Hoy los seres humanos viven más años y gozan de mejor salud. La tasa de pobreza extrema se ha reducido a la mitad en los últimos veinticinco años. La mortandad infantil está disminuyendo a pasos agigantados y muchos países que dependían de ayuda exterior, hoy son autosuficientes. Todo parece indicar que las cosas están mejorando. Pero la gente (según Bill Gates) está convencida de lo contrario: que todo va peor. ¿Por qué? Porque según el empresario, creador de Microsoft, hay una serie de mitos dañinos que hace que las personas se formen idean negativas en sus mentes.
"Comprendo por qué la gente se forma esas ideas tan negativas, al fin y al cabo es lo que ven en las noticias. Las malas noticias son fruto de acontecimientos dramáticos sobre los que resulta fácil informar: la hambruna se ceba sobre un país o un dictador se hace con el poder en algún lugar del mundo. En cambio, las buenas noticias (por lo menos el tipo de buenas noticias en las que estoy pensando) suceden a cámara lenta", aseguran en su carta anual, los directores de la Fundación Bill y Melinda Gates.
Lo que quieren destacar los empresarios en este carta es que la creencia de que el mundo está empeorando y que no hay nada que podamos hacer para erradicar la pobreza extrema y las enfermedades, no sólo es una suposición errónea sino que también muy dañina, ya que puede paralizar el progreso. "En cambio, si creen que los buenos tiempos aguardan en el futuro, verán las cosas de forma distinta", comentan. Por eso, es importante revisar estos tres mitos que, según los Gates, están dificultando el progreso.
Este mito está aplicado a muchas partes del mundo pero por sobre todo a África. Gates asegura que los cambios que él ha visto, viajando por el mundo debido a su empresa, prueban que esto es un mito. "Los ingresos per cápita en Turquía y Chile han alcanzado ya los niveles de los Estados Unidos de 1960. Y Malasia y Gabón están a punto de alcanzarlos. Esa tierra de nadie que separaba los países ricos de los pobres ahora pertenece a China, la India y Brasil, entre otros. Los ingresos reales per cápita de China se han multiplicado por ocho respecto a 1960. Los de la India se han cuadruplicado, los de Brasil casi se han quintuplicado y en Botsuana, un pequeño país que ha sabido gestionar hábilmente sus recursos minerales, la cifra se ha multiplicado por treinta. En medio ha aparecido un grupo de países que hace cincuenta años apenas existía en el mapa y en el que se concentra más de la mitad de la población mundial", comenta.
Muchos de los países que considerábamos pobres ahora presentan economías estables e incluso fuertes. El porcentaje de personas en la extrema pobreza se ha redujo a menos de la mitad desde 1990.
Y en cuanto a África, cada día son más los países que desarrollan una economía sólida. Siete de las diez economías con mayor ritmo de crecimiento del último tiempo se encuentran precisamente en este continente.
"Desde 1960, la esperanza de vida de las mujeres del África subsahariana ha aumentado de 41 a 57 años a pesar de la epidemia del VIH. Sin dicha epidemia, la esperanza de vida sería de 61 años. El porcentaje de niños escolarizados se ha disparado desde 1970, pasando de poco más del 40 % a superar el 75 % . Hay menos personas que pasan hambre y más que gozan de una buena nutrición. Si comer lo suficiente, ir a la escuela y vivir más años son indicadores de un buen nivel de vida, entonces no cabe la menor duda de que las condiciones de vida en el continente están mejorando.< Estos hitos no marcan el final del camino, sino que constituyen los cimientos de un progreso aún mayor", aseguran en la carta.
Como conclusión, el informe asegura que "los países pobres no están condenados a seguir siendo pobres" y que los países que aún están buscando su camino no intentan algo sin precedentes, ya que "disponen de buenos modelos de los que aprender".
Tan convencido está Gates de esto, que hace la siguiente predicción: "Para el 2035, casi no quedará ningún país pobre en el mundo. Casi todos los países se situarán en la franja de los que ahora llamamos países de ingresos medianos bajos o incluso serán más ricos".
En este punto los Gates citan artículos de prensa en donde se cuentan anécdotas sobre cómo se desperdician recursos en algún programa de ayuda en el exterior. Pero según los creadores de la fundación, han podido ver presencialmente como las personas están viviendo más tiempo y con mejor salud, en parte por los servicios que les han podido dar gracias a la ayuda exterior.
