Un crimen de honor, es el asesinato de una persona por parte de miembros de su familia o comunidad, que consideran haber sido deshonrados por esa persona a la que le quitan la vida. A los 16 años, Khalida Brohi fue testigo de uno de estos crímenes. El lugar era la aldea donde vivía con su familia en Pakistán y la persona a la que asesinaron era una de sus mejores amigas: una joven de 15 años que deshonró a toda su comunidad por intentar casarse por amor.
Una historia que para nosotros puede parecer sacada de una novela ficticia, es una realidad que viven miles de jóvenes todos los días. 700 millones de mujeres en todo el mundo han contraído matrimonio cuando eran niñas, de las cuales unos 250 millones (un 35,7%) se casaron antes de cumplir los 15 años, con hombres que muchas veces, triplican su edad.
Ese día, Khalida Brohi decidió fundar las bases de Sughar Empowerment Society, una organización sin fines de lucro que empodera a las mujeres en 23 aldeas rurales de Pakistán a través de un curso de seis meses. En ella adquieren pequeños conocimientos de negocios, que no sólo les da independencia económica, sino que también seguridad.
Khalida hoy tiene 26 años y fue una de las invitadas más importantes de la versión 2014 del Festival Internacional de Innovación Social, fiiS2014. Aprovechando su visita, habló con El Definido sobre sus proyectos y ambiciones para hacer de Pakistán (y también el mundo) un lugar donde las mujeres tengan más derechos y oportunidades.
Khalida nació y vivió en una ciudad (Karachi) hasta que tuvo cinco años. Luego toda la familia volvió a la aldea rural a la que pertenecían. La vida en la aldea, con sus tradiciones y cultura, fascinó en un principio a la pakistaní. Khalida siguió recibiendo educación y dividía su tiempo entre la ciudad y la aldea.
- ¿Cómo fue crecer en tu aldea?
"Tenía mucha culpa por tener educación. Pero nunca olvidé lo increíble que era nuestra cultura. Fue muy divertido. Siempre me encantó leer desde un principio, y me sentí culpable por ser la única mujer que sabía leer de mis hermanas. Mi papa me dio un libro y cuando iba a la aldea llevaba el libro y en las montañas les leía a todos. Les contaba todas las historias porque me sentía culpable"
Un día esa culpa se hizo mayor cuando se topó de frente con todo lo que le incomodaba profundamente de la cultura de su aldea, como los matrimonios forzados y peor aún: los crímenes de honor. Luego de la muerte de su amiga, se dio cuenta de que la experiencia que ella había tenido, era tan distinta que tenía que hacer algo respecto. Por eso creó una campaña llamada The Wake Up Campaign Against Honor Killing, con un grupo en Facebook que manejaba desde el único computador que tenía para ella y diez otros niños en su casa. La campaña llamó la atención de las autoridades.
A los 18 y tras otras peligrosas campañas, Khalida comenzó a obtener atención internacional y apoyo de otras organizaciones. La fama la obligó a irse definitivamente de la aldea. Estaba recibiendo demasiadas amenazas de quienes la acusaban de querer traer tradiciones occidentales a la aldea. Pero en 2009 regresó tras entender que necesitaba la ayuda de todos los líderes tribales que tanto le habían hecho la vida imposible. En 2009 fundó Sughar Empowerment Society.
- ¿Por qué fundaste Sughar?
"Sughar nació por tres razones. Una gran razón tiene que ver con las malas políticas que no apoyan a las mujeres. Lo segundo, para evitar que los hombres piensen en las mujeres como si fueran un objeto. En las zonas tribales las mujeres son algo que tu intercambias, como una oveja. La tercera razón, es que las mujeres se ven a sí mismas como si fueran nada. Aceptan lo que sea que les toque, asegurando que tienen que ser pacientes. He oído la palabra paciencia tantas veces en mi vida. Al final del día, lo que ellas piensan de sí mismas es lo que más importa".
- ¿Cómo funciona Sughar?
"Traemos 30 mujeres, una de cada casa por seis meses. Les damos un entrenamiento intenso. La idea es que después ellas le enseñen al resto de las mujeres. Eso en vez de traer profesoras de distintas partes, ya que no las escuchan. Las personas se inspiran por sus propias personas y entienden de ellas. Después de seis meses de entrenamiento, las mujeres empiezan a pensar por sí mismas. Ahora saben que pueden lanzar negocios , saben cuáles son sus derechos en el Islam. Están listas para hablar, reír y ser más activas. Luego de otros seis meses, las conectamos con distintas organizaciones que les dan créditos. También las llevamos a los mercados locales y las conectamos con los hombres que venden ahí, crean un canal para empezar a vender".
- ¿Cómo cambian las mujeres con esta ayuda?
"El cambio es impresionante. He visto algo muy único. Todos los meses mi equipo va a entregarles el dinero que ganan por sus emprendimientos. A veces yo también voy. Las miro a los ojos y veo el cielo cuando reciben el dinero de su propio trabajo, son las personas más felices de todo el planeta. Las mujeres toman algo que pueden usar para comprar lo que ellas quieran. Pueden comprar su medicina, ropa, cosas para sus hijas, para enviarlas al colegio. Instantáneamente su mente empieza a pensar".
