Hace unos meses les contamos de la política pública de Francia para fomentar el uso de la bicicleta versus el trasladarse en auto: Pagarle a la gente que llegara pedaleando a la oficina.
Luego de que el Ministerio de Ecología, Desarrollo Sostenible, Transporte y Vivienda francés descubriera a través de una investigación, que más de la mitad de los oficinistas recorre distancias de menos de tres kilómetros y que sólo el 3% de los ciudadanos los realiza en bicicleta, decidió tomar medidas.
En un plan integral que incluía aumentar las plazas de estacionamientos de bicicleta, desarrollar la seguridad, dar facilidades viales a los ciclistas, destacó la de que las empresas le pagar a sus empleados que llegaran en bicicleta. El bono sería de 21 céntimos de euro ($153) por kilómetro pedaleado. Thierry Mariani, Ministro de Trasporte de Francia, cuando se anunció la medida, aseguró que las empresas serán las que otorguen la bonificación a sus empleados, pero que a la vez ellas recibirán beneficios tributarios "bastante generosos, por lo que ninguna compañía querrá quedarse fuera de la nueva medida".
El objetivo es incidir en la calidad del aire y ahorrar en tratamientos de salud relacionados a lo contaminada de la atmosfera.
Hace poco, Francia nuevamente hizo noticia por otra medida para combatir la contaminación. Cuando se decretó alerta roja en París y otras ciudades francesas, por haber superado el umbral de concentración de micro partículas, el gobierno decidió que en esas zonas sería gratuito el transporte público durante la emergencia. La idea era que los ciudadanos dejaran sus autos en la casa y así disminuir los tóxicos del aire.
Medidas parecidas se tomaron en Caen, Grenoble, Ruán o Reims, incluida una disminución de 20 kilómetros por hora en la velocidad máxima de circulación en la región de París.
Otra medida para reducir las emisiones contaminantes tomada por Francia, es un plan de 14 puntos para estimular el comercio de vehículos eléctricos e hibrido eléctricos. El más destacado es la ayuda por parte del gobierno de 5.000 euros ($3.800.000) a quienes compren este tipo de autos con emisiones de C02 inferiores a 60 g/km y de 2.000 euros ($1.517.000) con emisiones inferiores a 135 g/km.
Otro de los puntos más importantes es el destinar 900 millones de euros (casi $700 millones) a instalar zonas de recarga, el desarrollo de industrias destinadas a la fabricación de baterías eléctricas y la orden de que todos los edificios construidos luego del 2012 deben tener puntos de recarga.
La marca que más vehículos eléctricos ha vendido en Europa es la francesa Renault , con 6.000 unidades durante el primer semestre 2013. El Viejo Continente se convirtió en el segundo mercado de este tipo de autos por debajo de Estados Unidos y alcanzando a Japón. Por su parte, Francia es el país con mayor mercado del continente con un 3,1%.
Aunque menos espectaculares, Francia lleva décadas implementando una serie de medidas para mantener la contaminación a raya, que han logrado disminuir notoriamente los gases de efecto invernadero en su atmósfera:
En materia de transporte, Francia ha aplicado reducciones tributarias para combustibles menos contaminantes, como el gas natural; altas exigencias a estándares de emisión de vehículos particulares y públicos; desincentivos al automóvil, tales como establecimiento de cobro por estacionar en la vía pública y tarifas de congestión; planificación urbana para optimizar el transporte público y ciclismo; renovación de flota de vehículos de transporte público y el fortalecimiento de una amplia red de ferrocarriles urbanos e interurbanos.
En materia de industria, existen una serie de regulaciones e impuestos para empresas contaminantes y por concepto de administración de recursos hídricos y emisión de basura.
Así, Francia ha atacado el problema de manera integral y coordinada, logrando uno de los menores niveles de emisión de contaminantes per cápita de la OCDE.