Veía a la Pequeña Gigante y me desconcertaba, me impactaba, me maravillaba. Veía lo hermosa que era, la gracia con la que caminaba, el asombro que generaba en quienes la observaban. Yo estaba celosa de su sonrisa y de ese lindo vestido verde que ocupaba. Me gustaría ser ella. Que todos me aplaudieran, me vitorearan, me prestaran atención. Me gustaría que alguien se percatara de mi presencia. Estoy sola entre el público. Hace una hora que no siento la mano de mi mami junto a la mía. La gente comienza a retirarse.