de velocidad. El fluido no newtoniano se puede componer para que actúe a cierta velocidad, según las normas de cada lugar.
Boadilla del Monte es el primer municipio español que los instaló en una calle y en base a los resultados de esta primera prueba, se decidirá la ubicación de otros resaltos. En este caso está compuesto para reaccionar a partir de los 30 km/h.