El encuentro aún no tiene fecha, ni lugar, ni mucho menos una hora confirmada y sin embargo, ya ha generado una ola de reacciones (y miradas de escepticismo) a lo largo del globo. Es que para todos los que seguimos las noticias internacionales, esta semana la iniciamos con una sorpresa.
El lunes se anunció que el líder supremo de Corea del Norte, el enigmático Kim Jong Un, recibiría a su homólogo y eterno rival, el Presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, para llevar a cabo lo que podría convertirse en el tercer encuentro entre los mandatarios desde que ambos países comenzaron una suerte de deshielo entre sus maltratadas relaciones diplomáticas.
Los dos dirigentes se reunieron por primera vez en abril, en una cumbre que generó gran expectación mundial. Volvieron a verse la cara en mayo, pero esta vez en conversaciones más informales. Todo este diálogo se llevó a cabo en Panmunjom, la Zona Desmilitarizada (DMZ) que separa a los dos estados, y luego de turbulentos meses de relación entre Corea del Norte y Estados Unidos.
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Ahora detengámonos un poco en cómo ha sido la diplomacia entre la primera potencia mundial y el que es considerado como el país más aislado del mundo, para poder entender así qué efectos tiene en la Península coreana.
Desde que el ex rostro de reality se convirtió en el nuevo inquilino de la Casa Blanca, -en enero de 2017- la escalada de amenazas verbales entre ambos países ha logrado poner nervioso a más de alguno. No olvidemos algunas de las reacciones más polémicas del mandatario.
"Mejor que Corea del Norte no lance más amenazas a Estados Unidos", aseguró Trump el 8 de agosto de 2017, desde su club de golf en Nueva Jersey, donde advirtió que Pyongyang, la capital de Corea del Norte, "se encontrará con un fuego, una furia y un poder que, francamente, este mundo no ha visto antes".
Sus declaraciones ocurrieron luego de que un informe de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) de Estados Unidos sobre Corea del Norte, revelara que Pyongyang logró producir una cabeza nuclear en miniatura que podría incluirse en uno de sus misiles balísticos. La noticia dio inicio a una serie de agudos intercambios que más que alivianar la situación, pusieron en jaque también los avances entre ambas Coreas.
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Pero a comienzos de este año Corea del Sur llegó a salvar la situación. Ya que, pese a estar en un segundo plano en la prensa internacional -y opacado por dos grandes personajes y sus berrinches- el presidente surcoreano, ha sido para muchos el verdadero responsable del momento de acercamiento que se vive en la península coreana. Fue él quien dio los primeros pasos para este acercamiento, luego de asumir su cargo en mayo del año pasado y fue él quien convenció tanto a Kim, como a Trump, de dejar de lado las bravuconearías y verse cara a cara.
Y eso dio lugar a un momento histórico: el inédito encuentro entre ambos líderes rivales en junio, algo nunca antes visto.
Pero, ¿en qué se ha avanzado desde aquella reunión? Lamentablemente, los analistas concuerdan en que no mucho más allá de las palabras. No importó la dialéctica grandilocuente del mandatario estadounidense, en la práctica las relaciones se han dificultado incluso hasta el punto de afectar negativamente el diálogo entre ambas Coreas.
Que Pyongyang desmantele su programa atómico y nuclear. ¿Ha tenido éxito? La respuesta es un no rotundo. En su cumbre con Trump, Kim se comprometió a trabajar para llevar a cabo un proceso de desnuclearización, algo que fue tomado como una promesa vaga, abierta a distintos tipos de interpretaciones.
Incluso, según indicaron altos cargos estadounidenses al periódico The Washington Post, el país podría incluso estar ampliando su arsenal de misiles.
De todas formas (y luego del anuncio de la nueva reunión) la portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Heather Nauert, aseguró este martes que las conversaciones entre su país y Corea del Norte sobre la desnuclearización están avanzando “en la dirección correcta”. Así que puede que no todo esté perdido.
La base de su enfrentamiento, en otras cosas, viene de las duras sanciones económicas que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impuso sobre el régimen norcoreano, gracias a la presión de Washington. Para hacerse una idea, la penalización recortó en US$ 1.000 millones (665 billones de pesos chilenos) los ingresos por exportaciones al país, que ya vivía un aislamiento global importante.
