Destacado Concurso Navidad
Ya son las 12 de la noche, todos estamos escondidos en el dormitorio de mi abuelita, callados, sumisos y expectantes. Se escucha el crujir de los vidrios explotando, mientras la risa nerviosa de mi madre hace eco en la penumbrosa habitación. Mi padre se levanta y prende la Luz. Vamos tras él hacia el comedor y los ojos de mi pequeño hermano con
autismo, a sus 25 años, comienzan a brillar. ¡El árbol de navidad está lleno de regalos! Este truco que hacemos cada 24 de diciembre no lo cambio por nada.