Eran aproximadamente las 3:45 am del 1 de enero, cuando Bindu y Kanakadurga, dos mujeres de aproximadamente 40 años, se adentraron en el centro de peregrinación Sabarimala, ubicado entre un grupo de colinas en la ciudad de Kerala (India). Escoltadas por algunos agentes policiales, ambas causaron revuelo entre los asistentes al lugar sagrado, pues en dicho sitio existía, hasta hace poco, una centenaria restricción que impedía el ingreso de mujeres entre los 10 y 50 años de edad (periodo en el que, aproximadamente, su ciclo menstrual está activo).

Ante el descontento de una multitud de peregrinos, entraron y salieron del templo, sin imaginarse que lo que acababan de hacer tendría un impacto mundial y empoderaría a millones de mujeres en Kerala; eran las primeras en poner un pie en ese sitio para hacer frente a una realidad que consideraban injusta.

Las leyendas del dios célibe

A Sabarimala asisten anualmente 50 millones de personas, convirtiéndolo en uno de los sitios de peregrinación más grandes del mundo. En dicho lugar, se venera a Ayyappan (también conocido como Dharma Shasta), una deidad del hinduismo que, según las leyendas, es célibe y logró vencer a un poderoso demonio en forma de mujer joven.

• Te puede interesar: Religiones del mundo: El Hinduismo, la religión que se resiste a ser definida

"La naturaleza célibe de la deidad es la principal razón de las autoridades del templo para impedir la entrada de mujeres en edad [menstrual]", reseña el medio One India, resaltando que la violación de esta norma se considera una ofensa a Ayyappan.

Aunque legalmente el Tribunal Supremo de la India declaró que cualquier persona, en su derecho de practicar la creencia de su preferencia, puede entrar y peregrinar entre las montañas de Sabarimala, la realidad es muy distinta y miles de fieles de Ayyappan han prometido incluso suicidarse en masa si el veto que mantiene el templo no se respeta.

"Las rebeldes de Kerala"

Desde que la restricción fue aclarada y anulada por la justicia india, en septiembre del año pasado, pocas mujeres se atrevieron a pisar Sabarimala por temor a sufrir algún tipo de agresión. Pero la historia tuvo un vuelco radical cuando el 1° de enero Bindu y Kanakadurga se adentraron en el templo religioso, siendo las primeras en conseguirlo.

• Te puede interesar: En este pueblo las que mandan son las niñas. Y es un paraíso

Inmediatamente, la noticia empezó a darle la vuelta al mundo y todos se preguntaban quiénes eran las dos mujeres que se rebelaron ante las restricciones que había mantenido el templo. Uno de los primeros medios en responder dicha interrogante fue el New Indian Express, contando que Bindu es profesora asistente de la Escuela de Estudios Jurídicos de la Universidad de Kannur, mientras que Kanakadurga es una empleada pública de la ciudad de Malappuram.

Ambas aclararon que sus acciones no formaban parte de ninguna agenda política y que lo hicieron por convicciones religiosas, además, confesaron que el pasado 24 de diciembre también intentaron ingresar a Sabarimala, sin poder conseguirlo. "Si hubiéramos regresado a nuestras casas, estábamos seguras que nunca podríamos visitar Sabarimala. Entonces buscamos la ayuda de la policía", a modo de protección, aseguró Bindu.

Millones de mujeres en la calle

El acto desafiante de Bindu y Kanakadurga tuvo una inesperada respuesta en las calles de Kerala, cuando millones de mujeres, reclamando igualdad, se unieron en una cadena humana que superó los 600 kilómetros (¡la distancia desde Santiago a Vallenar!), según informó la BBC.

"Esta es una excelente manera de decir qué tan poderosas son las mujeres y cómo podemos potenciarnos y ayudarnos mutuamente. Apoyo el movimiento para permitir que mujeres de todas las edades entren en el templo [Sabarimala] y no creo que la tradición o ningún tipo de atraso detenga a las mujeres ", expresó Kavita Das, una de las manifestantes consultadas por la cadena británica.

• Te puede interesar: ¿Qué es (y qué no es) el feminismo?

Pero los fundamentalistas y radicales también salieron a las calles para responder a lo que ellos consideran una afrenta por parte de las mujeres. El choque entre ambos grupos, en el que tuvo que intervenir la policía india, generó la detención de 900 personas, la destrucción de 79 autobuses y el fallecimiento de un manifestante.

Entre toda esta ola de violencia, lo más increíble es que una tercera mujer logró entrar al templo de Ayyappan. Se espera que la lucha de millones de ellas resulte en un tratamiento más tolerante e igualitario en el recinto religioso durante los próximos meses.

¿Qué hará el Gobierno indio?

El alcance de los hechos en Kerala no fue ajeno al Gobierno indio, pues gran parte de los fundamentalistas y defensores del veto a las mujeres en el templo, son adeptos al partido del actual primer ministro, Narendra Modi.

Al respecto, el mandatario lamentó la muerte de uno de los manifestantes, identificado como seguidor del Partido Popular Indio que él representa, y no mostró una postura muy clara al respecto de la polémica que existe en cuanto al veto en Sabarimala, señalando que "hay algunos templos que tienen sus propias tradiciones, a los que no pueden ir los hombres. Y los hombres no van".

El valiente actuar de las mujeres en la India, más allá de ser un llamado a alzar la voz por la igualdad de género, es una invitación a evaluar viejas costumbres, para que las que carezcan de sentido simplemente queden en el pasado y las que contienen un valor religioso o cultural, simplemente se abran a la posibilidad de que cada uno de nosotros pueda ejercer sus derechos en libertad.

¿Crees que este acontecimiento marcará un precedente en la lucha por la igualdad de género?