Un balazo rompe el silencio y muchas personas se echan a correr...

... así es como se da la partida a un grupo de atletas compitiendo en una carrera de resistencia con obstáculos. Benito está ahí luego de años de entrenamiento. Quiere hacer marca para llegar al campeonato nacional de atletismo. Ahí está su proyección de vida: 5 años becado en alguna universidad de Madrid o California, explotando su mayor habilidad y estudiando. Pero una de las vallas lo hace tropezar, cae y se fractura el fémur.

"Tuve un período de convalecencia largo. Ahí tomé conciencia de mi dignidad. De la riqueza que yo tenía y de lo que había aprendido: el colegio, mis padres, la formación espiritual, de la gente que se la había jugado por eso, de mis hermanos..." Ese fue el primer hecho que marcó la vida de Benito Baranda, cuando se dio cuenta de que ser atleta tal vez no era el destino de su vida. Hoy vive con su esposa, Lorena, en la Pintana, junto a sus 6 hijos adoptivos. Su atletismo son los 20 minutos que trota cada mañana, pero su gran carrera es ayudar a las personas que viven en la extrema pobreza. 

La experiencia de Benito es vasta. Atraviesa el Hogar de Cristo, el Centro de Voluntariado "En Todo Amar y Servir", la Fundación para la Superación de la Pobreza y el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS). Hoy es presidente de la organización América Solidaria en Chile.

"Más que tomar opciones de dónde vivir, es tomar opciones de dónde servir"

Las cosas pasan por algo. Benito recuerda una charla de Steve Jobs donde el gurú de Apple comentaba que al mirar hacia atrás en su vida podía ver cómo diferentes puntos se unían en un sólo destino. Pero cuando miraba hacia adelante nunca podía saber realmente si los puntos se iban a juntar. Así ha entendido Baranda el recorrido de su vida y reconoce tres momentos o "puntos" fundamentales que marcaron sus decisiones y lo han conducido a ser quien es hoy. 

El primer hito fue este accidente en la carrera: "A lo mejor Dios me está pidiendo otra cosa, no que me dedique a correr", pensó. El segundo hito surgió al trabajar en el Hospital Psiquiátrico El Peral: "Ahí me di cuenta, del cruce de la pobreza con los trastornos mentales, lo miserable que era la vida de ellos. Fue el segundo hito: reconocer la dignidad de esas personas que estaban siendo maltratadas por el sistema." 

Esa realidad la conoció junto a Lorena, quien entonces era su compañera de universidad y polola. Se casaron y decidieron vivir un estilo de vida más modesto: "Había una hospedería del Hogar de Cristo que se iba a abrir en la Pintana y Lorena me dijo:  '¡Pucha! ¿Por qué uno siempre tiene que andar buscando gente para hacerse cargo de esta obra en sectores populares? ¿Por qué no lo hacemos nosotros, si nos hemos formado siempre para esto?'. Les entregaron una casa cerca, en la cual todavía viven, y empezaron su recorrido juntos. Y es aquí donde hoy encuentra la última pieza del puzzle: "Dios se nos manifestó a través de las decisiones que fuimos tomando y en los niños de esta hospedería. Esa experiencia conmocionó nuestra vida. El tercer hito en mi vida fue reconocer a Cristo en los demás." 

Tres fotos desteñidas 

Benito conserva tres fotos que lleva consigo a todas partes. Son de los primeros pasos en su búsqueda por acabar con las injusticias sociales: son imágenes de sus encuentros con los niños de la Pintana. Comienza a recordar historias y nos señala a un niño: "Vivían en la calle. Éste era líder de las patotas del centro de Santiago a los 14 años, asaltaba, disparaba. Pasó por alcoholismo, proceso de rehabilitación de drogas y 10 años de cárcel por delitos. Después del segundo proceso de rehabilitación comenzó su cambio. Trabajaba de 5 am a 2 pm, estudiaba de 2pm a 5pm, y a las 7pm estaba en un liceo nocturno. Sacó IV medio y salió adelante. Hoy está casado, tiene dos hijos maravillosos y es chofer de camiones. Estos chiquillos fueron los que nos cambiaron la vida."

¿Cuáles son las claves para que las personas puedan salir adelante y ganarle a las circunstancias?

"El paso más gigante que da una persona para salir adelante es cuando toma conciencia de su propia dignidad. Es descomunal.Puedes transferir muchos bienes o ampliar mucho las oportunidades de la personas, pero mientras no tomen conciencia de que valen como persona, es muy difícil que puedan ser protagonistas de su existencia y puedan tener un proyecto de vida. El Padre Hurtado decía que lo que más hacía el Hogar de Cristo era ayudar a que los personas se reconocieran como personas dignas, como hijos de Dios.

Existe un estudio de la PNUD en Chile, que muestra que más de un 60% de las personas que viven en situaciones de pobreza sienten que no pueden controlar su vida y que está controlada por las circunstancias.La cifra es de alrededor de 30% en el estrato alto. Benito recuerda con esto la experiencia del judío de Víctor Frankl en un campo de concentración: "Frankl fue capaz de tomar control sobre su vida en condiciones extremas y eso marca la diferencia: la libertad interior."

¿Cómo se lleva esa dignidad a la acción?

"Lo que más te genera libertad, lejos, es la educación. Si vives en una situación de pobreza, y tienes grandes oportunidades para ser artista, por ejemplo, te cambia la vida. Cuando se te amplían las oportunidades, tú logras aprovechar ese grado de libertad interior que ganaste al tomar conciencia de tu dignidad. Esto tiene que estar acompañado del hábitat donde uno vive, porque al vivir en un ghetto de pobreza no vas a tener la oportunidad de encontrarte con otras personas. La interacción de las personas, permite que la ciudadanía se enriquezca mucho más y crezcamos mucho más reconociendo que el otro tiene otras cualidades que a lo mejor no son de carácter cognitivo. Son de carácter afectivo, artístico, espiritual...", agrega.

