No esperaba aquel regalo de navidad y una emoción incontenible humedeció sus ojos. En un instante su mente percibió todo lo que aquella bicicleta significaba. Ya no tendría que caminar diariamente los tres kilómetros hasta el colegio y otros tantos de vuelta. Podría levantarse más tarde y, al volver antes, tendría más tiempo para preparar los deberes del día siguiente. Se acabarían las burlas de los niños que ya tenían bici o a los que sus papás llevaban y recogían en coche. El regalo de la Asociación de Padres de Alumnos le animó a seguir como maestro.