"No nos quejemos de los tiempos. Cambiemos nosotros y cambiarán los tiempos. Porque los tiempos somos nosotros", fue una de las frases que citó Javier Fernández Aguado, al referirse a la cultura empresarial, en una conferencia organizada por la Mutual de Seguridad, a la que también asistió el biólogo y pensador, Humberto Maturana.

El objetivo de la cita era remarcar el poder que tiene el hombre cuando hace, cuando trabaja, cuando emprende. No es el entorno el que determina el actuar, sino el actuar el que determina el entorno. Por eso importa cuando innovamos, cuando nos atrevemos a emprender, cuando nos arriesgamos.

Fernández Aguado contaba las tres claves que le había dicho Aristóteles a su hijo para que tuviera éxito en la vida: Saber dónde estás, saber dónde te gustaría estar y definir cómo vas a llegar hasta ahí. Lo mismo corre para las empresas, muchas veces la velocidad con que se generan los cambios impide dedicarle un espacio a la reflexión sobre algo tan básico como hacia dónde se están dirigiendo.

Otro consejo de Aristóteles a Nicómaco, narró Fernández, fueron las cuatro causas que permiten que algo funcione, cualquiera sea tu proyecto:

Causa eficiente: Trabajo, esfuerzo. Con frecuencia los proyectos no salen porque sencillamente alguien se ha casando, alguien lo dejó a medias.

Causa material: Los medios, el instrumento. Muchas veces usamos la causa material como excusa para no hacer la causa eficiente.

Causa formal: El modelo, a quién nos queremos parecer, todas las organizaciones quieren parecerse a alguien implícita o explícitamente y eso hay que definirlo.

Causa final: La primera en la intención y la última en la ejecución. El porqué hacemos las cosas, es la mas importante. Es el porqué trabajamos, porqué nos esforzamos, qué es lo que le da sentido a nuestra vida.

Respecto a esto último, consultamos más a fondo:

- Muchas veces lo que queremos es frenado por la falta de herramientas…

“Cuando hay ilusión, se acaban encontrando los medios. Porque uno acaba convenciendo a otros de la bondad del proyecto, por tanto, no hay que desilusionarse, sino que hay que entusiasmarse continuamente en la realización del proyecto”.

- ¿En qué debiera centrarse la nueva generación emprendedora para mejorar y hacer cambios constructivos?

“Hay dos aspectos: Uno, que no depende de nosotros, que es la propia legislación, ella es la que va a permitir desarrollar las cosas de una manera rápida. Y el segundo, que es desde el punto de vista de la persona, lo que tiene que haber es una ilusión. El emprendedor es ilusión en estado puro. Porque en mi opinión, como emprendedor, habiendo creado unas cuantas empresas en mi vida, el emprendedor necesita ser consciente de que en el minuto que ponga en marcha su empresa, su empresa será su vida y su vida será su empresa. Quien quiera recibir un salario y vivir de otra manera, que no se meta a emprendedor”.

- De lo que depende de uno, ¿Cuál es el error que ves más común al momento de emprender?

“Hay dos grandes obstáculos: Pensar que las cosas van a salir como tú diseñaste. Eso no sucede nunca. Por tanto, hay que ser capaz de reelaborar las expectativas con cierta frecuencia, recontrolar lo que uno diseñó. Y otra segunda, es elegir un amigo como socio. La amistad hay que tenerla en un lado y los socios en otro. Otra cosa es que uno se haga luego amigo del socio, pero mezclar familia con socios con amistad, es un error grave. El socio tiene que ser alguien al que le tengas gran confianza, alguien que sea complementario, pero no debe ser en principio ni familia ni amigo”.

- Eso sí que es común…

“Es muy común cometer errores ahí, porque las reglas del juego tienen que estar muy claras desde el principio y no son las mismas las reglas del juego de la amistad que las del juego de una empresa”.

Conversando se llega a Roma

Para el pensador y premio nacional de Ciencias, Humberto Maturana, “lo verdaderamente importante es la conversación. Esta permite que los participantes se sientan involucrados y entiendan de qué se trata lo que están haciendo. También que tengan libertad de acción en las dimensiones de colaboración que le corresponde realizar”. Para él, la producción es el resultado de un proceso. Si una empresa quiere tener números azules a final de mes, lo importante es lo que pasa durante los 30 días anteriores. Si lo que pasó fue malo, el resultado va a ser malo. Por eso, su solución es mantener contentos a los empleados y para eso, tienen que estar haciendo lo que les gusta y saber por qué lo hacen, cuál es el objetivo.

Otra cita que se dijo en el encuentro, a propósito de lo mismo, fue “quien tiene los por qué, encuentra los cómo”.

Como evaluación sobre los tiempos que estamos viviendo, ambos consideraron que vamos por el buen camino. Se destacó la inmersión de la mujer en el mundo de las empresas, la que por tantos años estuvo excluida, como uno de los grandes aportes. La capacidad femenina de aterrizar las ideas del hombre, son un buen complemento para lo que se va a generar a futuro, decía Fernández Aguado. No que uno reemplazará a otro, sino que por fin trabajarán en conjunto aportando sus distintas herramientas de valor.

¿Cuáles crees tú que son las claves de un emprendimiento exitoso?