En los casos donde padres o madres no tienen el tiempo para estudiar, la proyección a través de los hijos es fundamental. "Ese círculo virtuoso lo proyecta la familia, la disciplina, la rigurosidad para trabajar, para educar a sus hijos, etc. Para los que somos cristianos, la realización es que los hijos desarrollen los dones que nos regala Dios. Así son conscientes de que ellos son los protagonistas de su vida, independiente del mundo en que les toque vivir."

Eres reconocido por muchos como alguien confiable, ¿Cómo se construye esa confianza?

"Es bien transversal: conmigo mismo, con Lorena y mis hijos y en el trabajo. Son tres ámbitos que uno va desarrollando. Primero el personal, que es trabajar para ser consecuente, llevar una vida con alto grado de coherencia con los valores de uno y eso se construye todos los días. Cuesta mucho. Si quiero iluminar buenas políticas sociales, tengo que estudiar. Me obliga a ser coherente y tener argumentos sin la demagogia de acusar a otros sin tener fundamentos."

"Segundo, el círculo familiar. Llevar esa vida a la relación con tu esposa y nuestros 6 hijos. Esa coherencia hay que trabajarla fuerte. Tercero, el ámbito laboral. Todo el liderazgo que uno puede construir en los lugares que uno trabaja por el cargo que le toca desempeñar siempre tiene que ser muy compartido. Mucha gente alrededor. Hasta Jesucristo tuvo 12 personas alrededor."

Reconoce que no es experto en finanzas, marketing, comunicaciones o planificación. Para eso hay mucha gente detrás ayudándolo: "He aprendido de la gente que está alrededor. Si no hay equipos trabajando conmigo es muy difícil.  Eso construye mucha confianza. Además me gusta ser transparente: siempre muy crítico sin ser autodestructivo."

¿Qué opinas de las fundaciones de hoy?

"Han asumido buenas prácticas empresariales y eso las ayuda a focalizarse, a ser eficientes y efectivas en la tarea que realizan. Evaluar si lo que se está haciendo responde a la misión que tiene la organización y si está obteniendo los resultado que se esperan. Además han combinado el trabajo con un alto compromiso personal de sentido de vida. Eso es muy importante y está presente también en muchas empresas. "

Pero reconoce también que hay cosas que faltan: "En el modelo de desarrollo socioeconómico de Chile tenemos un Estado fuerte, un Mercado muy fuerte y todavía una Sociedad Civil muy débil que se ha hecho poco cargo de las cosas que han ido sucediendo. Hemos ido evolucionando, vienen generaciones nuevas que son más responsables. Pero este tercer sector -sociedad civil-, requiere una superintendencia, porque nadie lo controla. Somos miles de organizaciones. Si efectivamente quieres que la sociedad civil se organice para que se haga responsable de las dificultades que vivimos en la sociedad y de los nuevos problemas que emergen, entonces dale un paragua jurídico que permita que las confianzas sean comunes para todos".

"Al confiar en los demás soy un mono porfiado"

"Yo soy un mono porfiado, pero no estático porque aprendo de la experiencia. La gran mayoría de niños y jóvenes de la hospedería tuvo "infinitas" recaídas o nos provocó muchos daños: nos robó, pidió plata prestada, daños al vecindario... Pero el darle nuevas oportunidades también les exigimos nuevos compromisos y responsabilidades de su parte"

En este proceso, el rigor y el afecto tienen que ir juntos, según Benito. Para él si no hay rigor, el afecto no sirve de mucho... porque lleva a que hayan personas que siempre vulneren los derechos de los otros. "Eso lo he aprendido de la experiencia, las personas se levantan siempre. Cuando me meto en las vidas de las personas, me doy cuenta de que sus comportamiento actuales dicen relación a su historia... entonces tiene que existir alguna ventana en la cual uno puede modificar parte de esa historia. Muchas veces somos muy rápidos para juzgar, porque no conocemos la realidad del otro".

Ante la negatividad que existe en la sociedad chilena, fomentada por muchos medios de comunicación, Benito propone cambiar la negatividad por el vínculo con los demás. "Cuando te vinculas con el otro, se te abre un mundo precioso, porque el otro siempre es un ser excepcional cuando lo conoces con mayor intimidad y te dejas conocer. Hay que conocer esa realidad que nos parece tan amenazante o adversa." Recuerda, por ejemplo, cuando recorrían con ejecutivos y empresarios los sectores de pobreza, junto al padre Renato Poblete. Apostando a que sus acciones futuras pudieran modificar parte importante de esa realidad al pagar impuestos, los sueldos de los trabajadores, al dar opiniones de la sociedad.

Estos son algunas de las certezas de Benito Baranda respecto de la vida. Su experiencia nos hace ver el gran impacto que puede tener las decisiones de una sola persona que se dedica a trabajar por los demás. A veces las caídas son fundamentales para aprender de la experiencia: quebrarse el fémur puede ser incluso lo mejor que le puede pasar a alguien. En las palabras de Benito, se hace evidente que el rumbo que tomó su vida no podía ser otro. 

La melodía de la canción "Gracias Señor" de Facundo Cabral suena en su cabeza y nos confiesa que lo emociona. "Soy un agradecido de la vida. Doy gracias por todo lo que me rodea y por todas las personas que conozco", concluye.