biología, animales, inmortalidad, medusa, pino, ciencia
Imagen: César Mejías

¿La inalcanzable inmortalidad? ¡Mueran de envidia! Existe y estos seres vivos la poseen

Discutida desde los albores de la humanidad, la inmortalidad biológica es un fenómeno raro pero real que en algunos seres vivos, vegetales y animales, ocurre. ¿Qué dicen los científicos sobre estos casos?

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2018-12-21 | 07:00
Tags | biología, animales, inmortalidad, medusa, pino, ciencia
Un estudio de 2001, comparó biomarcadores de edad en ejemplares de desde 23 hasta 4.713 años de vida y no encontró ningún cambio estadísticamente significativo. Es decir, las células de un pino “bebé” de 23 años, no se diferenciaban de las de uno 4.000 años más antiguo.
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La inmortalidad es un tema sobre el que nosotros, como humanidad, hemos discutido desde tiempos antiguos, incluso en la era humana pre-Don Francisco. No hay religión o filosofía que no la abarque de alguna manera y se incluye en muchos credos como parte de su lista de recompensas si nos portamos bien.

Hoy, luego de milenios de considerarla como una especie de superpoder, personalidades como Elon Musk (cofundador de PayPal, Tesla Motors, SpaceX, entre otras grandes compañías) y Ray Kurzweil (ingeniero en jefe de Google y afamado inventor), creen que no estamos muy lejos de alcanzarla, gracias a la digitalización del cerebro. Pero hay un tipo de inmortalidad que no hay que imaginarse porque ya existe y ha existido desde hace miles de años.

Nosotros no la tenemos, pero algunos seres vivos poseen la rara capacidad de no envejecer, un fenómeno llamado inmortalidad biológica. Esto no significa que no mueran por enfermedades o abiertos por el bisturí de un científico, sino que, si los dejan en un ambiente ideal, pueden vivir cientos y cientos de años y, según científicos, hasta la eternidad, porque para ellos la edad es, de verdad, un simple número.

Pero antes: ¿qué nos lleva a envejecer?

Para entender qué es lo que impide el envejecimiento, es bueno partir de los fenómenos biológicos que lo gatillan. ¿Por qué luego del paso de los años nuestro cuerpo, simplemente, no da más?

Desde el día en que nacemos, nuestro organismo viene marcado por dos procesos biológicos: degeneración celular y capacidad de regeneración, el ying y el yang, el tangananica y el tangananá. Células mueren y otras ocupan su lugar cada día de nuestras vidas, en todos los rincones de nuestros cuerpitos. Con el paso del tiempo, ambos procesos sufren cambios: mientras la degeneración y el daño celular se acelera, nuestro cuerpo pierde la capacidad de regenerarse.

Hay muchísimas teorías que explican las causas, ninguna indiscutida, pero lo que nos importa es la consecuencia. El producto de este desbalance es una acumulación de las células senescentes, también llamadas “zombies”, porque no están ni ahí con hacer apoptosis (matarse) ni reproducirse, simplemente se quedan ahí, vacilando, hasta que nuestro sistema inmune pasa la escoba. El mecanismo de senescencia es una de nuestras mejores defensas contra el cáncer, porque impide la proliferación de las células anormales, sin embargo, con el tiempo se comienzan a acumular en los tejidos, y esto es, señalan científicos, lo que causa los achaques y varias enfermedades que comienzan en la tercera edad.

¿Cómo, entonces, algunos seres vivos evitan esto?

El pino longevo (y posiblemente inmortal)

Este es el nombre literal de la especie vegetal más (du’h) longeva del mundo, tan longeva que, al menos a nivel celular, parecer ser inmortal.

Aunque no prospera bajo todo tipo de suelo o clima, este pinito (Pinus longaeva) puede vivir fácilmente miles de años. De hecho, existe un miembro de esta especie que lleva nada menos que 5.068 años estimados bajo el sol, es decir, ¡germinó cuando la humanidad inventaba la escritura!

Un estudio de 2001, comparó biomarcadores de edad en ejemplares de desde 23 hasta 4.713 años de vida y no encontró ningún cambio estadísticamente significativo. Es decir, las células de un pino “bebé” de 23 años, no se diferenciaban de las de uno 4.000 años más antiguo. El proceso de regeneración celular, al parecer, nunca decae, y, de hecho, el árbol nunca deja de crecer.

¿Qué tienen estos pinos que no tengamos nosotros (aparte de ser vegetales)? Al igual que toda especie vegetal, el pino longevo tiene meristemos, que serían algo así como la versión verde de la médula. Son centros de células indiferenciadas (como nuestras células madres) que se hallan en la punta de brotes y en la punta de las raíces. Los meristemos les permiten a las especies vegetales crecer nuevos brotes, pero también fortalecer sus órganos ya existentes.

