En 1995, un evento deportivo simbolizó la reunificación de un país y sus habitantes. Sudáfrica, con Nelson Mandela elegido como presidente, albergó la tercera edición del Mundial de Rugby, ganando como equipo anfitrión e imponiéndose en la final a la favorita Nueva Zelanda.
Pocos hitos deportivos han representado tanto para una sociedad como aquel triunfo de la selección sudafricana de rugby, pues significó la caída de las barreras raciales que, a raíz del apartheid, habían separado a los habitantes de ese país.
Pero el rugby, disciplina caracterizada por el trabajo en equipo, la comunicación y el juego físico, también ha generado un cambio positivo para los habitantes de un pequeño pueblo a miles de kilómetros de Sudáfrica.
En Venezuela, específicamente en el municipio Revenga, ubicado a unos 80 kilómetros de Caracas, se encuentran las instalaciones de la Hacienda Santa Teresa, una empresa establecida hace más de dos siglos en territorio caribeño y una de las principales productoras de ron de dicha nación.
Durante el año 2003, la hacienda sufrió un asalto por parte de tres delincuentes que, tras someter a los encargados de seguridad y robar algunos artículos, huyeron. Días más tarde, fueron capturados por las autoridades policiales.
El empresario venezolano de origen alemán, Alberto Vollmer, es el gerente general de la Hacienda Santa Teresa, cargo que heredó de su padre, manteniendo la tradición de la familia. Tras el episodio del asalto a su propiedad, decidió ir hasta la comisaria del pueblo y encarar a los sujetos que habían llevado a cabo el delito. La propuesta que les hizo fue inesperada.
Vollmer planteó dos opciones a los asaltantes: cumplir condena en la cárcel o realizar trabajo sin pago en su empresa durante tres meses para reponer el daño ocasionado. Los asaltantes optaron por la segunda vía, la misma que les cambiaría la vida.
Incorporados a las labores de la Hacienda Santa Teresa y recibiendo alojamiento y comida a cambio, los sujetos que habían llevado a cabo el robo le plantearon a Vollmer la posibilidad de sumar a su empresa a algunos compañeros que estaban dispuestos a dejar la vida delictiva para empezar de cero.
El empresario vio la posibilidad de hacer algo positivo por estas personas y recibió en su propiedad a 22 hombres cuya única realidad era el crimen, la violencia y las drogas. Además de ofrecerles la oportunidad de trabajar, los incentivó a realizar actividades deportivas y a formar un equipo de rugby, para reforzar aspectos como los valores, el compañerismo, el esfuerzo y la disciplina.
Es así como nació el Proyecto Alcatraz, una iniciativa que ha ayudado a disminuir los índices de criminalidad en la población de Revenga y que, además, ha permitido que personas cuyo pasado se había caracterizado por un estilo de vida delincuencial, se reinserten a la sociedad.
Durante su formación universitaria, Vollmer tuvo la oportunidad de viajar a Europa y complementar sus estudios con la práctica de una disciplina deportiva que, según él, "permite una compenetración con tus compañeros de equipo que no se logra en otros deportes".
"Sientes que tienes tu vida suspendida por un hilo antes de entrar a la cancha, donde vas a dar el todo por todo por tus hermanos", cuenta el empresario venezolano en una entrevista ofrecida al programa español Informe Robinson.
Aunque el principal propósito de practicar esta disciplina fue netamente para reforzar en los integrantes del programa los conceptos de compañerismo, respeto, trabajo en equipo y sacrificio, “los alcatraces” consiguieron competir en la liga nacional de rugby de Venezuela, enfrentándose de tú a tú con equipos de mayor experiencia y recorrido.
Actualmente, el equipo es tetracampeón de la liga de rugby venezolano y algunos de los integrantes han tenido la oportunidad de jugar en clubes fuera del país. Además, jugadores pertenecientes a Alcatraz Rugby Club han sido convocados por la selección nacional de Venezuela para representar al país en enfrentamientos internacionales.
El trabajo que realiza la Fundación Santa Teresa a través del Proyecto Alcatraz, consta de tres pasos: aislamiento con orientación psicológica e inicio de las prácticas de rugby, reintegración comunitaria para la reparación del daño causado y una fase final que consiste en formación para el trabajo.
A través de esta línea de trabajo, en Revenga se han desmovilizado nueve bandas criminales, según cifras ofrecidas por la Fundación Santa Teresa en su sitio oficial y, además, la tasa de homicidios disminuyó de 114 por cada 100 mil habitantes (2003), a 24 por cada 100 mil habitantes (2014).
La masificación del rugby gracias al Proyecto Alcatraz no solo se puede observar en los diferentes espacios destinados para hacer deporte en Venezuela, pues actualmente 11 cárceles y alrededor de 440 privados de libertad, participan en el programa Rugby Penitenciario, el mismo que derivó del proyecto original implementado por Vollmer.
Internacionalmente, países como Argentina y España han replicado proyectos como Alcatraz, dando una segunda oportunidad a aquellas personas que cumplen condena en distintas cárceles y que encuentran en el deporte una oportunidad para mejorar como seres humanos y aprender sobre el valor del trabajo en equipo y el sacrificio por lograr las cosas.
Muchas veces el deporte, como el arte, la cultura y la recreación, tiene un trasfondo más allá de la práctica de la actividad como tal. La disputa de un balón, el lanzamiento de una pelota o el tramo final de una pista de atletismo, representa la superación y el esfuerzo de una persona por cumplir su sueño o, simplemente, demostrar que cuando existe voluntad y deseos de alcanzar algo, solo se necesita convicción y trabajo duro.