“En cuanto a la desnuclearización, la situación ha retrocedido desde abril, debido a la forma en que el Presidente Trump manejó la reunión de Singapur. Con respecto a la reducción de tensiones, eso sigue avanzando, con China y Corea del Sur felices de desvincularse de Estados Unidos”, aseguró a El Definido, analista del Centro de Políticas de Estudios para Asia del Brookings Institution, Richard C. Bush.
Volvamos ahora a las dos Coreas y en las consecuencias que podría traer una nueva reunión entre sus líderes.
Los analistas concuerdan en que un encuentro entre Kim y Moon podría servir para reactivar el proceso de diálogo, que se vio directamente afectado por las disputas entre el líder norcoreano y Trump.
Las profundas diferencias entre Washington y Pyongyang han provocado un estancamiento en el proceso. La Casa Blanca se ha mantenido firme en que Corea del Norte exponga de forma detallada y precisa sus capacidades nucleares, al mismo tiempo que exige que destruya su armamento lo antes posible. Pero el gobierno de Kim argumenta que ya desmanteló parcialmente su complejo de ensayos atómicos en mayo pasado. Exige además, que se le levanten algunas de las sanciones que afronta. Y en esto también culpa a Corea del Sur.
El domingo, un medio de comunicación ligado al gobierno de Kim acusó a Seúl, la capital de Corea de Sur, de “obedecer de forma ciega” a los lineamientos de Washington. "Han pasado más de 100 días desde que la Declaración de Panmunjom del 27 de abril (la primera cita de Kim y Moon) fue adoptada, pero no se ha registrado ningún fruto ni progreso razonable. Es debido a las sanciones de Estados Unidos y a la participación injusta de Corea del Sur en las mismas", opinó la página web Uriminzokkiri, citada por el diario español El Mundo.
Es por estas razones, que un encuentro entre ambas Coreas -sin EE.UU. de fondo- podría ser beneficioso para que los países avancen en su propia agenda.
“El Presidente Moon está muy motivado para mantener el proceso de reconciliación, a pesar de que las relaciones con Estados Unidos estén mal. Kim Jong Un por su parte, está interesado en que las otras partes (Corea del Sur, China, Estados Unidos y Japón) se dirijan a él en lugar de lo contrario”, explicó Bush.
El experto descarta, sin embargo, que el encuentro provoque un acercamiento entre Estados Unidos y Corea del Norte. “Dudo que esta cita reactive el proceso con Estados Unidos, ya que la prioridad que está puesta en la desnuclearización y es un tema clave para el país, está en declive”, aseguró.
Según el diario The Korea Herald, ambos países coinciden en la importancia que tendría firmar un tratado que ponga fin de manera formal a la guerra de Corea. Hasta el momento solo existe un armisticio que ambos países firmaron en 1953, en el que acordaron el cese de hostilidades y un alto a los enfrentamientos armados. Por lo mismo, ambos países técnicamente siguen en guerra y esta situación solo podría corregirse mediante un acuerdo de paz.
Por otra parte, algunos medios de comunicación como el diario español El Mundo, han informado que Moon podría instar a Kim Jong Un a participar en la Asamblea General de Naciones Unidas que cada año se celebra en Nueva York a fines de septiembre. Su presencia en ese foro, que reúne a los principales líderes mundiales, podría darnos otra postal para recordar en el arduo camino de acercamiento de Corea del Norte.
Según ha detallado también la prensa local, Moon tendría como objetivo comenzar la construcción de un ferrocarril interoceánico este año, proponiendo una comunidad ferroviaria de Asia oriental que incluya a Estados Unidos, China, Japón, Rusia y Mongolia.
Ahora, ojo con algunos detalles. Ya detallamos que no hay fecha para el tan esperado encuentro, pero un portavoz del presidente surcoreano, Kim Eui-kyeom, indicó que éste podría producirse en la segunda semana de septiembre. Ese mes será clave para Corea del Norte, ya que por esos días planea tirar la casa por la ventana para celebrar el 70 aniversario de su estado.
“Esto representa un riesgo para Corea del Sur y el Presidente Moon, ya que Corea del Norte podría manipularlo para legitimizar su estado”, aseguró Bush a El Definido.
En todo caso fue Pyongyang el escenario donde se llevaron a cabo las dos primeras cumbres intercoreanas (en 2000 y 2007) y que marcaron una fase inédita que fue llamada “Política del Amanecer”, por la aceptación entre ambos países.