Los videojuegos suelen contar con muy mala prensa. Que atontan a los niños, que generan toda clase de trastornos sociales y adicciones, que producen niños sedentarios, obesos y lo peor de todo, incentivan la violencia.
Sin embargo, muchas de esas afirmaciones caen más en el terreno del mito que de la realidad. Por un lado, el supuesto vínculo entre los videojuegos y la violencia parece basarse más que nada en prejuicios y un par de excepcionales, pero bullados casos aparecidos en la prensa, de delincuentes juveniles que han expresado fanatismo por algún juego. Desde el sentido común, pareciera ser al revés, pocas personas parecen más tranquilas e inofensivas que los jugadores de videojuegos. De hecho, suelen ser objeto de bullying, más que sus autores.
¿Y el sedentarismo o la sociabilidad? No se puede negar que estar todo el día sentado y encerrado no ayuda a cultivar el físico o las relaciones sociales, pero eso corre también para la TV, el auto, el trabajo y gran parte de la vida moderna. Al menos los videojuegos se pueden jugar con otras personas y las nuevas tecnologías de detección de movimiento, han incorporado algo de ejercicio a este modo de entretención.
A fin de cuentas, como toda herramienta y tecnología, su beneficio o perjuicio se encuentra en su modo de uso. Un consumo obsesivo sin duda puede traer problemas, pero diversos estudios que se vienen acumulando desde hace años, parecen indicar que, bien usados, los videojuegos traen varios beneficios para nuestra vida. En este artículo recopilamos algunos de ellos.
La Universidad Estatal de Michigan realizó un estudio a 500 niños de 12 años y concluyó que aquellos que usan juegos electrónicos eran más creativos especialmente al dibujar o crear historias. Llegaron a esta conclusión luego de utilizar una prueba llamada “Torrance Tests of Creative Thinking”, que mide la capacidad de la persona de ser original, de elaborar ideas fluidamente y la capacidad de aumentar el flujo creativo y la capacidad de concentración durante este periodo creativo.
Otra investigación publicada en la revista “American Psychological Association”, dice que los First Person Shooter (Juegos de disparos en primera persona) ayudan a mejorar la percepción espacial y potencian la capacidad de aprendizaje. Y según la neurocientífica de la Universidad de Rochester, de EE.UU., Daphne Bavelier, los videojuegos de acción ayudan en la vida real a percibir mejor los detalles y de forma más rápida. Además, según indica, otorgan una mejor capacidad para tomar decisiones precisas y potencian la plasticidad cerebral que permite acceder a nuevos conocimientos.
Una investigación realizada por la Universidad de California, en que participaron 19 pacientes con síntomas de depresión subsindromal (SSD) de entre 63 y 94 años de edad, demostró que el uso constante de “Exergames” (juegos combinados con ejercicio de un modo entretenido) en los tratamientos, ayudaría a combatir la enfermedad.
Según los investigadores, esta práctica incrementó el ánimo y la salud mental de los pacientes que fueron sometidos a jugar un “Exergame” (Wii Sports) en la Nintendo Wii durante una sesión de juego de 35 minutos, 3 veces a la semana. El resultado fue que el 50% de los pacientes mejoró sus síntomas depresivos y su salud mental, incluso algunos, incrementaron su estimulación cognitiva.
La doctora Sarah Rebstock, encargada del programa contra el dolor del Centro Médico Nacional para Niños de Washington D.C. (Children’s National Medical Center), aseguró que combinar el uso de ciertos videojuegos con tratamientos kinesiológicos ayuda a mejorar la salud de los pacientes sin que éstos sientan que son sometidos a un tratamiento médico molesto. El niño, durante su rutina, podría entonces jugar, pintar y hasta ejercitarse mientras es analizado por los médicos.
Asimismo, como indica Rebstock, los videojuegos sirven también como distractores para que los niños pierdan el miedo a la interacción con los médicos.
Investigadores de la Universidad de Padua, encabezados por el sicólogo Andrea Facoetti, estudiaron a 20 niños con dislexia de entre 7 y 13 años. La idea era someterlos durante varias jornadas a jugar videojuegos que requerían respuestas rápidas bajo presión, como Rayman Raving Rabbits (Wii) y llegaron a la conclusión que los que jugaron 12 horas durante 14 días lograron mayor velocidad de lectura y un menor porcentaje de error al escribir versus los que no se sometieron al experimento.
Según Faceotti, el estudio se basó en que muchos lectores tienen problemas para enfocar objetos dentro de las matrices de lectura, “algo que los videojuegos de acción ayudan a fortalecer, porque exigen controlar objetos centrales, periféricos, todo dentro de un escenario de aparente caos, lo que ayuda a agudizar la capacidad de rastrear sucesiones de palabras dentro de un texto”, indicó.
Para finalizar, la British Medical Journal publicó el resultado de la investigación más grande que se ha realizado sobre videojuegos hasta ahora. En ella se investigó a 11 mil niños durante 10 años y se comparó el efecto de los videojuegos y la televisión sobre su comportamiento y riesgo de conductas patológicas o antisociales. ¿Conclusiones? El estudio no encontró ningún vínculo entre la exposición a videojuegos y problemas de conducta, síntomas emocionales, hiperactividad, déficit atencional o relaciones sociales.
A fin de cuentas, como todo cambio en nuestros estilos de vida ancestrales, los videojuegos pueden traer tanto beneficios como perjuicios, que es sano saber controlar y compensar. Pero como prueban los antecedentes anteriores, cuando se los pone en buen uso y se les da la oportunidad, pueden ser tremendamente beneficiosos.