Destacado Concurso Fiestas Patrias
Con cada movimiento del Maestro que nos pone a rodar sobre los fierros calientes, observamos estupefactos los temibles acantilados hacia el abismo incandescente. Como jugando a la cuerda floja, nuestra sobrevivencia depende de nuestro equilibrio y de la habilidad del Maestro pero, con todo, la carbonización en las brasas de una de nosotras es casi inevitable. Envidiamos la contextura gruesa y la técnica “del cordón grasiento” de nuestros parientes rojizos, que les permite sortear unidos posibles caídas al abismo. Nosotras, en cambio, tenemos que valérnoslas por nosotras mismas. Claramente, durante un asado, para las longanicilllas parrilleras, la contienda es desigual.