En El Definido hemos hablado varias veces sobre la amistad, acerca de la importancia de tener buenos amigos, de esos que te ayudan a hacer cosas lateras, con los que te ríes a carcajadas y también con los que puedes pasar horas y horas conversando aunque no se vean tan seguido. Dicen que si una amistad dura más de siete años, probablemente será para toda la vida. ¿Crees que sea cierto?

Lo curioso de los amigos es que los elegimos y con características muy parecidas a las de nosotros. Generalmente con ellos compartimos la edad, religión, nivel socioeconómico, educativo, preferencias políticas, etc.

La ciencia dice que quienes tienen buenos amigos, viven más años, tienen una menor incidencia de depresión y ansiedad, un menor riesgo de tener alguna enfermedad e incluso son personas más empáticas. Pero ojo, porque esta no es una razón para empezar a acumular amigos como locos. El ser humano, tiene una capacidad limitada para atender a sus amigos y mantener una relación significativa con cada uno de ellos.

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Una amistad muy muy profunda

Según investigaciones recientes, las amistades son mucho más profundas de lo que creíamos. ¿Cómo así?

Hace algunos años, se dijo que somos tan parecidos con nuestros amigos que, a nivel genético, podría ser similar a ser primos lejanos. Pero una investigación reciente ha ido más allá, y sugiere que somos excepcionalmente similares a nuestros amigos en la forma en que percibimos y respondemos al mundo que nos rodea.

Se trata de un estudio realizado por científicos estadounidenses y publicado en la revista Nature, que concluyó que los cerebros de amigos cercanos compartían un fenómeno llamado homofilia neuronal. ¿Qué significa esto?

Al exponer a dos amigos al mismo video, estos tenían los mismos reflujos y oleadas de atención y distracción, el mismo punto máximo de procesamiento de la recompensa y las mismas alertas de aburrimiento.

¿Cómo llegaron a descubrirlo?

Estos científicos fueron capaces de predecir qué tan fuerte era el vínculo social entre dos personas “leyendo” sus cerebros. La idea era probar si la amistad se asocia con una mayor similitud de respuesta mental en tiempo real.

Para esto, los investigadores hicieron una red social compuesta por una generación de 279 estudiantes universitarios de la Escuela de Negocios de Dartmouth. A los estudiantes, que se conocían entre sí y que en muchos casos compartían pieza, se les pidió que llenaran un cuestionario. A partir de esa información, los investigadores hicieron un mapeo con distintos grados de conexión: amigos, amigos de amigos o si eran más lejanos.

Luego, se le pidió a 42 de ellos que observaran una serie de videos de diversos temas como clips de comedias, documentales y debates. Estos fueron seleccionados de manera tal que no fueran familiares para ellos. Al mismo tiempo, sus cerebros estaban siendo escaneados con imágenes de resonancia magnética funcional. Para su sorpresa, las respuestas neuronales eran “excepcionalmente similares entre amigos” si se comparaban con las de quienes no lo eran.

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“Nuestros resultados sugieren que los amigos son similares en cuanto a la forma en que ponen atención y procesan el mundo que los rodea”, explicó una de las investigadoras del estudio, la psicóloga Carolyn Parkinson.

Sin embargo, aclaran que con estos resultados no es posible determinar si la similitud de respuesta neuronal es una causa o consecuencia de la amistad: ¿se hicieron amigos porque sus neuronas estaban “alineadas” a las mismas respuestas o se fueron “alineando” en el camino?

“Por lo tanto, los estudios longitudinales futuros deberían medir si las similitudes de la respuesta neuronal entre sujetos predicen la formación posterior de la amistad entre los miembros de las redes sociales en evolución”, dicen. Quizás en el futuro, una simple resonancia magnética te dirá cuál será tu mejor match de amistad, con cuál de tus amigos debieses compartir departamento o cuál será esa “alma gemela” que te acompañará hasta la vejez.

¿Te someterías a una prueba de amistad con tu mejor amigo?