El Teatro del Lago se construyó sobre las cenizas del Hotel Frutillar, que se incendió en 1996 y que se utilizaba como sede de las semanas musicales en el verano, las que le dieron fama de ciudad cultural a la zona. Guillermo Schiess, padre de Nicola, decidió levantar un teatro grande y moderno y dos años después, su hija tomó las riendas del proyecto.
No fue hasta el año 2000 que Nicola guardó las maletas en el closet para radicarse 100% en Chile, dejando atrás sus actividades en Europa y dedicándose de lleno a trabajar como agente cultural, organizando conciertos por el sur. Respecto al Teatro del Lago se dijo a sí misma que si quería que funcionara todo el año, requeriría tres cosas: Calefacción para que el público esté a gusto en los inviernos sureños, un sitio web para publicar los artistas que se presentarían y una cafetería. Su receta mágica, más "las 18 pegas" que realizaba al principio junto a su marido, Ulirch Bader, lograron que el teatro se transformara "en el alma de Frutillar" como lo han denominado y que maneje cifras como 160.000 visitantes al año (2011).
¿Cómo se instala la cultura de ver cultura todo el año?
Al principio yo veía una montaña de arena en frente. Éramos dos personas y media y habían mil temas que solucionar... pero vas como una lauchita, royendo cada grano de arena y de alguna forma, algun día, vas a lograr que la montaña se achique o tú cruzar la montaña. Partimos con las actividades antes de que terminaran de construir la obra gruesa del teatro. Usamos dos cabañas para el camping musical que perdura hasta el día de hoy. También nos instalábamos en las iglesias, yo misma tocaba flauta traversa con otros músicos y así fuimos de a poco. Nos las arreglábamos con mucho boca a boca y fuimos formando equipo y público. Cuando ya teníamos abiertas las puertas del teatro (2010) nos pasó más de una vez que había más artistas en el escenario que público, pero fue cosa de armar confianzas. Cuando la gente empezó a ver que el producto era de calidad, que se cumplían los horarios, que no hacía tanto frio...respondieron con una tremenda acogida."
Actualmente el Teatro del Lago ofrece cerca de 250 funciones de diversas expresiones artísticas al año, que tienen acogida en los 10 mil metros cuadrados de construcción. Nicola cuenta que los artistas se conmueven cuando se presentan en el escenario del teatro, con enormes ventanales que ofrecen una postal del lago y una excelente acústica debido a los materiales en que se construyó el edificio.
Además de los conciertos, exposiciones, ciclos de cine y danza, el Teatro del Lago es conocido en la zona por su programa educativo. Al abarcar desde un comienzo todas las expresiones artísticas empezaron a necesitar más espacio: para ensayos, puestas en escena, camarines, etc. De casualidad, Nicola y su marido se toparon con la casa Richter, donde se produjo una separación de espacios, en la que el teatro era el lugar para las presentaciones y la casa era utilizada para todo lo demás. Ahí surgió la idea de hacer un proyecto educativo enfocado en los escolares, pero abierto a toda la comunidad, donde se impartieran clases de diversas disciplinas ligadas a las artes y se lo bautizó como "Escuela de las Artes Casa Richter".
Un plus que tenía la zona de Frutillar parar armar un espacio cultural era que prácticamente no había nada armado. Nicola asegura que la poca oferta de entretención y actividades pasada la época de verano obligaba a las familias a encerrarse en sus casas y ver pasar el invierno. La idea de crear dinámicas para y con la comunidad resultaba atractiva desde el comienzo, sin embargo, para los lugareños, Scheiss estaba hablando otro idioma.
¿Qué pasó cuando les planteaste el proyecto educativo?
"Al comienzo había falencia de comunicación del lado nuestro o comprensión de lo que uno estaba haciendo y faltaba unir los lenguajes. Estábamos hablando chino cuando les presentamos las zapatillas de ballet, porque ellos no habían tenido la suerte de saber qué era eso. Necesitamos un "transformador" para transmitir los conocimientos y adecuarlos para que fueran de buen uso para todos, aterrizar las cosas a la realidad local."
