¿Cuántos millones de dólares habrán gastado los Estados del mundo en proyectos y programas sociales que prometían tener gran impacto, pero resultaron ineficientes para resolver el problema que pretendían atacar? ¿No se podrá hacer algo al respecto para cambiar esto? Es la pregunta que se hizo un grupo de estudiantes de Harvard  y a partir de eso crearon una solución ingeniosa.

Se llamó el Bono de Impacto Social (BIS) y generó resultados sorprendentes en Colombia, Reino Unido, la India y Estados Unidos. Comenzaron el 2012, están también en México, el Sudeste Asiático y este año vino a probarse a Chile. Es considerado por el Financial Times como una de las nuevas ideas más radicales en el desarrollo internacional y ha llamado la atención de medios como The Economist. ¿Qué es lo que esconde el BIS?

Impacto y efectividad:  Si funciona, se paga

Cuando de soluciones se trata, queremos ver resultados, no solo escuchar cuentos bonitos. El Bono de Impacto Social es una nueva forma de financiamiento para los proyectos, donde se coordina al Estado, el sector privado y una ONG. Hablamos con Ignacio Pérez, Impact Fellow de Instiglio en Chile, una de las principales organizaciones que está trabajando con este innovador mecanismo. ¿Cómo funciona el BIS?

Este bono es un contrato entre estos tres actores, donde los inversores se comprometen a financiar, la ONG a gestionar y el Estado a pagar la inversión una vez comprobado el éxito del proyecto social.  Para lograrlo se realiza lo siguiente:

1. Se hace un estudio profundo sobre una problemática que necesita resolver el Estado, por ejemplo, reinserción social de reos. Se ve qué tipos de programas han resultado ser exitosos en esto y se buscan las organizaciones que están en posición de implementar programas bajo el mismo tipo de parámetros y que tengan madurez en términos de gestión. 
2. Se comprometen en un contrato los inversores que estén dispuestos a financiar a la ONG en su programa y el Estado que pagará si es que se logran los objetivos y se obtienen resultados medibles. De esta manera, no se gasta plata en iniciativas que a la larga no son efectivas y el riesgo lo asumen quienes invierten. En los BIS, quien paga un proyecto efectivo puede ser también una agencia de cooperación internacional como el Banco Internacional del Desarrollo (BID), la UNESCO, etc. Generalmente las agencias lo hacen en países en vías de desarrollo, donde el Estado tiene menos solvencia.
3. Los proyectos son evaluados por un agente externo en distintas etapas, valorizando su impacto. A su vez, un intermediario (Instiglio u otra organización de BIS) asiste durante el proceso a la ONG en busca de alcanzar los resultados prometidos. 

Aquí puedes ver un video explicativo de los BIS, en inglés, pero con una gráfica muy esclarecedora:

¿Por qué los inversores querrían asumir este riesgo?

Son personas o empresas que están dispuestas a invertir en un proyecto social. En vez de hacer una donación, realizan una inversión como cualquier otra, pero que tiene el valor agregado del aporte social. Si se logran los resultados, el Estado le paga a ellos el dinero invertido más una ganancia extra según el valor que se haya establecido del impacto. 

La idea de privatizar el financiamiento, nos explica Ignacio, es que abre mucho más posibilidades a realizar proyectos, porque genera incentivos en los privados. Y en realidad los BIS no son tan riesgosos como podríamos pensar, ya que se evalúa desde un principio las posibilidades de lograr éxito. Pero si hubiera algún proyecto que no funcione del todo, los inversores pueden perder parte de su plata, asumiendo un riesgo que siempre existe a la hora de invertir. Pero hasta el momento, el modelo BIS ha resultado exitoso, asegura.

"La lógica de la donación es entregar plata y como la causa es noble, no se analiza la efectividad que genera su uso. No queremos denostar la donación, sino mas bien ir un poco más allá, para que más personas busquen estos modelos de inversión en programas sociales, porque el BIS busca que el uso de los recursos sea más eficiente y tenga más retorno".  

Un win-win-win

Como explican en Instiglio, los BIS benefician a todos. Ganan primero las personas, logrando solucionar un problema social. Luego gana el gobierno, quien gasta plata solamente en proyectos exitosos. Ganan los líderes sociales, que tienen más posibilidades de acceder a fondos, mayor flexibilidad para innovar y asistencia para cumplir su misión, logrando resultados efectivos. Y ganan los inversores, recibiendo un retorno financiero y también social.  

Los BIS han dado resultados efectivos, como fue el primer caso del mundo, con la reducción de reincidencia de convictos en Peterborough (Reino Unido). Juliana Arbeláez, jefe de relaciones públicas de Instiglio, explica que éstos son aplicables especialmente en programas como los que buscan bajar la deserción escolar, la tasa de embarazo adolescente, la reincidencia criminal o la población de calle. Problemáticas en las cuales los programas de intervención son medibles concretamente.

Además "la gracia no es hacer el modelo de intervención más barato posible, sino invertir en profesionalización", enfatiza Ignacio. Contar con inversionistas permite desarrollar programas bien estudiados, monitoreados y a la larga, más efectivos.

Instiglio está poniendo en práctica la financiación basada en los resultados y los BIS. Su misión es capacitar a los líderes de los sectores sociales, públicos y privados para mejorar el impacto y actualmente trabajan en diferentes planes de países en desarrollo. Dentro de ellos están el control de Diabetes en México, la deserción escolar en Colombia, la atención a la salud en el Sudeste Asiático, el embarazo adolescente en Colombia, la brecha de géneros de la educación en India. Hoy se encuentran investigando en Chile la posibilidad de usar el método BIS para la reinserción social de reos y ex reos.

¿Qué te parece este método? ¿Crees que ayudará a generar más impacto en la sociedad?