*Esta nota fue originalmente publicada en 2014.
"Tomar agua hace bien", "Debes tomar al menos 8 vasos de agua al día", "Lo ideal es que tu orina salga muy clara", "Hay que tomar entre 3 y 4 litros de agua al día"... Seguramente todos hemos escuchado estas recomendaciones desde que tenemos memoria y las tomamos por "sanas". Y no deja de ser cierto que el agua es muy necesaria para nuestro organismo, por lo que este articulo no pretende alejar a los lectores de sus botellas de agua ni mucho menos. Lo que sí, busca advertir sobre los riesgos de forzar el consumo de agua más allá de lo razonable y evitar su consecuencia más extrema: la hiperhidratación.
En esta época de ropas ligeras y traje de baño, mucha gente se obliga a acompañar su rutina con vasos de agua. Otros toman para bajar de peso y no sentir vergüenza al exhibirse al sol y otros simplemente, porque tienen sed. El sitio ButterBeliever publicó un artículo apto para nuestra estación del año y calmar los ánimos del fanatismo acuático.
Son los ocho argumentos que da este artículo, de por qué no es sano obligarse a tomar ocho vasos de agua al día o más. Ojo, muchos de los síntomas señalados se refieren a casos extremos, pero si eres de esas personas que vive con una botella de agua en la mano, estás en el grupo de riesgo.
1. Seguir a ciegas consejos en vez de escuchar a tu cuerpo:
Es divertido porque siempre nos dicen que todos los extremos son malos, que hay que consumir con moderación ciertos alimentos, bebidas, etc. Pero cuando se trata del agua, pareciera no haber límites. La gente simplemente piensa: bebe todo lo que puedas. Eso es subestimar al cuerpo. El cuerpo sabe auto regularse y lo que es bueno para él. No hay que forzarlo e ignorar la retroalimentación.
Si tu cuerpo necesita agua, sentirás sed. Si te estás sintiendo mal por tomar tanta agua (extremidades frías, necesidad de orinar, sentir la cabeza pesada) es tu cuerpo diciéndote que debes parar. Y si tu cuerpo tiene hambre, es que necesita nutrición, no que lo engañes con agua.
La próxima vez que te lleves la botella a la boca, piensa: ¿Estoy tomando agua porque lo necesito, o porque "es sano"?
2. Tus alimentos tienen agua:
Muchas veces ignoramos que frutas, verduras, la misma carne, el huevo y el abanico de productos lácteos que consumimos, tienen un montón de agua en su composición. Nos volvemos muy literales cuando dicen que tomar agua es bueno, cuando en realidad en nuestras comidas está casi siempre presente.
Así que si quieres seguir al pie de la letra la recomendación de cuántos litros de agua tomar, deberías considerar lo que viene en forma de comida en el cálculo.
3. Estás reemplazando bebidas nutritivas por agua:
Cuando tomas agua, lo único que ingieres es... agua. Pero si tomas leche fresca, te nutres de vitamina A, D, E y K, además de hidratarte. Lo mismo pasa con los caldos, tés, miel, etc. Hay muchos beneficios prebióticos, vitamínicos, de minerales que uno se puede perder cuando toma solo agua.
4. Estás descompensando tu carga de electrolitos:
Un electrolito es una sustancia que, al disolverse en un solvente, se divide en sus iones componentes. Por ejemplo, la sal (NaCl) al disolverse en agua, se divide en sus iones componentes: Na+ + Cl- (sodio y cloro).
El equilibrio de los minerales, especialmente entre el fósforo y el sodio en el cuerpo, es muy importante. Dentro de las células es preferible una mayor proporción de fósforo, pero en el espacio entre ellas (en el fluido extracelular o líquido intesticial) es preferible que esté más cargado al sodio. En general, este líquido extracelular debe mantenerse como una "solución isotónica" -en este caso, 9 gramos de sal por litro de agua- que mantenga un equilibrio osmótico con el líquido al interior de la célula, es decir, que no provoque que la célula absorba el líquido, ni le haga perder líquido, sino que se mantenga en equilibrio.
Por eso, cuando te deshidratas producto de una diarrea, en el hospital no te dan agua, sino suero, que es una solución isotónica, que te hidrata sin romper el balance de electrolitos.
El problema, cuando bebes agua en exceso, es que rompes ese balance. El agua pura es "hipotónica", es decir, su baja concentración de electrolitos hace que las células absorban el líquido para intentar compensar la concentración de solutos. Cuando la proporción agua en relación con el sodio en la sangre es demasiado alta, se denomina Hyponatremia y provoca que las células absorban tanta agua que se hinchan, alterando sus funciones. En el cerebro, esto causa un aumento de la presión intracraneal, lo que provoca mucho de los síntomas de la hiperhidratación, como dolores de cabeza, náuseas, desorientación y en casos extremos llevar a la muerte.