La clave para Nicola estuvo en transformar el leguaje especializado que traía junto a su equipo y adaptarlo al conocimiento de los alumnos. Para ella el trabajo en conjunto con la comunidad fue lo que le dio vida a las actividades del teatro y lo que ellos querían transmitir en la zona.
"Al final de ese año la respuesta fue asombrosa, primero la de los vecinos, después la de Frutillar, luego de la región, el Seremi, etc. Es una avalancha que te acarrea cada vez más y más. Tenemos la suerte de que es una tierra muy fértil por la poca presencia de oferta de entretención y actividades aparte de lo familiar en el entorno. "
¿Quieren formar artistas?
"No, lo que queremos es hacer a la gente más positiva, integral y feliz... si entremedio sale un artista, buenísimo. Somos una de las herramientas para el desarrollo sano de una comunidad. El concepto como la educación de las artes ojalá existiera en todas las comunas de Chile, un centro cultural en cada una. En alguna comuna será más folclórica, en la otra más jazzista y así, potenciando los materiales de cada región. Si tú tienes buenos formadores, un buen artista y le agregas un don pedagógico, cuando vaya a las salas no hará más que encantar a los chicos. Al final es eso, darles la pasión por algo, si tienen pasión en la vida van a llegar lejos."
¿Cuál de todas las disciplinas artísticas es la más demandada?
"Donde tú tienes excelentes maestros es donde más alumnos llegan. La escuela de ballet ha arrasado, hay más de 80 alumnos y se acaba de sumar una tercera maestra, Macarena Montencinos, que viene de la Escuela de Ballet del Teatro Municipal."
Más de 20 mil personas se benefician de los programas educativos directamente anualmente y cerca de 90 mil de forma indirecta. El 40% de los estudiantes de la Escuela de Artes Casa Richter cuenta con un sistema de becas para que no existan limitaciones económicas en el aprendizaje. Existen 25 cursos semanales y talleres artísticos donde profesionales del mundo de las artes conversan y enseñan a los niños sobre sus disciplinas.
El hilo conductor de todas las actividades es la familia. La clave es que no hay restricciones para los talleres y pueden participar desde niños hasta los más viejitos, lo único que importa es que quieran aprender.
En las mismas presentaciones, cuando vienen artistas internacionales, de la calidad del violonchelista Yo-Yo Ma, que se va a presentar este 27 de abril, hay una guardería afuera para que los menores hagan manualidades en relación a lo que sus padres están viendo en la sala principal, junto a otras casi 1.200 personas. También está la posibilidad de que entre la familia completa y en el caso de que una guagua llore, hay alguien que se va a encargar de llevarlo para afuera o la misma madre puede acompañarlo y luego volver al asiento. Hay una cultura de respeto frente al artista pero también frente al público. "En general la gente piensa que todo el público de ópera por ejemplo tiene el pelo canoso, acá no pasa eso", dice Schiess.
Internacionalmente no es algo muy común ver un teatro privado, alejado de donde se toman las decisiones y de los clientes, pero finalmente Nicola apostó por el rol educativo dentro de la comunidad. "Es casi una innovación mundial", dice ella, que vivió prácticamente toda su profesión afuera, hasta que Frutillar, donde iba de niña, la volvió a atrapar.
Pero los Schiess no podían levantar la estructura solos. Los socios fundadores fueron Inversiones Puyehue y la Corporación Cultural Semanas Musicales de Frutillar, a los que se sumaron varias empresas nacionales e internacionales y también muchas personas naturales, comprando en su mayoría acciones de la Inmobiliaria Frutillar.
El mayor desafío para Nicola es que el Teatro del Lago llegue a financiarse solo. Actualmente dice que la invitación para su financiamiento se la hace a cada persona que se sienta cercana al proyecto, "tiene que participar lo local, regional, el estado, lo internacional, hay gente apoyando el desarrollo de esto desde muy lejos para que perdure, porque es un proyecto de la comunidad y para la comunidad".
Le hicieron una encuesta a niños que han presenciado espectáculos de aristas en el teatro del Lago respecto a cuánto creían que valía una entrada para ver lo que ellos vieron y el promedio de las respuestas fue de $150.000. Ese es el valor que ellos le dan a la oportunidad que se dio en ese rincón del sur.
BECAS 2012 from ALROJO PRO on Vimeo.