Partimos con lo contingente y con la futura ganadora del Oscar a Mejor Película de Animación 2017, y no es que sea Pedro Engel y vea el futuro, es que simplemente ASÍ será, lo firmo. Pues las aventuras del pequeño Miguel, su perro Dante y el cadavérico Héctor están en la cúspide del año y debe ser sin duda, la cinta que mejor refleja el sentir cuando un ser querido se va a apagando o se nos va. Y ojo que a pesar de ser una historia que transcurre en el mundo y Día de los Muertos, su mensaje central no es la muerte como tal, es lo posterior, el “no olvidar”, el remembrar a ese familiar que partió.
Preciosa en todos sus puntos, con un sello latinoamericano y especialmente mexicano en cada perfecta capa que la arma, teniendo a la música popular como pilar y pulso. De personajes queribles, giros de telenovela y una alegre-nostalgia que crece mientras avanza. Lo mejor de Disney-Pixar (que no es lo mismo que Pixar en solo) desde que se lanzó en estas lides digitales con Enredados el 2010. La he visto ya tres veces, y en cada ocasión son más las lágrimas. Maravillosa.
Los estudios Laika (Boxtrolls, Coraline), que tienen el romanticismo de seguir desarrollando sus obras en la mítica técnica de la plasticina en stop motion, pucha que saben llegar al cocoro (corazón). Esta vez teniendo como escenario la tradición nipona y una verdadera fábula sobre la memoria y los antepasados.
Contando el devenir de Kubo, un chico trovador que narra cuentos de samuráis, brujas y dragonas, pero que esconde un linaje divino y maléfico el cual debe afrontar junto a la compañía de su enferma madre, una simio albina y un escarabajo espadachín. Acá la tecla va por el perdonar y quedar en paz con ese alguien fallecido que quizás no fue quién esperábamos, junto con realzar la ferviente creencia de que este mundo y el más allá, están conectados, por los afectos y la fe.
Otra basada en la mitología del Día de los Muertos de México, y que al igual que Coco plantea la idea de la vocación versus la labor familiar, específicamente con el dilema de Manolo (Diego Luna), cuya pasión es la música pero su sino es convertirse en otro torero más de su clan; además de disputar el amor de María (Zoe Zaldana) con su mejor amigo y soldado, Joaquín (Channing Tatum).
Su motor y rollo va por proyectar el otro mundo repleto de color, costumbres y sabor; cuyo foco es saber si nosotros escribimos nuestro destino, o que todo es un juego ya definido entre Catrina, la diosa de la muerte, o el rey de la Tierra de los Recordados, Xibalba. Un culebrón y triángulo amoroso entretenido, emotivo y con el gran Gustavo Santoalla en la musicalización.
Paranorman (2012)
Una vez más con los estudios Laika detrás dando clase de cine familiar con contenido. Norman tiene el don de hablar con los muertos, como con su querida abuela (ojalá tener ese poder, ¿no?) y otros fantasmales residentes de su pueblo. Obviamente nadie le cree y sufre bullying y burlas. Hasta que una milenaria maldición regresa a esta pequeña localidad y todos recurren al “raro” de Norman.
Repleta de guiños al cine de terror y gore, tanto, que su cuento va por descubrir el gran misterio que hace que estos fantasmas no estén en paz. La peli perfecta para quitar los temores y miedos a seres que penan, posesiones o dormir con la luz apagada. Y dato: tiene al primer personaje que se declara abiertamente gay en una cinta de animación familiar. Así de progre y bacán.
Los niños que buscan las voces perdidas de lo profundo (2011)
De nombre largo, pero inolvidable. Representando al animé y el cine asiático, pues si bien Miyazaki y otros realizadores sustentan sus universos visuales y creativos en mundos sobrenaturales, pocas son las películas que indagan en la otra vida, y este film dirigido Makoto Shinkai es de los elegidos. Aparte de ser por lo demás, la más intensa, madura y potente del listado.