Normalmente la división celular en estos centros ocurre a un ritmo rápido que, luego de innumerables ciclos, va gastando al árbol, y de ahí que ellos son tan mortales como nosotros. Lo que decide en gran medida la longevidad de algunas especies, entre ellas el pino longevo, es el desempeño de su centro quiescente, una parte de los meristemos de las raíces donde las células se dividen de manera mucho más irregular.

Según científicos, en especies como el pino longevo, el centro quiescente se activa solo como respuesta a daño celular, funcionando así como una especie de respaldo de células madres listas para reemplazar aquellas dañadas. Como el daño celular es lo que a la larga produce la vejez, este centro quiescente funciona, entonces, como una real fuente de la juventud, literalmente, en la punta de sus raíces.

Bonus track chilensis: el segundo árbol más longevo con edad verificada del mundo (3.647 años y contando) está en Chile y es un espécimen del Fitzroya cupressoides o alerce patagónico. Es posible que el mismo mecanismo antes descrito, también le permita a este género una inusitada longevidad.

Almejas: deliciosas y añejas

Otro ser vivo que podría llevarse el honor de ser, aparentemente, biológicamente inmortal, es la almeja islandesa (Arctica islandica).

Un ejemplar bautizado como “Ming el molusco” fue, de hecho, registrado como el animal más longevo de la historia, con 507 años verificados. Posiblemente hubiera vivido otros cientos de años más, sino hubiera sido atrapado por biólogos en 2006 y, sin querer queriendo, matado.


QEPD, Ming. Créditos: James Scourse

Se sabe que esta especie, a una profundidad adecuada, puede superar fácilmente los 300 años, ya que sus procesos celulares alcanzan una estabilidad, al parecer, perpetua.

La clave, señalan científicos, es la resistencia de sus membranas celulares al estrés oxidativo provocado por los radicales libres, átomos (de oxígeno en este caso) con electrones despareados en nuestros cuerpos que buscan su media naranja, haciendo daño de por medio.

Los radicales libres son algo normal, pero su aumento está vinculado a la vejez y a muchas enfermedades que asociamos a ella (Alzheimer, Parkinson). Todo esto, no aplica para estas suertudas almejas.

Las medusas “Benjamin Button”

¿Se imaginan que, al alcanzar la tercera edad, pudiéramos optar por renacer? Y no en el sentido religioso, sino literalmente: convertirnos en un feto y vivir un nuevo ciclo, y así, hasta quién sabe cuándo.

Es así como la medusa inmortal(Turritopsis dohrni) burla a la muerte en sus varias formas: al sentirse amenazada, ya sea por estrés del ambiente o por una enfermedad, puede, a voluntad, deteriorar su cuerpo y tentáculos para revertir su desarrollo a su etapa de pólipo. En esta etapa, la pre-medusa es un simple organismo parecido a una planta, que se adhiere a superficies bajo el agua, desde donde renacerá como mini-medusa de 1 milímetro. Pocas semanas después, alcanzará su madurez sexual y es así como, técnicamente, podría vivir para siempre.


Medusa inmortal y próxima jefa suprema de la humanidad.Fuente: ABC


Este proceso de reversión, una habilidad única en el reino animal, es rapidísimo, tanto que aún hoy no se ha observado en su hábitat natural. Científicos saben que se debe a un proceso llamado transdiferenciación, donde las células se reprograman para transformarse en otras (como si una neurona, de pronto, se convirtiera en una célula del riñón).

Si bien este mismo proceso se ha probado en laboratorios, se ha hecho solo en células humanas y animales específicas y con resultados muy limitados, nada que ver con el cambio tipo transformer de la medusa inmortal, que, de todas formas, puede morir bajo ataques de predadores (sobre todo en sus etapas tempranas).

¿Y qué queda para nosotros, los pobres mortales?

Mientras Elon Musk y compañía no logren dar con la clave de la digitalización de la mente, solo nos queda aprender de lo que la biología del reino animal y vegetal nos puede ofrecer.

Todos los casos antes mencionados son, en gran parte, aún misterios. Investigarlos más en profundidad y secuenciar su genoma, podrían arrojar algo. No la inmortalidad, pero quizá un nuevo tratamiento contra el cáncer o una forma de enlentecer la demencia. O una secuela de Benjamin Button.

¿Crees que el humano alcanzará alguna vez la inmortalidad? ¿De qué tipo? 

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Comentarios
El Sharif Ramires Provoste | 2018-12-21 | 15:12
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Muy bonita la ilustración de la portada.
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carmen concha | 2018-12-21 | 18:12
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Yo iba a nombrar los akerces de 3000 años en el Parque Pumalin, pero tu los nombraste.
El conocimiento de la existencia de esta renovación celular debe estar siendo estudiado hace mucho me imagino, para reponer órganos y para estudio del cáncer.
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Francisco Adivinación | 2019-01-01 | 02:02
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Pero estos casos no son casos de inmortalidad.
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