Randolph Nesse, psiquiatra considerado el fundador de la Medicina Evolutiva, explica que desde la perspectiva evolutiva, las personas con estados de ánimo cambiantes tienen una ventaja sobre las personas que se mantienen estables. Esto, porque el desánimo aparece cuando la persona se da cuenta de que está enfocada hacia una meta inalcanzable. Es un estado que obliga a replantearse objetivos o estrategias, o tal vez sólo a darse cuenta de que habrá mejores momentos para trazarse ese mismo desafío, dice el psiquiatra en su sitio web www.randolphnesse.com.
Al igual que el desánimo, la tos, la fiebre, la diarrea y síntomas anímicos, como la ansiedad y la irritación, pueden ser vistos como parte del problema o como parte de la solución. Ésta última es la mira Medicina Evolutiva, que los considera funciones que son parte de la defensa del organismo ante una situación riesgosa, como una infección o un trauma. La misma Medicina Evolutiva –o evolucionaria, o darwiniana– explica que muchas veces estos cuadros aparecen ante falsas alarmas, pero siguen siendo funcionales, pues el costo de expresar esas defensas es menor que el daño que se produciría en caso de una amenaza real.
Existe acuerdo en que la Medicina Evolutiva existe como disciplina independiente desde 1991, fecha en que Randoplh Nesse y el biólogo evolucionista George Williams publicaron el artículo El amanecer de la medicina darwiniana. Se define como la disciplina que aplica las teorías clásicas de la evolución –descendencia con modificación y selección natural- al organismo humano y sus patógenos, entregando nuevas explicaciones acerca de por qué enfermamos, cómo prevenir las enfermedades y cómo sanar. Otra definición es la disciplina que intenta comprender por qué la selección natural dejó al cuerpo humano vulnerable a las enfermedades.
Esta mezcla de medicina y evolución podría verse como algo evidente, pues ambas tratan de lo mismo: la biología. Sin embargo, los estudiosos en el tema explican que la tardía aparición de la Medicina Evolutiva es comprensible, pues la medicina tradicionalmente se ha preocupado de las causas próximas o inmediatas de las enfermedades, pues su foco es entregar un alivio a la persona que padece los síntomas.
Ángel Spotorno, profesor del curso de postgrado de Medicina Evolutiva en la Universidad de Chile, plantea que casi toda la medicina actual parece ser mecanicista, materialista, determinista, reduccionista y centrada en causas únicas y lineales. “Habitualmente, no considera en forma suficiente causas mediatas o explicaciones evolutivas de por qué nos enfermamos, y por qué somos tan vulnerables a las enfermedades”, sostiene en su artículo Medicina evolucionaria: una ciencia básica emergente. En cambio, la Medicina Evolutiva se abre a un amplio espectro de causas y sistematiza la búsqueda, respondiendo preguntas acerca de las causas próximas, las causas evolutivas, el momento en el tiempo en que se manifiesta un rasgo y la secuencia histórica que llevó a la situación actual.
Spotorno también explica que en esta perspectiva evolucionaria se considera a la enfermedad como inevitable, dada la forma como la evolución selecciona y caracteriza la vida de los organismos en interacción unos con otros y con su ambiente. Es decir, no es que las enfermedades sean producto de selección natural, sino más bien que, por causas evolutivas, se van acumulando vulnerabilidades que conducen, permiten o facilitan que ocurra una enfermedad.
Un caso concreto muy estudiado por esta medicina es la obesidad. Spotorno manifiesta que, dada las cifras actuales, no basta con quedarse en los factores que explican que una persona sea obesa y otra no. “Es necesario plantearnos la pregunta evolutiva: ¿Por qué nuestro organismo está diseñado de tal manera que comemos demasiado y realizamos tan poco ejercicio? Simplemente, porque nuestro organismo evolucionó bajo condiciones diferentes de las actuales”, expone.
En el paleolítico la selección natural moldeó reguladores del apetito adecuados para sobrevivir a las hambrunas recurrentes de esos tiempos. Así, aquellos con mejor apetito y capacidad de acumular grasas en períodos de bonanza, sobrevivieron las hambrunas. Nosotros heredamos esa manera de comer, sin embargo nuestra realidad es muy diferente: vivimos en un mundo donde la comida abunda y donde, además, se inventan cada día más alimentos ricos en grasas y azúcares.
Por otro lado, estos ancestros nuestros debían caminar mucho para poder encontrar el alimento, lo cual implica un gasto energético que desfavorece la acumulación de grasa. Por esa misma razón, cuando era posible no moverse, optaban por el sedentarismo, pues ya habían gastado suficiente energía. Nosotros heredamos también esa preferencia por no movernos más de lo necesario, sólo que lo necesario hoy es demasiado bajo.
“Podría pensarse que nuestro cuerpo está diseñado para comer lo que hace bien para la salud y para hacer el ejercicio necesario para mantenernos saludables, pero esto resulta verdadero sólo bajo las condiciones del paleolítico. En condiciones modernas, el resultado de nuestras tendencias naturales es arteriosclerosis y obesidad; lo que fue adaptativo, ahora es maladaptativo. Así también entenderemos porqué ciertas medidas correctivas, una dieta hipocalórica por ejemplo, despiertan esos mismos mecanismos de regulación para la hambruna y consecuentemente producen voracidad, desembocando en sobrepesos mayores después de la dieta”, explica Spotorno.
Pequeñas dosis de aspirina adelgazan la sangre y puedan bajar la tasa de ataques cardíacos a la mitad. ¿Por qué no nacemos con la sangre menos gruesa, entonces? Randolph Nesse, fundador de la Medicina Evolutiva, explica que eso habría sido muy riesgoso en los tiempos ancestrales, cuando las probabilidades de herirse eran mayores.
- La conducta natural de evitar incestos es adaptativa. Lo mismo el que los mellizos tengan menos probabilidades de supervivencia.
- La dentadura humana hoy parece maladaptativa, pues no está hecha para una dieta rica en carbohidratos y ello explica las caries.
- El síndrome de muerte súbita y el llanto sin causa aparente en los lactantes (el llamado cólico) pueden ser explicados por la separación corporal entre la madre y el niño, cosa que no ocurría en tiempos pasados.
Fuente: “Medicina evolucionaria una ciencia básica emergente”, de Ángel Spotorno. Disponible en www.scielo.cl