La joven Asuna escucha inusuales melodías en una extraña radio de cristal que le regaló su difunto padre, ella vive tranquila en un pueblo de las montañas, pero de pronto un monstruo la ataca y es salvada por un misterioso muchacho, Sun, que al parecer pertenece a otros tiempos. La asimilación del dolor, la aceptación de la muerte de parte de los muertos, el dejar ir y la conexión eterna son los puntos que tiene esta introspectiva experiencia animada.
No encontramos tráiler en español, solo la película completa en YouTube.
¿Cómo sacar el llanto del espectador con tan sólo los primeros quince minutos de una película? Quién más que Pixar para darte la respuesta, enrostrártela y zamarrearte una y otra vez cuando la vuelves a dar PLAY.
Porque la odisea aéreo-selvática del viudo y octogenario señor Carl Fredricksen con su regordete amigo boyscout es en realidad una apología al renacer, a no morir con la muerte de un otro u otra que amábamos, a avanzar y continuar. Sin importar la edad y el tiempo que nos quede. Ya que no son los objetos, como una foto o una casa con globos, lo que hacen seguir presente a los ausentes, sino el intentar volver a sentirse vivo, esta vez pensando en Ellie y su felicidad.
El cadáver de la novia (2005)
Tim Burton debe ser por lejos el artista que más admira el otro lado del túnel más que éste, con toda una filmografía gótica construida y nutrida de almas en pena y oscuridad.
Juega con la bella oscuridad y rareza de sus personajes; y El cadáver de la novia luce como la más familiar y honesta en su misión: dar vida a la muerte. Es cosa de analizar la Tierra de los Muertos donde cae el desafortunado Victor Van Dort (Johnny Depp, obvio) que goza estar repleta de colores, tonos en neón, jazz y fulgor. A diferencia de la lúgubre realidad victoriana en que transcurre esta novela de matrimonios zombies y líos familiares.
Si Disney con Bambi dejó llorando a las generaciones del ‘40 y ‘50 con la muerte de la mamá venado, décadas después repitió la fórmula en los 90 y 2000´s con la legendaria caída de Mufasa en manos de su malvado hermano.
Hamlet en versión animada y animalada, pero llena de corazón, viveza y humor. Y no por nada debe ser la película más importante del género en este tiempo. Nuestros antepasados están en las estrellas y constelaciones, siempre velando por nosotros, así lo comprendió Simba, Timón y Pumba. Y aún se nos aprieta el pecho.
Todos los perritos se van al Cielo (1989)
Para muchos las mascotas no son mascotas, son familiares. Por eso esta joyita de la animación 2D dio en el clavo con el triste escenario de perder a algún peludo de la casa. Está ahí, todo, en su título. El bribón y pastor alemán Charlie quiere otra oportunidad antes de entrar a las puertas de San Perro, una que parte con aires de venganza, pero cambia al conocer a la huérfana María y reencontrarse con el leal y salchicha compadre Itchi.
Dirigida y animada por Don Bluth, genio y gran competencia de Disney en los ochentas (Un cuento Americano, Pie pequeño en busca del valle Encantado, Anastasia). El VHS en su máxima expresión.
El primer film animado que me sacó sollozos, pero de adentro; quedando para siempre en mi retina. Ejecutando la increíble ecuación de tener dinosaurios pequeños como protagonistas y héroes, y con un Piecito repleto de ternura, valor y alma al afrontar el sacrificio de su sabia mamá cuello largo. Evocando un espíritu que sigue latente en las nubes antes que el mismísimo Mufasa lo hiciera; y con su hoja estrella como amuleto y brújula en este camino.
Nuevamente Don Bluth en dirección, nuevamente la idea de que los fallecidos están entre nosotros, guiándonos en nuestro presente y futuro, o en este caso, hacia un valle o contra un Tiranosaurio. Para verla y re-verla.