Federico Sánchez en su adolescencia era hippie, "pura lana". Vivió su infancia en Argentina y, siendo el menor de ocho hermanos, todos de barba y pelo largo, sentía que vivía con los protagonistas de Easy Rider. Le apasionaba la música y fue de los tantos que se dejaron llevar por la influencia de la cultura del rock and roll de los '70. Antes de volverse a Chile a los 13 años, conoció uno de los amores que le cambiaron la vida: Los autos.
"En Argentina, además del rock and roll, estaban los autos. Para mi gusto, esa es la máxima expresión de esa mixtura entre el diseño, el arte y la tecnología. De ahí en adelante el auto es la puerta de entrada al desarrollo de una visualidad y una sensibilidad estética", dice Federico Sánchez, quien actualmente maneja un Smart descapotable, entre otros.
Durante su época escolar hizo lo que quiso, literalmente. Quiso aprender a tocar música y tocó. Quiso aprender a actuar y actuó. Le gustaban muchas cosas, pero cuando llegó el momento de elegir una carrera, no sabía cuál escoger. Le fue bien en la prueba de ingreso y reconoce que no sabe por qué finalmente entró a diseño.
"Me cambié a partir de los consejos de mis profesores, por prejuicios a los que no adscribo absolutamente nada hoy, como que los arquitectos pueden hacer diseño pero los diseñadores no pueden hacer arquitectura. Falso de la falsedad más absoluta. Yo estudiaba arquitectura, pero yo quería ser diseñador", cuenta Sánchez, que al paso del tiempo dice haber entendido que la arquitectura era una de las tantas disciplinas del diseño.
¿Y te gustó haber estudiado arquitectura?
"Yo tenía mucha claridad que, pese a que me enamoré de la arquitectura, yo la estaba estudiando no necesariamente para ser arquitecto. Me interesaba fundamentalmente la búsqueda de esa dimensión disciplinar que te permite instalarte frente a las cosas desde la arquitectura, en este caso, asumiendo que ésta es una de las ramas del diseño. Tan así que eso se transformó casi en mi bandera de lucha."
Federico Sánchez comparte su tiempo entre la academia y lo profesional. Ha sido director de proyectos educacionales, ha hecho diseño estratégico, gráfico, industrial, algunas a través de su propia oficina, y entremedio se hizo amigo del animador de televisión Marcelo Comparini.
Por un amigo en común, Sánchez y Comparini se conocieron y éste último lo invitó a hablar de arquitectura, diseño y cultura a su programa Plaza Italia, en el desaparecido Canal 2, Rock & Pop. Estaba previsto que participara de un bloque, pero Federico Sánchez participó de todos los bloques siguientes durante dos años. A quienes estaban ahí les gustó lo que salía de esa dupla que continúa en televisión hasta el día de hoy, con el programa de Canal 13 Cable, City Tour.
¿En Plaza Italia hacían algo parecido a City Tour?
"En Plaza Italia está el germen de City Tour, que se llamaba La arquitectura del terror. La cápsula se trataba de ir de manera bastante crítica y en algunos casos agresiva, en contra de estos monstruos que se instalan en la ciudad y de alguna manera te hacen más difícil tu día a día."
Pero City Tour tiene poco de eso. De hecho, según Sánchez, lo que busca el programa que lleva al aire 48 meses consecutivos, es un espacio para la reflexión.
"La gente me dice que yo hago un programa de arquitectura y yo digo no. Es un programa donde se habla desde las cosas: desde la arquitectura, desde el diseño. Pero yo hablo de cultura urbana, de experiencias, de convivencia", dice la cara visible del programa.
El rock and roll, el estudiar arquitectura pero querer ser diseñador, el City Tour, todo tiene algo que ver con el nuevo proyecto que tiene la agenda de Federico Sánchez tomada: El Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello, donde convergen las carreras de arquitectura, artes visuales, comunicación escénica, los distintos tipos de diseño, periodismo y publicidad.
¿De dónde nace el Campus Creativo?
"Lo que hice fundamentalmente fue asumir que mis obsesiones podían ser un aporte para las generaciones nuevas. Me parecía que yo no tuve la oportunidad de ser comprendido en un momento en el que yo decía que no quería ser arquitecto, sino que quería estudiar arquitectura. ¿Qué decía entre líneas? Que me interesaba la dimensión disciplinar, ese cartón que dice licenciado en arquitectura, no me interesaba el de profesional arquitecto, aún cuando lo valoro y lo he usado a lo largo de mi vida."
¿Qué ofrece para lograr esto?
"Los alumnos pueden generar integración en busca de propiamente producir interdisciplinas: En el área disciplinar, lo pueden hacer buscando contenidos de interés en otras disciplinas. Por ejemplo, un periodista interesado en tomar contenidos ligados al mundo del arte. Luego, en la línea de talleres, puede generar también integración disciplinar al ensayar sus competencias en otras áreas de conocimiento o también puede ser un periodista químicamente puro. Te ofrece lo que yo eché de menos, una búsqueda comprometida, propia, personal de tu destino y asumir que en ese proceso que puedes mezclar y remezclar, para dar paso a ingredientes exógenos que generen innovación."
Para Federico Sánchez, la innovación requiere de enriquecer la mirada desde otras disciplinas. "La innovación viene de afuera de las cosas... y como tal, tú no puedes vivir la vida si no es en riesgo. Y el riesgo está en que tú tienes que ser lo suficientemente potente para hacer transgresiones a tu propia disciplina, para ir en busca de esos insumos que resequen la mirada disciplinar".