Fabián asaltaba desde los 13 años y lo hacía porque necesitaba plata, porque le gustaba vestirse bien y de achorado. Una vida dura, con 6 hermanos y el abandono de su padre, lo llevó a asumir grandes tareas en su casa y por eso quiso arrancar. La soledad y distintas carencias hicieron que buscara refugio en la calle y empezó a cometer delitos. "Yo tenía una rabia retenida, era súper rebelde (…) No seguía las reglas de nadie". Así vivía antes de entrar a Reinventarse. Hoy reconoce el valor del trabajo, del esfuerzo para lograr metas y quiere ayudar a sus hermanos para que no caigan en lo mismo que él. "Aunque nadie creía en mí, igual logré salir adelante".
Cuando se trata de delincuencia, hay tres mitos sobre los jóvenes infractores de ley: no pueden tener un trabajo formal; solo saben robar y no es posible romper el círculo de la delincuencia. Sin embargo, una fundación ha demostrado la falsedad de estas premisas y parece haber dado con una fórmula de 5 ejes, para reinsertarlos.
Reinventarse ayuda a jóvenes que han cometido delitos, a volver al mundo laboral y ganarse la vida con su trabajo de forma honrada. Fue asistida en sus inicios por Proyecto B y nació al alero de la empresa Komatsu Cummins, de maquinarias para la minería. Hoy es una fundación independiente que cuenta con su apoyo y busca crecer para llevar su programa a la mayor cantidad de personas posible. ¿La diferencia con Proyecto B? Estos últimos ponen más énfasis en la colocación laboral y el seguimiento posterior, mientras que Reinventarse focaliza su intervención en la primera etapa de cambio, dos modos distintos de solucionar un mismo problema.
Se instalaron en el principio de la cadena de transformación, para desarrollar la formación integral del joven: educación formal, habilidades blandas, competencias técnicas, relaciones familiares, etc. Empezaron hace tres años, con un promedio de 10 jóvenes al año: hasta el momento son una boutique, sin embargo, su programa de intervención es totalmente escalable. Hablamos con su Director Ejecutivo, Christopher Lathrop, para que nos contara cómo han logrado cambiar radicalmente la vida de estos jóvenes.
Los jóvenes que participan del programa asisten de lunes a viernes desde las 8 de la mañana y hasta las 17:00 horas a las dependencias de Fundación Reinventarse, durante un año. Ahí tienen clases, talleres y actividades para ir aprendiendo diversas cosas y así construir una nueva forma de ver sus vidas: "Generamos un proceso de transformación y de cambio bien radical. Este es un modelo de trabajo que, a mi gusto, tiene todo lo que se te puede ocurrir para agarrar a un chico y transformar sus hábitos de vida informales, para llevarlo a ser un joven ciudadano integrado en hábitos de vida formales", comenta Christopher. Pero, ¿qué significa que sean informales?
Los jóvenes infractores de ley con que trabajan son menores de edad, "adolescentes, que están por fuera de cualquier sistema formal, económico, social... van por el lado, finalmente (…) Para ti y para mí lo formal es trabajar o emprender, para ellos lo normal es robar, es ser ladrón. Algo que finalmente apunta al mismo desafío de estabilidad económica que tienes tú o que tiene él. El mismo proposito, pero él ha adoptado un camino informal", nos explica Lathrop.
Lograr cambios en estos jóvenes que se han acostumbrado al delito no es pan comido. Por eso, para que el programa de verdad funcione, en Reinventarse pensaron en todas las aristas del problema. Trabajando 5 ejes han logrado revolucionar la vida que los jóvenes que han formado parte del proceso.
1. Educación:
Se trata de trabajar las principales competencias para el mundo laboral. Hay tres puntos en los que se enfocan. Una base mínima y necesaria es apoyarlos para que completen su enseñanza media, también realizan sesiones de desarrollo de habilidades blandas y, con apoyo de expertos, los capacitan técnicamente en mantención mecánica e industrial.
2. Trabajo:
¿Cómo insertarlos en el mundo laboral? Desde el primer día de intervención, aunque no estén trabajando, contratan a los jóvenes como aprendices en jornada laboral completa. La idea es que aprendan a trabajar desempeñándose en las instalaciones de Reinventarse"Aprender a trabajar se hace trabajando. La mejor experiencia para trabajar es trabajando y no sólo que un profesor te diga que es importante trabajar", recalca Lathrop.
Luego pasan a integrarse a una empresa para trabajar como practicantes y finalmente son contratados en los puestos donde demostraron mejor desempeño. La fundación acompaña este proceso cada semana a cada joven contratado, durante 1 año, hasta que egresan del programa de intervención.
3. Desarrollo personal:
Hay una habilitación psicosocial, realizada por psicólogos, tanto a nivel grupal como individual. Algunos llegan con problemas más complejos, nos cuenta Christopher y por eso necesitan terapia. Aquí es muy importante el trabajo de psicólogos y la implementación del taller de teatro: "El teatro es un excelente generador y potenciador de emociones, de lenguaje (…) La profesora me explicaba que el teatro es rigurosidad, es apertura mental, memoria, confianza, emociones. Finalmente son esas las cosas que nosotros instalamos en los jóvenes".
También promueven la apropiación de conductas positivas en ayuda de otros, los jóvenes preparan y presentan una obra en un jardín infantil, plantan árboles en plazas y colaboran con alguna obra de beneficencia, etc.: "Con estas actividades se generan devoluciones hacia la comunidad y desde la comunidad adoptan estas conductas positivas y socialmente respetadas".