- Hemos visto muchos ejemplos de jóvenes pakistanís (como Malala) que tienen grandes logros a corta edad, ¿por qué sucede eso?
"Todas las edades tienen diferentes tiempos. Aquí, si a las niñas les dijeran que a los 15 años ya son adultas, empiezan a pensar como adultas. A los 16, cuando mataron a mi amiga, yo me sentía de 90 años. Pensaba como adulta, sabía que sería forzada en matrimonio y actuaba como adulta también, veo las fotos y nunca me reía, siempre estaba en silencio".
En 2012 la oficina de Khalida y su equipo estalló en mil pedazos justo cinco minutos después de que todos salieran de ella. Alguien había puesto una bomba cronometrada para que estallara cuando la joven estuviera dentro de su oficina. Poco antes, en 2011, la joven Malala recibió un balazo en su cabeza por parte de los talibanes, también en Pakistán, que querían evitar los avances en educación por los que la joven estaba luchando. Ambas sobrevivieron, pero hasta el día de hoy la amenaza es real.
- ¿Sientes miedo?
"Las amenazas en sí no me provocan miedo. Mi mayor miedo es otro. Mi madre siempre me espera, cada vez que salgo, que voy a otro país, me espera a que yo llegue. Mi miedo es el día en que yo no vuelva, lo triste que ella estaría. No estar presente para la gente que me ama, cuando me necesiten".
- Tiene que ser difícil ser musulmana y además mujer, ¿cómo lo manejas?
"Durante este viaje, he tenido que aprender sobre mi propia religión. Muchas personas estaban usando la religión para detenerme. Compré un Corán en inglés y siempre lo llevo conmigo en mi maleta. Hay muchas partes en las que habla de la curiosidad, libertad y la educación de una manera muy positiva. Dije, wow, todos tienen que volver a leer esto. Sé que puedo usar mi religión para defenderme, mi propia cultura y mi propia religión me lo permite".
- ¿Cuando dices eso, la gente lo respeta?
"Sí, quedan sin palabras porque tengo una defensa, la misma que ellos han estado usando en mi contra. Ahora la uso para mi propio beneficio. Y hay tantas cosas buenas del Islam. Toda religión ha sido malinterpretada y usada para los propios beneficios de las personas. El extremismo puede traer mucho daño".
- Pero la sociedad está cambiando...está mejor
"63% de la población tiene menos de 25 años. Es mucha población joven y estos jóvenes, cuando los miras, están llenos de energía, porque han visto un país muriendo y quieren poder apoyar el programa".
- ¿Crees que ha cambiado el concepto de feminismo con el tiempo?
"La primera vez que escuché la palabra feminista, fue cuando alguien me gritó: 'eres tan feminista', como si fuera un insulto. No sabía qué significaba así que empecé a averiguar y me di cuenta que el feminismo no tenía nada de malo, que lo habían convertido en una mala palabra. Por que las personas asumen que las feministas odian a todos los hombres. Una feminista nunca se casa, nunca está contenta con los hombres de su casa. Pensé que eso era raro. Viajando por el mundo me di cuenta que las mujeres cuando hablaban evitaban decir que eran feministas".
- ¿Qué podemos hacer para cambiar ese concepto?
"Estuve en un foro de Forbes hablando de este tema y muchas grandes líderes mujeres comentaron sobre cómo este concepto se había convertido en una mala palabra, como lo usaban como una etiqueta, como un insulto incluso. Lo único que podemos hacer, como mujeres lideres, es mostrar con nuestro comportamiento, que no es como la gente cree. Me llamo a mi misma feminista, pero no odio a los hombres. Soy feminista, pero aún uso mis ropas tradicionales. No sólo hablo del derecho de las mujeres sino que también del derecho de los hombres. Tiene que haber un balance para que el mundo continúe. Ninguno de los géneros puede estar en un nivel extremista".
- ¿Qué pueden hacer los hombres para ayudar con esta tarea?
"Lo primero es cambiar la manera en que miran a las mujeres. Dejar de mirar a una mujer y comentar su físico, sino que tal vez hablar de su inteligencia. Mirar a la mujer más allá de cómo se ve. Una mujer puede ser muy bonita, y está bien ser bonita. Está bien como mujer querer verse bien, querer tener joyas, que nos guste el color rosado. No quiero ser un hombre y ser líder, quiero ser una líder mujer. Quiero ser llamada bonita, pero al mismo tiempo quiero que las personas vean mas allá de eso. Lo segundo, es acercarse a cualquier mujer líder que esté haciendo algún cambio en el mundo y preguntarle. ¿Qué podemos hacer para ayudar? Una voz de hombre en una campaña de mujer, hace que todos sonrían.
Actualmente Khalida está abriendo oficinas en Los Angeles, con la ayuda de la Directora Operativa de Facebook, Sheryl Sandberg y quiere expandir la ayuda a mujeres que también lo necesitan en Bangladesh, Nepal, India, Sri Lanka y otros países que comparten esta problemática.
¿Conocías a Khalida Brohi? ¿Qué harías tu para defender los derechos de las mujeres?