Recuerdo hace varios años cómo un amigo me contaba una vergonzosa experiencia con una polola: a pocas semanas de relación, lo invitó al almuerzo dominical para que conociera a su familia, que era italiana. Tan italiana que la nona (abuela) había preparado tallarines a mano para que comieran al almuerzo. Las risas, voces alegres y la buena impresión que mi amigo estaba dejando se desvanecieron cuando lo vieron cortar los tallarines con cuchillo y tenedor. En Italia, donde se dice que el carácter de una persona se puede ver en la manera en que se come pasta, es un insulto grotesco el cortar fideos alargados con cuchillo.
Aquí van algunos ejemplos y consejos para evitar meter la pata ya sea cuando viajes o cuando conozcas a gente de otras culturas.
En Tailandia, Laos, Tíbet, Cambodia y en otros países y regiones budistas, es un sacrilegio el tocar la cabeza de alguien (o siquiera pasarle la mano por encima). El budismo sostiene que la cabeza es sagrada, puesto que es el asiento del alma. Los budas vivientes son de las pocas personas autorizadas para tocar cabezas, y es para dar bendiciones.
Si la cabeza es la parte más sagrada, los pies son las más sucias. Por ello que apuntar con los pies es sumamente irrespetuoso. Lo mismo con apuntar con el dedo índice: en Tailandia y Filipinas simplemente apuntan con el mentón. En Malasia, con el puño cerrado y el pulgar hacia el lado. Y, hablando de manos, en Vietnam, por ningún motivo cruces los dedos, pues esto hace alusión a genitales femeninos y es una de los peores gestos que hay.
En cuanto al contacto, siempre hay que tener cautela cuando la persona proviene de países de África, el Medio Oriente o Asia: hay muchísimas reglas donde el contacto es hasta tabú. Si se va a dar la mano, que sea siempre la derecha (pues la izquierda en muchos se usa en vez de papel confort). En Vietnam y en el Medio Oriente no se le puede dar la mano a alguien del sexo opuesto, y muestras de afecto como besos o tomar manos en Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos puede llevarte a la cárcel.
Las guerras y tiempos violentos tienden a ser un tema delicado en muchas culturas, incluida la nuestra. Pero probablemente uno de los países que requiere más tacto es Alemania y cualquier referencia a las atrocidades cometidas por Hitler y el nazismo: hasta el día de hoy una gran parte de los alemanes tiene sentimientos encontrados cuando sale a relucir el tema, usualmente relacionados con la culpa.
De ahí que fuera tan polémico cuando Sebastián Piñera escribió (con la mejor de las intenciones) “Deutschland über alles” en el libro de visitas del presidente alemán, frase que formaba parte del antiguo himno germano y que hasta el día de hoy es asociada al régimen nazi. Afortunadamente, el incidente fue resuelto diplomáticamente y la hoja en cuestión fue supuestamente removida.
En China, Corea y Hong Kong hay un sutil pero notorio resentimiento con Japón, luego de la masacre japonesa durante la segunda guerra mundial. Lo que no quiere decir que no se puedan ver, pero probablemente es una buena idea no andar hablando maravillas del país del sol naciente frente a una audiencia china. Especialmente estos días, donde el conflicto por las islas Diaoyu/Senkaku está cada vez más agrio.
En la actualidad, hay 26 países en el mundo donde todavía hay realeza proveniente de sistemas monárquicos. De más está decir que no es muy bien visto andar hablando mal de los reyes, reinas, sultanes, emires o emperadores, por lo que es sumamente aconsejable no “sacarle a bailar” el monarca si conoces a alguien de una cultura donde todavía exista este sistema. En Arabia Saudita serías tildado de terrorista, y en Tailandia ¡podrías pasar diez años en cárcel!
Las monarquías están tan llenas de simbologías y pequeños detalles que hasta los más poderosos pueden “chascarrearse”. Sebastián Piñera dista de ser el único presidente en cometer errores: el mismo Barak Obama, durante su visita a Inglaterra a comienzos del 2011, tuvo un buen papelón frente a la reina Elizabeth II. Comenzó a hacer el brindis a la reina, y a la mitad del discurso la orquesta partió tocando la canción “Dios Salve a la Reina” (God Save the Queen). Tradicionalmente, la canción requiere el más solemne respeto y silencio, pero Obama siguió su discurso y al levantar la copa se vio ignorado incómodamente por la monarca hasta el final de la canción. Puedes ver el video acá:
En Rusia, es sumamente descortés el decir que no cuando te invitan a un trago (el vodka se toma sin hielo y sin combinarlo con nada). Algo similar con los tragos en China, Corea del Sur y Japón. En contraste, cuando alguien de familia tibetana te ofrece algo para beber, tradicionalmente hay decir que no respetuosamente al menos tres veces antes de aceptar. Si no quieres alcohol: en los primeros casos, se puede decir que tienes alergia al alcohol, o que simplemente no bebes.
Con la cantidad de detalles y sutilezas que hay en una cultura determinada, hay veces donde cometer un papelón es prácticamente inevitable. Por lo mismo, hay que estar dispuesto a reconocer el error y pedir disculpas: la mayoría de las veces las personas entienden que uno no lo hizo con mala intención. Si vas a viajar a uno o más países, es muy aconsejable el que investigues un poco sobre costumbres e idiosincrasias: te puede ahorrar más de una situación incómoda.
Ya perdí la cuenta de todas las veces que he dicho o hecho algo que pasó a llevar sensibilidades culturales ajenas sin querer, pero con buena voluntad, humildad y una sonrisa culpable muchas cosas son perdonables. De todas formas, muchos diplomáticos sugieren una fórmula simple para minimizar estos eventos: comportarse con modestia, no hablar demasiado, observar y escuchar y, lo más importante, “donde fueres, haz lo que vieres”.