"Me preocupa el mito de que la ayuda no sirve para nada. Les da a los dirigentes políticos una excusa para intentar recortarla, lo que haría que se salvaran menos vidas y que los países tardaran más en lograr la autosuficiencia", asegura Bill Gates.
El siguiente gráfico resume algunos de los impactantes resultados de la ayuda:
Fuente: Gates Foundation
Además, de mantenerse la tendencia, Gates estima que la mortalidad infantil en países de ingresos medianos y bajos se reducirá al nivel de Estados Unidos en 1980, para el año 2035.
Fuente: Gates Foundation
Incluso hay una mirada distorsionada de cuánto realmente donan los países. Muchos piensan que recortar la ayuda supondría un gran ahorro. Por ejemplo cuando en las encuestas se les pregunta a los estadounidenses qué porcentaje creen que se destina a la ayuda, la respuesta en promedio es 25%. Cuando se les pregunta cuánto debiera gastar el gobierno, dicen 10%. Pero la realidad es bastante distinta. Noruega es el país europeo más generoso del mundo y su porcentaje de ayuda es del 3% del PIB. En Estados Unidos no llega ni siquiera al 1%.
En ese caso también este porcentaje equivale a unos US$30 mil millones al año. De esos US$11 mil millones se invierten en salud: vacunas, mosquiteros, planificación familiar, fármacos y el resto (US$19 mil millones) se utilizan para la construcción de escuelas, carreteras y sistemas de riesgo.
"Que no se me malinterprete, sé que 11.000 millones de dólares al año no es poco dinero. Pero, para valorar las cosas en su justa medida, se trata de unos 30 dólares por estadounidense. Imagínense que en la declaración de impuestos se les preguntara: «¿Nos permite utilizar 30 dólares de los impuestos que de todas formas va a pagar, para proteger del sarampión a 120 niños?» ¿Marcarían la casilla del sí o del no?", se pregunta en su carta.
Es normal que a la gente le preocupe la posibilidad de que el planeta no pueda seguir sustentando a la humanidad, especialmente en la era del cambio climático, describe la carta. Pero en la práctica, esto no funciona como creemos. Según describe la fundación, los países con mayor mortandad, son también los países que experimentan los crecimientos demográficos más altos del mundo. Las mujeres de esos países tienden a dar a luz con mayor frecuencia. Existe entonces una estrecha correlación entre la mortalidad infantil y la tasa de natalidad.
Un ejemplo que describen es Tailandia. En 1960, la mortalidad infantil empezó a descender. Luego en 1970, el gobierno decidió invertir en un potente programa de planificación familiar y la tasa de natalidad comenzó a caer. En dos décadas, las mujeres tailandesas pasaron de tener una media de seis hijos a tan sólo dos. Hoy, la tasa de mortalidad infantil es casi tan baja como la de Estados Unidos y las mujeres tailandesas tienen una media de 1,6 hijos. Este modelo se cumple en todo el mundo.
Fuente: Gates Foundation
“Lo mejor para el planeta no es que dejemos morir a los más enfermos, sino que estos puedan mejorar sus vidas. Los seres humanos no somos máquinas. No nos reproducimos mecánicamente, sino que tomamos decisiones en función de las circunstancias que nos rodean. Cuando los niños están bien alimentados, vacunados y tratados contra enfermedades frecuentes como la diarrea, la malaria y la neumonía, el futuro se vuelve mucho más predecible. A raíz de ello, los padres empiezan a tomar decisiones basadas en la perspectiva razonable de que sus hijos vivirán”, explica el análisis.
Otros factores que influyen en la tasa de natalidad, son por ejemplo, la emancipación de la mujer y la edad en que éstas se casan. Ya que mientras más jóvenes esto sucede, más probabilidad tienen de tener hijos y abandonar el colegio.
"Si son de los que leen la prensa a diario, posiblemente tendrán la impresión de que el mundo va de mal en peor. En sí, centrarse en las malas noticias no es un problema… siempre que se pongan en contexto. A Melinda y a mí nos parece indignante que el año pasado murieran más de seis millones de niños, pero nos infunde ánimo que esta cifra sea la más baja conocida hasta la fecha. Y queremos asegurarnos de que siga disminuyendo."
"Todos podemos contribuir a forjar un mundo donde la pobreza extrema sea la excepción y no la norma, y donde todos los niños, independientemente de su lugar de nacimiento, tengan las mismas oportunidades de desplegar su máximo potencial. Para quienes creemos en el valor de todas las vidas humanas, no existe en el mundo un proyecto más fascinante que este".