4. Familia:
Es un factor fundamental en el desarrollo laboral del joven, porque son quienes dan el apoyo y validan este cambio de vida. ¿Cómo hacer que la familia reconozca este nuevo trabajo y lo valore, y también el joven?
"Cuando llega con un plasma, un LCD a la casa, la mamá no le dice: '¿De dónde lo sacaste?' Igual queda y finalmente sin decirle que era algo malo, porque igual le gusta recibir el regalo. O cuando llega con ropa nueva, la mamá no le anda diciendo: '¡Anda a devolver la ropa que te robaste!' Igual le resolvió un problema de vestimenta... Indirectamente valida la mala conducta (…) Ese asunto tiene que ver con invitar a la familia a valorizar ese nuevo trabajo del joven. Es distinto al anterior y es necesario que se valore como tal", comenta Christopher.
Para lograr los cambios trabajan tres aspectos. La comunicación y el buen trato familiar, donde hay talleres en los que asisten las familias y se hacen actividades en conjuntos. También a nivel individual se estimulan los factores que favorecen la no violencia intrafamiliar y la valoración del nuevo trabajo.
5. Extensión:
Tiene que ver con todo el bagaje cultural y deportivo, donde hacen salidas a lugares distintos y lejanos a los que los jóvenes comúnmente no pueden acceder, con el propósito de que los conozcan y lleguen contando a sus casas la experiencia. "Es tratar de generarles experiencias emocionales que sean lo más valiosas y recordable posibles (…) Y la única precaución que tomamos es alejarlos de todo panorama que tenga relación con el consumismo".
Lathrop agrega también que muchos de estos jóvenes ven en el robo una vía de escape para canalizar su adrenalina: "Tenemos jóvenes que nos dicen que lo pasan bien escapándose en medio de una persecución policial… un auto, una persecución, es un juego. Es un evento de alta emoción. Entonces, lo que tratamos es canalizar esa adrenalina para que no se acumule y logre evacuarse adecuadamente. Proponemos rafting, canopy, tirolesa, karting, etc. (…) Abordamos esta actividad en forma sana y deportiva con una doble lectura".
Es posible pasar desde un trabajo informal como es el robo hasta un trabajo formal dependiente y productivo. Todo está en que se ponga a disposición de los jóvenes "un soporte laboral, educativo y social sustentable, un enfoque de intervención sistémico (educación, trabajo, resiliencia, familia y extensión) en torno a las causas que explican la problemática", destaca Lathrop.
Un adolescente que es capaz abrir en unos pocos segundos un cajero automático, soldando en posición vertical y bajo presión, es en realidad un experto en soldaduras. Otro que roba un auto y rápidamente lo reduce a cientos de piezas para que sean vendidas, es un experto armando o desarmando un equipo. Otro que maneja a mucha velocidad y con toda precisión por las calles escapando de los carabineros, podría llegar a ser un muy buen conductor.
"Nuestro programa invierte recursos materiales, económicos y humanos en el desarrollo de capacidades y potencialidades personales que nos permitan descubrir los talentos en cada joven. Nuestro éxito pasa por ponerlos a disposición de la comunidad empresarial para aportar y agregar valor en sus empresas".
El problema de la delincuencia en los jóvenes es bastante complicado, porque tiene muchos factores que influyen. Pero todo es trabajable.
"Gran parte de los jóvenes infractores se involucra en la delincuencia dada su condición de pobreza y vulnerabilidad, de manera que la desviación y las conductas antisociales están vinculadas con la desesperanza aprendida por parte de los jóvenes y por una situación de insatisfacción de necesidades básicas.
Pero el programa Reinventarse ha demostrado que sí es posible transformar a un joven infractor en un trabajador productivo, y que cuando le entregamos una oportunidad de trabajo estable y buenas condiciones laborales, este genera la estabilidad económica para superar su condición de pobreza, genera un nuevo proyecto de vida y erradica por completo la posibilidad de reincidir o volver a la delincuencia, nos explica Christopher.
Cada joven significa para Reinventarse una inversión cercana a los 10 millones de pesos al año, lo que podría parecer demasiado, considerando que en cualquier programa público hoy de inserción laboral, la cifra no supera los 2 a 3 millones. Pero para Christopher no es caro: "Encuentro que es un programa que invierte lo justo, lo necesario para agarrar a un chico y generar un proceso de transformación".
Un joven en la cárcel le cuesta entre 500 y 550 mil pesos al mes al Estado. El programa Reinventarse son 750 mil al mes. Es un porcentaje considerablemente más alto, pero no si lo ponemos en perspectiva: la cárcel podría considerarse como dinero perdido, ya que las posibilidades de reincidencia son altas y muchas veces son una escuela de técnicas para delinquir, lo que implica además gastos en persecución del delito y procesamiento judicial, sin contar el impacto social que tiene un delincuente reincidente. Mientras que un programa de reinserción laboral como este, tiene un impacto mucho más positivo para la sociedad y la economía, incluso a mediano plazo. ¿Qué conviene entonces?
Sabemos que no es fácil generar esa inversión por parte del Estado, pero sí tenemos aquí otro ejemplo de la efectividad que tiene trabajar por darle una oportunidad a jóvenes que por distintas razones han caído en la delincuencia. Proyecto B es un ejemplo, porque su programa fue considerado recientemente para convertirse en política pública y Reinventarse es otra excelente iniciativa, que ahora que es una fundación independiente, está lista para escalar y poder extender su apoyo a más jóvenes.