Mamá me explica que esos ruidos que escucho por las noches son las almas de mis abuelos, que me protegen. Papá, en cambio, me dice que debe ser el viento.
Cuando le comento lo que dice mamá, papá se enoja y me grita que no puede ser, que mi madre no podría decirme eso. Yo no entiendo cómo puede estar tan seguro, si hace años que no habla con ella.
Desde que la enterramos, mamá sólo me visita a mí.