Puede que hayas escuchado que si la orina sale casi incolora, es una buena señal y que el amarillo indica deshidratación. Pero no es así. La orina incolora es señal de exceso de agua. La orina debe ser de un amarillo claro.
5. La sobrehidratación es muy desagradable:
Los fluidos extra celulares pueden ser: concentrados de manera óptima, sub-optima o demasiado concentrados. Lo mismo en términos de hidratación: óptimamente hidratado, deshidratado o sobrehidratado.
Por ahí habrás oido decir la siguiente joya de sabiduría: "Cuando tienes sed, significa que ya estás deshidratado". Pero sentir sed o hambre no es un problema, es parte normal de estar vivo. El cuerpo habla y te dice si comer o beber, no necesita que lo obliguen. Cuando sientes sed, estás deshidratado en apenas un 5%, muy lejos de ser un problema. Ese es el momento de tomar un buen vaso de agua u otro líquido.
La sobrehidtración es incluso más peligrosa que la deshidratación, porque no es tan fácil de detectar. Algunos indicios son: temperatura corporal baja, querer ir al baño frecuentemente, ir en medio de la noche, dolores de cabeza, irritabilidad, falta de claridad mental, fatiga, movimientos musculares involuntarios, etc.
6. El exceso de agua inhibe la digestión:
Para digerir correctamente los alimentos, se necesitan niveles adecuados de los componentes del ácido gástrico y también un metabolismo alto en funcionamiento. Si uno toma demasiada agua, pueden fallar todas esas cosas y dañar la digestión, perdiendo así los nutrientes de tu comida.
Está bien, por ejemplo, acompañar la comida con agua, pero tomarse un litro media hora antes (la gente lo hace para sentirse satisfecho y comer menos) puede ahogar al estomago en los fluidos y terminar por desnivelar los ácidos gástricos.
Nuevamente, toma sólo si sientes que lo necesitas.
7. Exceso de agua afecta negativamente el azúcar en la sangre:
El agua ayuda a sacar el azúcar fuera de tu sistema. Para una persona que tiene hipoglicemia (bajos niveles de azúcar en la sangre) que toma mucha agua al día, lo único que logra es lavar el poco azúcar que tiene en la sangre. Pero si la persona tiene hiperglucemia (exceso de azúcar), tampoco va a resolver el problema tomando más agua.
La estabilidad de azúcar en la sangre está estrechamente correlacionada con el buen funcionamiento del metabolismo, porque éste determina cuán bien funciona tu hígado. Cuando se concentran los líquidos extracelulares apropiadamente y no se diluye con agua durante todo el día, permite que el sistema metabólico pueda hacer su trabajo, que incluye la limpieza de azúcar de la sangre y de enviarlo a las células, de modo que se puede utilizar como combustible o para ser almacenada como glucógeno .
8. Estás inhibiendo tu metabolismo:
Finalmente y un poco resumiendo todo lo anterior, la sobrehidratación inhibe el metabolismo, afectando a cada sistema fisiológicos hasta el nivel celular.
Cuando tus fluidos se saturan de agua, las células se inundan y no pueden producir energía de la manera que se supone que deben. Los electrolitos y glucosa son fuente de energía y cuando los inundamos, la producción de energía a nivel celular se ve afectada. Esto manda señales de alerta al cerebro, detonando una respuesta de stress.
Debido a que tus células no están recibiendo suficiente de lo que necesitan para producir energía, tu cuerpo va a tratar de conservar tanta energía como sea posible. Una de las primeras cosas que va a hacer para lograrlo, es reducir la circulación, porque quiere mantener el flujo de sangre cerca de órganos vitales. Esto provocará que sientas frío en tus extremidades.
Mientras más grave el proceso, más le cuesta a las células retener el azúcar y sal que necesitan para funcionar y, en consecuencia, las cosas pueden salir rápidamente de control.
¿Cuánta agua debo beber?
Toma tanta agua como necesites para calmar la sed, tan seguido como tu cuerpo te lo pida. Es así de simple.
El artículo no pretende alarmar a los lectores y entendemos que muy poca gente toma tanta agua como para llegar a los extremos descritos en el artículo, pero siempre es bueno manejar información para cuando tomamos decisiones, especialmente cuando son inducidas por dudosas "recomendaciones de salud".
¡Salud!